Aurora y Ginés son dos niños que viven en un pueblecito
español de la posguerra. Ninguno de los dos va a la escuela, lo que les permite
vivir una infancia en libertad más allá de sus respectivos problemas
familiares. Su vida cambiará con la llegada de una joven maestra, que busca el
anonimato de la vida rural, y la irrupción de un circo ambulante en la rutina
de sus días. Las intrigas del hijo falangista del alcalde traerán la desgracia
al padre de Aurora, un viudo republicano que intenta seguir adelante tras la
derrota cuidando de su hija y de su cuñado inválido.
La abuela de Ginés, el tío de Aurora, el funambulista del
circo Odeón, o el maqui que sobrevive a duras penas en el monte, son otros de
los personajes que conforman esta novela coral sobre la infancia y los sueños,
sobre las derrotas impuestas y los pequeños triunfos que todos llevamos dentro.
Autora: María Dolores García Pastor
Ilustrador: Kike Alapont
Género: Narrativa
Páginas: 252
ISBN: 978-84-948061-5-
Reseña
Llegó la novela a mí por pura casualidad el lunes 30 de abril,
cuatro días después estaba como ponente de la novela al lado de su autora. Me
la leí deprisa, sin tener la sensación de agobio por el tiempo, al contrario,
me deleitaba en muchos pasajes de la novela, la meditaba, la valoraba y tomaba
notas.
Desde el principio me
enamoré de dos personajes muy especiales, una niña, Aurora, muy despierta, y que,
sin embargo, por ciertas razones no iba a la escuela. Como tampoco iba Ginés,
el domador de lagartijas, un niño muy especial, tratado de manera magistral por
la autora. Ambos llevan la novela, prácticamente, solos hasta la mitad. Hay más
personajes en esa primera mitad, pero eclipsados por la fuerza de ambos,
incluido Cosme, el padre de Aurora. Estos dos personajes dan a la novela un
halo de ternura y emoción por partes iguales. Llenan tanto el espacio, que nos podríamos
recrear en la acción de la novela tan solo con ellos sin notar la ausencia del
resto.
En la segunda parte de la novela, el resto de personajes
comienzan a tomar protagonismo, sin que Ginés y Aurora lo pierdan. Aumenta la
trama con la llegada de Lilith, una joven maestra, desarrollando la acción
considerablemente con la llegada del circo a esa pequeña localidad del interior
valenciano. Es entonces cuando a la ternura se le añade la intriga y las confabulaciones
de los personajes siniestros que aparecen desdibujados en la primera parte,
para adquirir un protagonismo acorde con la época en que transcurre la
novela. Cuando la soberbia, la sumisión,
pero también la bondad y la rebeldía se muestran con más énfasis.
No siempre se consigue tratar temas dramáticos con la ternura
que lo hace la autora, sin caer en los recurrentes clichés y vicios ante
determinadas temáticas. Los dos personajes principales son
realmente innovadores en el tratamiento que lleva a cabo María Dolores García
Pastor, provocando la empatía con ellos de manera plena, consiguiendo lo más
importante, provocar emociones y sentimientos al lector.
Enhorabuena a la autora.
En la presentación de la novela El domador de lagartijas, estuvo presente María Nieves Michavila Gómez, flamante ganadora del Premio Hispania de novela con su novela Alfonso XII y la corona maldita. |
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