Estupidez traslucida que sabe que amarillea
sin dar sabor. Cocinero olvidadizo que pretende inventar el cocido castellano,
no gallina vieja, que hace buen caldo, sino con capón criado en jaula, con
apariencia de auténtico pero sin acierto en el paladar.
Pretender sustituir la gracia en un texto,
disfrazar de ingenio lo que es tan solo imitación inconsciente y engañosa de un
joven que no fue, que solo soñó ser.
Y seguimos con la cocina y sus
sabores. Todo se debe hacer con los ingredientes precisos y auténticos, sin sucedáneos.
Pretender comportarse en el potaje como si fuese azafrán de La Mancha, siendo
colorante alimentario cancerígeno sacado artificialmente del petróleo es de
locos.
No hay especia como el ajo, ni
fruta como el madroño, ni mujer que no se ría estando delante del novio, decía
mi padre. Y llevaba mucha razón, que el ajo morado de Las Pedroñeras no tiene
nada que ver con el traído de China, el resto del refrán no viene a cuento.
Tampoco se pueden hacer unas exquisitas
magdalenas de Pinarejo con esa malsana imitación edulcorante petroquímica que
nos quiere quitar el agradable sabor de la azúcar de caña o remolacha, incluso
pretendiendo que olvidemos el antiguo rastro dejado en el paladar de la niñez
de la miel.
Creer, que alguien puede
comportarse sin ser, solo con la apariencia de ser, siendo un burdo imitador,
es absurdo. Nadie puede renunciar a su esencia, ni el cocido a la gallina, ni
el ingenio a la imitación, ni cualquier ajo chino puede suplantar al de Las
Pedroñeras y comarca, tampoco endulza igual el azúcar o la miel, que cualquier sucedáneo
petroquímico.
Pues eso, lo que vale para las
letras, para la cocina, que es de lo que más entiendo, siendo escritor mediocre
y cocinero de andar por casa y de poco talento, sirve también para la vida, por
supuesto para la política, las magdalenas siempre con azúcar, y si son sin
azúcar que sea mi próxima novela. La democracia lo mismo, no falsos sucedáneos que
al final fracasan. No se puede exigir a quien no es demócrata que ejerza como
tal. Hay que ser imbéciles para creer que eso puede ser así. Quien quiera
entender que entienda, quien lo sepa interpretar que lo interprete, que aunque
no parezca este es un texto político democrático y radicalmente irreverente,
que de estar escrito con la claridad tal que hasta nuestros necios e ineptos
dirigentes políticos fuesen capaces de entenderlo, antes de una hora me
pondrían la esposas. Por suerte, de
donde no hay no se puede sacar, tal vez esa sea la única ventaja de tener unos incompetentes, torpes, incapaces de hacer algo que no sea en beneficio propio, incluso necios para robar, que es para lo único que saben hacer bien, aparte de engañar. Solo unos pocos sacaran lo que quiero decir, dándose
la circunstancia que ni yo realmente sepa si lo que pretendo transmitir he sido
capaz de escribirlo con la suficiente claridad, para que yo, que muy espabilado
no soy, logre entenderlo.
©Paco Arenas
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