Reseña de «Águeda y el secreto de su mano zurda», escrita por José Manuel Parreño Collado (filólogo)
Son muchos los motivos para alabar la obra de mi amigo Paco
Arenas titulada «Águeda y el secreto de su mano zurda».
Son muchos los motivos por los que quien suscribe la presente,
filólogo de vocación, recomienda esta obra. Intentaré resumirlos lo más posible
para no aburrir al personal, dada la pesadez que lleva implícita mi profesión.
En primer lugar, el conocimiento geográfico de nuestro querido
amigo y su manera de exponerlo es una delicia. Para quienes tenemos orígenes
conquenses, nos calma la morriña y nos hace sentir allá sin necesidad de un
viaje físico. Para quienes no conocen presencialmente la Mancha conquense, la
verán como si allí estuvieran al leer estas páginas.
En segundo lugar, el dominio del lenguaje manchego y de la
época cervantina. Eso denota un bagaje cultural inmenso y un amor por Cervantes
que no tiene parangón. Quizás solo podría comparar mi sensación al respecto con
aquella ocasión en que, en un tren entre Barcelona y Gerona, escuché a un
matrimonio uruguayo hablando en ladino o judeoespañol.
En tercer lugar, el dominio de los ritmos narrativos es
increíble. Los relatos entrelazados demuestran una técnica genial. Julia
Kristeva, teórica de la literatura, habla del concepto de «intertextualidad» como «relación de reciprocidad y dependencia
entre diferentes textos/autores, de modo que varios textos sirven de base para
uno nuevo y así sucesivamente». Ese juego entre diferentes textos, propios
del autor y de otros escritores, hacen de la obra, en mi opinión, algo muy
digno de estudiarse a alto nivel.
En último lugar, acudiré al tópico que engloba todo lo
anterior. No me gusta usar estas expresiones que son tan habituales: la obra me
sumerge en la época, en el mundo geográfico manchego. Pero es que es, como buen
tópico, la realidad. Igual que mantenemos varios ritmos o relatos a la vez,
leemos y pensamos que estamos en pleno siglo XVII, que somos parte de esas aventuras.
Por eso no he podido remediar ilustrar la fotografía con dos pedacitos de metal
de esa época.
Debo recomendar y recomiendo, cual Suárez, esta magnífica obra
a toda aquella persona que aprecie la buena literatura, el humor, el amor, el
buen yantar manchego, las pinceladas geográficas magistrales, la lengua
castellana de verdad de la buena.
José Manuel Parreño Collado
No hay comentarios:
Publicar un comentario