Al
carajo te mando,
y no
es casual
ni
producto de un berrinche,
no
para que vuelvas y pidas perdón,
sino
como una despedida definitiva.
No, no
eres mi parásito soñado,
ni
siquiera la garrapata de mis pesadillas
en mis
noches de insomnio,
pero
te mando al carajo.
Al
carajo te mando,
cual
Rodrigo de Triana,
no
para que descubras América,
que no
estás tan preparado,
sino
para que te quedes en ella.
Te
mando al carajo
sin
alzar la voz,
ni
alterar el ánimo
Y si
no te lo canto,
no es
por miedo a los grillos,
sino
por cantar mal
y no
querer provocar tormenta…,
a
pesar de ello,
sí, te
mando al carajo.
©Paco
Arenas
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