domingo, 21 de febrero de 2021

Togas pirómanas

 


 

A buen viento está la parva,

por mucho que apriete el solano

calentando los bemoles,

 que tiene huevos la cosa,

que después yantar;

aunque el polvo vaya a los ojos,

en la era es preciso ablentar

para separar la paja del grano.

 

Aunque el cencerro suene,

no es música,

 por mucho ruido que haga,

que el burro rebuzna y no canta,

y es preciso cautelas

 a la hora de llamar a alguien poeta,

por versificar sin mucha gracia

 cagarruta con mierda.

 

Cualquier trapo rancio,

puede ser una bandera,

aunque sea tela

 de mandiles grasientos.

Con tener color, basta,

que ya llegaran las porras y las togas,

a sacudir la parva y la lana,

sin preguntar por el ojo,

perdido por un disparo

de una pelota de goma.

 

Achacoso ando,

con pocas certezas

y la próstata hinchada,




haciéndome pajas mentales,

que de las otras no puedo,

sobre la libertad de expresión

en tierras de coronas y torquemadas,

con malos versos

en defensa de un majadero.

 

En estas tierras de Torquemada,

no se puede criticar ni al ladrón,

ni mucho menos al pregonero,

que tiene prensa y televisión,

y a quien cuestiona la cleptocracia

 rápido los jueces llegan a la zaga,

para meter entre rejas al poeta,

y encubrir con esmero

la falta al sinvergüenza,

si es de su cuerda o de la realeza.

 

Y a poco que cavile,

quien el cogote tiene pelado

y canas en la cabeza,

me pregunto,

si no habrán sido los jueces,

quienes han prendido la mecha,

echando gasolina la prensa,

para apretar más la mordaza

y no se hable de las corruptelas de la realeza.

 

©Paco Arenas

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