Soledad
Palao, nunca defrauda
Decir, en
primer lugar, que no resulta fácil acercarse a un tema tan duro desde la distancia,
intentando que no te afecte emocionalmente, debes sumergirte entre sus páginas.
Hablar, escribir sobre la violencia de género
o machista, nunca es fácil, ni para quien escribe, ni para quien lo lee. Hace cinco
años, cuando publiqué Caricias rotas, estuve a punto de dejarlo en un cajón, me
dolía documentarme, me dolía repasar los diálogos, las secuencias. Finalmente
lo consideré necesario, deseando fervientemente, que más pronto que tarde, nunca fuese
necesario escribir sobre la violencia machista en ninguna novela, como algo del
presente cotidiano. Por desgracia no es así, el número de mujeres asesinadas
sigue sumando nuevas víctimas.
Con «¿Quién
te quiere más que yo?» Soledad remueve
conciencias, sin paños calientes, colocando el dedo en la herida, sin que te
deje escapar de la situación, a no ser que seas una piedra insensible. En no
pocas ocasiones siente las lágrimas en tus ojos, la rabia y hasta la
desesperación, y quisieras rescatar a Elena de su prisión.
Los personajes
surgen de una manera sorprendentemente natural, juega con ellos a su antojo,
haciendo participe al lector de la trama, narrándote la historia como si te
hablase de alguien que conoces de toda la vida, y a pesar de ello, sin dejar de
sorprenderte en cada página. Toda la acción tiene un sentido y nada es casual, se
vive no como un espectador, sino como protagonista, no siempre secundario.
Por
desgracia, «¿Quién te quiere más que yo?», es la historia de lo que sucede con
diversos matices entre las cuatro pareces de una casa cualquiera, en cualquier
ciudad de España o del mundo. Es la historia de cualquier mujer que podamos
imaginar.
Es el libro
que deberían leer todos los hombres, y por supuesto todas las mujeres, porque
tal y conforme dice Soledad:
«La violencia de género destroza, subyaga, aniquila, destruye, corroe y lapida todos los sentimientos del ser humano.
Paco Arenas
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