José Melero (derecha) con un amigo...¿En Socuéllamos? |
José Melero, fue el primer marido de mi hermana Felipa,
murió mientras recogía mies después de la siega en Socuéllamos, el único
recuerdo que tengo de su persona tiene que ver con su última cena en Pinarejo,
antes de irse a segar a La Mancha, que era como llamábamos las gentes de Pinarejo entonces a la provincia de Ciudad
Real, a pesar de ser también manchegos.
Debió ser al principio del verano, posiblemente se trate de mi recuerdo más
antiguo de todos los que guarda mi antojadiza memoria. En múltiples ocasiones se me ha dicho que
era imposible que recordase ciertos sucesos o lugares de mi etapa inicial de la
infancia como la fragua de “Martín en Herrero”, o del “bombo”, ”suspirón” o
chimenea de la cueva de Manolo ”El Colgajo”, primer y único alcalde comunista
de Pinarejo durante dos legislaturas.
- Es
imposible que te acuerdes de esas cosas, eras muy pequeño.
Me han discutido una y otra vez, como poco tenía cuatro
años, cuando desapareció la fragua de Martin y cinco cuando se derribó “El
bombo” de la Divina Pastora; sin embargo
el recuerdo de la noche en que se marchó José Melero a segar a Socuéllamos, nunca
la han puesto en duda, y eso que fue mucho antes, a lo sumo tenía tres años y
medio. Posiblemente porque lo he referido muchas veces y había muchos testigos
de que sucedió así, esa noche se quedó grabada en mi mente infantil, para
siempre.
Aquella noche cenamos mucha gente en mi casa, recuerdo que
se mató un pollo del corral, que posiblemente se comería con pisto, algo que
sucedía rara vez, matar o comer pollo, en aquellos tiempos del tardofranquismo
solo ocurría cuando se producía una celebración. Todos los mayores estaban comiendo alrededor
de la sartén puesta sobre las trébedes, hablaban reían. Mi madre me había
puesto un plato aparte intentando que cenase algo, debo decir que aquel Paco
era asquerosamente un martirio para mi madre a la hora de comer. Cuando logro
la hazaña de que terminase la cena, me llevaron a la cama y ellos siguieron un
buen rato. Posiblemente las voces de la tertulia no me dejaron dormir y salí de
nuevo para estar con todos, mi madre fue a llevarme de nuevo a la cama y
entonces me cogió José Melero y me sentó en sus piernas, mi hermana tenía a su
hija Luisa, de dos meses, en brazos.
- Es ya un
mocetón, Vicenta deje usted aquí al chiquillo hasta que nos vayamos, tampoco
vamos a estar tanto,- Algo así dijo.
Recuerdo que de inmediato estaba correteando por allí, luego me llamaron, alguien me dijo que le diese dos besos a José, creo que mi padre, se los
di y me cogió en brazos sacándome hasta la calle, se marcharon José y mi
hermana, con mi sobrina en brazos, quienes nos quedamos no sabíamos que nunca
más lo volveríamos a ver vivo. Tenía fama de ser muy buen trabajador, alegre y bien parecido.
Un cable de alta tensión se enredó con la mies y acabo con
su joven vida, dejando una joven viuda y una cría de menos de dos meses. De
cómo nos enteramos de la noticia, tengo una nube en mi mente, lo cierto es que
aquella última cena de José Melero en mi casa no la he olvidado nunca.
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