Como siempre, busco la manera que resulte fácil su
elaboración, porque hay gente que pone las recetas para que no las entienda
nadie.
Lo primero, sacar la manteca a temperatura ambiente al menos dos horas antes.
En primer lugar necesitamos dos kilos de harina, si se prefiere la mitad, tener en cuenta las medidas. La harina la meteremos, tal cual, en el horno, a una temperatura de 180º. La tendremos aproximadamente dos horas, por
arriba y por abajo, pero ojo, cada 15 minutos moveremos la harina para que no
se queme y se tueste por todos lados. Cuando ya esté tostada, color canela
claro, la sacamos y dejamos enfriar.
Cogemos un kilo de azúcar glas, lo ideal, molerla en el molinillo,
ahorraremos cuatro quintas partes del precio de mercado.
Mezclamos la harina con el azúcar glas con la manteca, previamente dejada unas horas a temperatura ambiente.
Después la vamos extendiendo la masa sobre la mesa o
banco y les añadimos sésamo o jengibre, y con un vaso, o mejor moldes de plástico
de metálicos, vamos haciendo los mantecados, que colocamos sobre las bandejas,
a las que previamente habremos puesto papel de horno.
Ahora viene el quitz de la cuestión:
¿Cuánto tiempo los tenemos en el horno?
Eso va a gustos, hay que tener en cuenta que la harina está
ya tostada, en principio con menos de quince minutos sería suficiente, pero a
algunos nos gusta más tostados y depende de la temperatura del horno. Tanto los más tostados, como los más blancos, igual de ricos, a gusto del consumidor.
LO MÁS IMPORTANTE:
Una vez sacados del horno, no quitar del papel del horno, o
de la bandeja, hasta que estén completamente fríos, de lo contrario se nos desmenuzaran
en nuestras manos.
Y a disfrutar( teniendo en cuenta que es híper calórico,
pero son fiestas).
Ingredientes
2 kilos de harina
1 kilo de manteca de cerdo
1 kilo de azúcar glas
Una cucharadita de clavo
Sésamo o jengibre para espolvorear
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