Conozco a Jesús Martínez López hace unos años, compartimos apellidos, pero no es eso lo que hace que siempre que me sea, desde la primera a la que asistí cerca de la plaza La Reina, de Valencia posible acuda a sus exposiciones acuda a todas. Jesús tiene un estilo muy particular y colorista; aunque más bien debiéramos decir muchos estilos, tan diferentes que en ocasiones no parecen ser del mismo autor. No es el caso de esta magnifica exposición que está llevando a cabo en Aldaia-Valencia, donde prima el color y la alegría, también la profundidad y el misterio, con algunas excepciones.
Como muestra de esos múltiples estilos, en los cuales en todos es un maestro, Una anécdota divertida:
Hace un par de participó en un concurso de pintura, en el cual podían presentar dos obras cada artista. Por supuesto de ninguna de las obras se conocía al autor. Tras repasar todas las obras expuestas les dije a los amigos que me acompañaban:
--El cuadro de Jesús no es el que más me gusta. Hay otro cuadro que me gusta más que el de Jesús --y señalé un cuadro que representaba las calles de Albarracín en tonos azulados.
Llegada la hora de conocer el resultado del jurado, el cuadro ganador fue aquel que había dicho yo que era el mejor; sin embargo, el ganador fue Jesús Martínez López. El cuadro designado por el jurado como mejor cuadro del concurso también era de Jesús.
Espléndida exposición de pintura en Aldaia de Jesús Martínez
López, con la presencia del también magnífico pintor Francisco Vicente López
Micó.
Que las estrellas no te impidan ver el bosque. El bosque,
los árboles multicolores nos hacen olvidar la necesidad de ver las estrellas.
Los cuadros de Jesús Martínez López, nos invitan a perdernos en un bosque
variopinto y colorista, donde no hay hierba ni flores, ni falta que hace, los
árboles multicolores son flores en sí mismos, flores trabajadas hasta el último
detalle, todas diferentes y singulares. No menos cautivadora es la mirada de la
mujer tuareg, que nos habla de otra cultura diferente y a la vez tan cercana
para nosotros. Los caballos verdes, morados, parecen rendir homenaje a un
miserable nido mágico y misterioso. Las figuras humanas cual ánimas perdidas en
la luz, son representaciones de las acequias que riegan la huerta Valenciana,
podían tener color; pero perderían gracia, tienen el tono preciso y cuidado de
quien sabe lo que pretende plasmar sobre el lienzo. " La rubia", que
dice Jesús, es una obra extraordinaria, es preciso verla de cerca, de lejos y a
medio palmo, para ver una obra, dos, tres o trescientas, para tener la
sensación que la hierba que te hace ver la vida a colores, que está fumando la
"rubia", en realidad te la has fumado tú y alucinas. Por último una
obra grandiosa no solo en tamaño, como el original, "Las Meninas ",
es una obra de grandes dimensiones que llena la sala, por si sola, de color,
posiblemente las mejores Meninas pintadas después de Velázquez. He disfrutado
mucho, yo que hasta con la brocha gorda pinto mal, tengo la suerte de tener
muchos amigos pintores, que me hacen disfrutar de cada una de sus exposiciones.
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