jueves, 5 de septiembre de 2013

La última cena en Pinarejo de José Melero



José Melero (derecha) con un amigo...¿En Socuéllamos?
José Melero, fue el primer marido de mi hermana Felipa, murió mientras recogía mies después de la siega en Socuéllamos, el único recuerdo que tengo de su persona tiene que ver con su última cena en Pinarejo, antes de irse a segar a La Mancha, que era como llamábamos las gentes de Pinarejo entonces a la provincia de Ciudad Real, a pesar de ser también manchegos.


Debió ser al principio del verano,  posiblemente se trate de mi recuerdo más antiguo de todos los que guarda mi antojadiza memoria.   En múltiples ocasiones se me ha dicho que era imposible que recordase ciertos sucesos o lugares de mi etapa inicial de la infancia como la fragua de “Martín en Herrero”, o del “bombo”, ”suspirón” o chimenea de la cueva de Manolo ”El Colgajo”, primer y único alcalde comunista de Pinarejo durante dos legislaturas.
-              Es imposible que te acuerdes de esas cosas, eras muy pequeño.

Me han discutido una y otra vez, como poco tenía cuatro años, cuando desapareció la fragua de Martin y cinco cuando se derribó “El bombo” de la Divina Pastora;  sin embargo el recuerdo de la noche en que se marchó José Melero a segar a Socuéllamos, nunca la han puesto en duda, y eso que fue mucho antes, a lo sumo tenía tres años y medio. Posiblemente porque lo he referido muchas veces y había muchos testigos de que sucedió así, esa noche se quedó grabada en mi mente infantil, para siempre.


Aquella noche cenamos mucha gente en mi casa, recuerdo que se mató un pollo del corral, que posiblemente se comería con pisto, algo que sucedía rara vez, matar o comer pollo, en aquellos tiempos del tardofranquismo solo ocurría cuando se producía una celebración.  Todos los mayores estaban comiendo alrededor de la sartén puesta sobre las trébedes, hablaban reían. Mi madre me había puesto un plato aparte intentando que cenase algo, debo decir que aquel Paco era asquerosamente un martirio para mi madre a la hora de comer. Cuando logro la hazaña de que terminase la cena, me llevaron a la cama y ellos siguieron un buen rato. Posiblemente las voces de la tertulia no me dejaron dormir y salí de nuevo para estar con todos, mi madre fue a llevarme de nuevo a la cama y entonces me cogió José Melero y me sentó en sus piernas, mi hermana tenía a su hija Luisa, de dos meses, en brazos.

-              Es ya un mocetón, Vicenta deje usted aquí al chiquillo hasta que nos vayamos, tampoco vamos a estar tanto,- Algo así dijo.

Recuerdo que de inmediato estaba correteando por allí, luego me llamaron,  alguien me dijo que le diese dos besos a José, creo que mi padre, se los di y me cogió en brazos sacándome hasta la calle, se marcharon José y mi hermana, con mi sobrina en brazos, quienes nos quedamos no sabíamos que nunca más lo volveríamos a ver vivo. Tenía fama de ser muy buen trabajador, alegre  y bien parecido.

Un cable de alta tensión se enredó con la mies y acabo con su joven vida, dejando una joven viuda y una cría de menos de dos meses. De cómo nos enteramos de la noticia, tengo una nube en mi mente, lo cierto es que aquella última cena de José Melero en mi casa no la he olvidado nunca.

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