Toledo sin duda es una de las ciudades
más bellas de Castilla. Todas y cada una de las calles de la ciudad emana
historia a borbotones de tres culturas y más. Su inmenso. Al caminar por sus
estrechas calles, patrimonio cultural es de los mayores, no solo de Castilla,
sino de España y del mundo; aunque no todo es estrecho en Toledo, la plaza de Zocodover,
que también fue estrecha, muy estrecha para ser plaza, tanto que los Reyes Catolicos
pensaron en ensancharla tanto que llegase al Alcázar, no se llegó a hacer. Fue
en tiempos de Felipe II de la mano de Juan de Herrera, cuando se ensanchó de
verdad, cambiando su utilidad tiempos de los árabes, que le dieron nombre, fue
“mercado
de bestias de carga”, después mercado y el centro neurálgico de la
ciudad. Con la reforma llevada a cabo
por orden de Felipe II, la dedicaron a un macabro espectáculo, en tiempos de la
Inquisición en nombre de Dios asesinaron fueron muchísimas las personas que asesinaron
los famosos Autos de Fe.
No obstante, no es de eso de
lo que pretendo hablar, ni lo que se me ha ocurrido al encontrar una serie de
fotografías que realice hace unos años en una visita a la ciudad de Los
comuneros de Castilla, de Juan Padilla y de María Pacheco (como castellano que soy,
me niego llamarla “Ciudad Imperial”).
En ese viaje, lo primero que hicimos, a pesar de conocer la ciudad, fue ir a la
Oficina de Turismo. Me informaron sobre don Quijote, El Greco, El Alcázar, y
multitud de cosas más, demostrando su gran cultura sobre las cosas y lugares para ver y disfrutar de tan hermosa ciudad, nos hablaron de gastronomía, de costumbres, de exposiciones de todo tipo, del Alcázar y de la casa del Greco, que es falsa..., de todo, menos de lo que a mi me interesaba, en ningún momento la amable azafata había mencionado al Lazarillo, el mayor monumento literario dedicado, principalmente, a la ciudad de Toledo, en otros lugares como Torrijos, Maqueda o almorox no ocurre lo mismo. Entonces pregunté:
—¿Y el Lazarillo? ¿Hay alguna
visita guiada por las calles que supuestamente camino el Lazarillo?
Las dos jovencísimas azafatas, contrariadas ante mi inesperada pregunta, me miraron sin saber que responder, entonces miraron a su superiora, que
terminó de bordar mi cara de estupefacción:
—La película la rodaron hace
lo menos quince años, es muy vieja, todavía no iba ni a bachillerato…
—Sí, lo sé, incluso hubo otra
que la rodaron antes de yo nacer, en 1959 —repliqué con ironía, intentando no
reír, y haciendo mayores esfuerzos mi hijo.
No debieron captar mi tono, ni
que los estornudos de mi hijo eran fingidos. Pues la encargada se acercó.
—No, de eso no tenemos datos, de la 2001 sí, porque nos dieron libre un día para ir al rodaje, en Toledo
se ruedan muchas películas…
—No es a eso a lo que me
refiero, ni lo que me interesa. Me refiero al libro, al Lazarillo de Tormes. Les explico el motivo de mi
pregunta. Estoy adaptando El Lazarillo al castellano actual, entonces quería
empaparme en las calles de Toledo de su espíritu, por decirlo de algún modo. Incluso, ya puestos, recrear los lugares e imaginar sus andanzas por Toledo. Supongo que habrá, entre las muchas visitas guiadas que realizan, una dedicada
a la máxima figura literaria que tiene como ubicación principal Toledo… ¿no?
Las tres negaron con la cabeza. Miraron en el ordenador.
—En Maqueda y en Torrijos si hay algo, en Toledo, va a ser que no.
Nada hay que recuerde a Lázaro de Tormes en la ciudad. Así que comenzamos un recorrido por las calles de Toledo con dos figuras omnipresentes don Quijote y El Greco y; aunque hay una obra que se representa en Toledo de nombre "Don Quijote, el fantasma de Toledo", el realmente invisible, el fantasma inexistente en Toledo, es la obra cumbre de un anónimo autor, la que más fama ha dado a la ciudad de Toledo, el gran ausente es Lázaro de Tormes.
—En Maqueda y en Torrijos si hay algo, en Toledo, va a ser que no.
Nada hay que recuerde a Lázaro de Tormes en la ciudad. Así que comenzamos un recorrido por las calles de Toledo con dos figuras omnipresentes don Quijote y El Greco y; aunque hay una obra que se representa en Toledo de nombre "Don Quijote, el fantasma de Toledo", el realmente invisible, el fantasma inexistente en Toledo, es la obra cumbre de un anónimo autor, la que más fama ha dado a la ciudad de Toledo, el gran ausente es Lázaro de Tormes.
Me gustaría que cuando
volviese a Toledo, esa ruta ahora inexistente, poder visitar de manera guiada
las Cuatro Calles, la plaza de la Merced, la Iglesia de Santo Tome, la Iglesia
de San Salvador, La Bajada del Barco, o tal vez la Calle del Pozo Amargo,
cualquiera puede dar el pego, el palacio del conde de los Arcos, el mercado de La
Tripería…
Lázaro de Tormes vaga como alma en pena por la ciudad de Toledo,
Lázaro de Tormes vaga como alma en pena por la ciudad de Toledo,
Está claro que El lazarillo de
Tormes es una novela de ficción, que jamás podríamos trazar una ruta turística por
la ciudad de Toledo, curiosamente existen varias hasta llegar a Toledo; no
obstante, del mismo modo, que existe una falsa casa del Greco, bien podrían
hacer, con poco presupuesto, una ruta turística de El Lazarillo, incluso
teatralizada, lo cual daría, todavía más atractivo cultural a una de las más
bellas e interesantes ciudades de toda Castilla y del mundo. Resulta muy triste que el mayor monumento literario a la ciudad de Toledo, sea invisible para Toledo y sus visitantes.
Es una idea que
lanzo al consistorio, a la Junta de Comunidades, y ¿Por qué
no? Al Ministerio de “Cultura” del reino de España…Posiblemente, esté pidiendo
peras al olmo.
Lo más seguro es que ocurriese lo que en este fragmento de la Segunda parte de El Lazarillo de Tormes:
Lo más seguro es que ocurriese lo que en este fragmento de la Segunda parte de El Lazarillo de Tormes:
"Llegué a Toledo siendo de noche, alegre como unas
castañuelas en dirección a mi casa esperando dar gran sorpresa y alegría por mi
regreso, pero en ella no había nadie. Entonces me dirigí a casa del señor el
arcipreste, ya estaban durmiendo, y tantos golpes di que los desperté,
preguntándome quién era, y tras responder, mi mujer muy ásperamente me
respondió a grandes voces:
—
Andad con Dios borracho, quien quiera que seas. No son horas de burlarse de una pobre
viuda. Hace ya casi cuatro años que mi
mal logrado esposo se lo llevó Dios ahogado en la mar a vista de su amo y de
otros muchos que lo vieron. ¿A qué
vienes ahora a decir esas barbaridades?
Y regresó a la cama sin escucharme siquiera.
De nuevo volví a llamar y dar golpes a la puerta, en esta
ocasión fue mi señor el arcipreste quien se levantó enojado, y asomándose a la ventana también
comenzó a gritar:
—
¿Qué bellaquería es esta? Querría saber quién
sois para mañana daros el pago que merecéis por vuestra descortesía, que no son horas de
andar dando golpes con la aldaba a las puertas de las buenas gentes que están
reposando tranquilamente, armando alboroto y desvelando a todo Dios.
—
Señor —dije yo —no se altere vuestra merced, que si quiere
saber quién soy, también yo lo quiero decir: vuestro criado Lázaro de Tormes.
Apenas acabé de decirlo cuando siento pasar
cerca de mis orejas un guijarro lanzado con furia como si fuese lanzado por una honda, y
tras aquel, otro y otro, los cuales, chocaban contra los que en el suelo estaban, como la calle estaba empedrada, hacía saltar
fuego y ásperas chispas. Visto el
peligro, viendo que no se atenían a razones tiré la calle abajo y a buen paso me alejé...
Paco Arenas
++
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