Todos
los muertos duelen.
Cualquier
rosa sangra al ser cortada,
y
sin remedio se marchita
sin
que las lágrimas más encendidas
la
devuelvan a la vida.
No
me pidas que lo ignore.
No
hay muerte bella
si
hay mortaja que sangra
cuando
todavía sueña
buscando
cobijo en otras caricias.
Todos
los muertos duelen.
Rompe
el alma
la
madre desconsolada
ante
párpado que se cierra al alba
sin ver
el ocaso,
mientras
en la cuna mece la esperanza
y
las balas transforman las alegrías en cenizas.
Penas
y olvidos para los hambrientos,
Loas
y alabanzas para los hartos de ricas viandas.
Tus
muertos son relevantes,
para
ti, que te crees importante,
más
debo decirte
que
los pobres no nacimos de una piedra.
Más
me duele la muerte del obrero mal pagado
que
cae del andamio,
que
la muerte del ministro
o el
rey harto de pan.
Todos
los muertos duelen;
no
todos igual,
a
los mismos...
tampoco.
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