11 de septiembre, día de muchas efemérides, las más conocidas nos hablan de grandes tragedias, como la entrada de las tropas de un rey vil en Barcelona en 1714, inaugurando una dinastía digna del primero de los borbones, en su mayoría puteros y ladrones. El criminal golpe de Estado, en 1973, de los generales traidores a la patria chilena, porque todos los golpes de Estado, son traiciones a la Patria. Los no menos criminales atentados del 2001, donde fueron asesinados miles de inocentes, víctimas del fanatismo religioso...
Hoy, 11 de septiembre, quiero presentaros uno de los lugares
icónicos de mis novelas, la plaza de Pinarejo, mi pueblo. Aparece en
«Magdalenas sin azúcar» como plaza de Juncos, en «Águeda y el secreto de su
mano zurda» y en «Los manuscritos de Teresa Panza», como lo que es, la plaza de
Pinarejo, que nunca tuvo nombre, al contrario que la segunda plaza en importancia
del pueblo: «La Carrera», pero esa nunca fue mi plaza, ni se veía desde la
ventana de mi casa.
Pinarejo, el 11 de septiembre, desde antiguo, se celebran,
cada vez con menos gentes y más tristes, las fiestas de verano. Las de invierno
son el 5 de febrero. En Pinarejo tenemos dos fiestas, la de invierno en verano,
siempre fuimos migrantes que regresaban después de la siega, la vendimia o la
aceituna. Febrero pillaba al final de la
temporada de la aceituna en Andalucía, así que se pasaron al 11 de septiembre,
justo antes de comenzar la vendimia.
Es la plaza que aparece siempre en mis novelas, tanto en «Magdalenas
sin azúcar», «Los manuscritos de Teresa Panza», también en «Águeda y el secreto
de su mano zurda», a la fotografía, además de la mitad de la plaza, le falta la
fuente, que era fea, pero daba agua dulce como las almendras, ahora es bonita,
pero es decorativa.
La plaza de Pinarejo, la conocimos rebosante de gente, aunque
en esta fotografía solo se ven dos personas y una tercera en la calle
Tercia. Es una plaza muy grande para el
tamaño del pueblo, o villa, ahora 203, que bien podrían caber en un rincón de
la misma, cuando yo nací 1600, y antes de la guerra, más todavía. Pero bueno,
hoy en las fiestas de verano de Pinarejo, quiero presentaros la plaza que yo
conocí:
Esta era la plaza de Pinarejo que conocimos. Plaza que nunca
tuvo nombre, por suerte. Plaza embarrada los días de lluvia y de polvisca los
días secos., con piedras secas y charcos. Sin ningún tipo de alcantarillado,
con pocas y malas aceras, en las que nos sentábamos los chiquillos a comer
pipas.
Resulta extraño que uno de los dos bares, el único que se ve
en la fotografía, esté cerrado, tal vez no tanto, los bares, o las tabernas,
como decía mi madre, se llenaban solo de hombres, ya se librarían las mujeres
de pisar un bar, y llegó a haber seis a un tiempo. Y, cuando los hombres estaban
en el campo, ¿para qué tener el bar abierto.
Llama la atención que el ayuntamiento esté abierto, lo cual
deja claro de que era un día laborable. Diría que, de otoño o primavera, ¿cómo
saberlo, ni una mala mata da testimonio, ni siquiera al lado del pozo. Ese pozo
que tantas conversaciones, risas y hasta lloros escuchó, y tal vez por ello era
salobre su agua.
Tan solo se ven tres personas, hombres en todos los casos, los
tres llevan gorra campesina, como la que llevaba mi padre. Los tres tienen la
espalda encorvada, señal de que han cavado muchas olivas, segado, vendimiado y
plantado ajos. No son jóvenes. Y no cabe duda de que era un día de otoño o
primavera, porque aparte de ellos, la plaza está vacía, la gente está en el
campo y los chiquillos en la escuela. La hora, por tanto, se podría situar
entre las 9 de la mañana y la 1 del mediodía.
Tal vez entre las tres y las cinco, ni antes, ni después. Desde luego no
es verano, llevan la chaqueta, pero tampoco es invierno, el que sube por la
calle Tercia, a la altura de la casa de Julián "el Rojo de
Mandoblas", lleva la chaqueta abierta, por tanto, diría que bien podría
ser o finales de mayo o finales de septiembre.
De las casas que veo me
quedó con la de mi tía la hermana Eleuteria Martínez Vieco, hermana de mi
padre. La de los Picantes, gente muy trabajadora y la de los Loritos, recuerdo
a mis primos Miguel Ángel, Emilio y Julia. éramos primos segundos, pero en
aquellos tiempos las familias eran muy largas y mi madre con sus primas Julia,
Carlota y Puri, la única que nos acompaña todavía, tenía relación de hermanas.
Foto original, salvo el añadido de más de la mitad del pozo hacía la derecha. |
La casa que desentona, haciendo daño a la vista, es la de
Adelaido, sin embargo, su tienda me trae buenos recuerdos y muchas historias,
algunas muy cómicas.
Para terminar, decir que el autor de la fotografía fue uno de
esos miles de maestros represaliados, al que no le permitieron ejercer su
magisterio, para desgracia de muchos campesinos pobres, no solo Pinarejo, sino
de toda España.
Cualquier tiempo pasado fue anterior, no mejor. Después de la publicación podréis ver distintas fotos de la plaza actual, de m
omento dos.
Salud a todos os desea este pinarejero de
sangre espesa, porque por mis venas corre esa tierra que besaba nuestros labios
los días de aire.
Paco Arenas
P.D. Si os interesan mis libros, no dudéis en contactar conmigo a través de correo electrónico:
fmlarenas@hotmail.com
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