Llegando estás fechas las mujeres en Pinarejo comenzaban a elaborar un sin fin de pastas caseras, las galletas de naranja, los rosquillos de anís, los rosquillos de vino, los mantecados y los aguardentados. Todo en cantidad nada de tonterías, debían durar para todas las fiestas y como todo estaba muy bueno se terminaban rápido.
De todas las pastas a mí hay una que me gusta más que
ninguna otra, los aguardentados, tal vez
porque son los que mejores me salen y porque son muy fáciles de hacer. Yo he preferido en lugar de utilizar las
medidas que me dieron cuando me dieron
la receta, utilizar medidas que creo que son más claras, medio litro de
aceite, por uno de harina y un vaso de
anís seco(200cl.). Nunca me saldrán tan buenos como le salían a mi madre o hermanas, pero están buenísimos.
Ingredientes:
Un kilo de harina
Medio litro de aceite, en Pinarejo siempre se ha hecho con
aceite de oliva.
300 gramos de azúcar
Una cucharada de café de anís en grano
Media cucharada de canela
Un vaso de aguardiente (anís seco/ cazalla) , se pueden hacer también con vino blanco,están también muy buenos y el coste sale a menos de la mitad.
2 sobres de gaseosa azul y otros dos blancos
Una cascara de limón.
Elaboración
Primero se fríe el aceite con la cascara de limón llevando
el aceite casi a quemarse.
Mientras tanto se echa el kilo de harina en un bol grande dejándola como si fuese un volcán, donde se echa el aceite directo del fuego para escaldar la harina. Revolviendo la mezcla con una cucharada de madera, a continuación se le añade cien gramos de azúcar, la canela y el vaso de aguardiente y los sobres de gaseosa.
Se mezcla bien y con la ayuda de un rodillo extendemos la masa al grosor deseado.
A continuación con la ayuda de un vaso o de moldes vamos cortando la masa, que debe quedar bien compacta,(cuesta amasarla). Mientras tanto habremos encendido el horno a 180 º.
Una vez bien caliente el horno, los vamos metiendo por tandas hasta que queden más o menos dorados, de las dos tandas que he hecho, la segunda me he descuidado un poco, pero están buenos igual, aunque se ponen más pronto duros, así que a comérselos antes.
Mientras tanto se echa el kilo de harina en un bol grande dejándola como si fuese un volcán, donde se echa el aceite directo del fuego para escaldar la harina. Revolviendo la mezcla con una cucharada de madera, a continuación se le añade cien gramos de azúcar, la canela y el vaso de aguardiente y los sobres de gaseosa.
Se mezcla bien y con la ayuda de un rodillo extendemos la masa al grosor deseado.
A continuación con la ayuda de un vaso o de moldes vamos cortando la masa, que debe quedar bien compacta,(cuesta amasarla). Mientras tanto habremos encendido el horno a 180 º.
Una vez bien caliente el horno, los vamos metiendo por tandas hasta que queden más o menos dorados, de las dos tandas que he hecho, la segunda me he descuidado un poco, pero están buenos igual, aunque se ponen más pronto duros, así que a comérselos antes.
Una vez fuera, sin dejar que se enfríen, los vamos
espolvoreando con azúcar. Y están de aquella manera.
Receta relacionada:
Roscos de vino al horno
Mantecados manchegos, tipo polvorón (receta fácil)
Receta relacionada:
Roscos de vino al horno
Mantecados manchegos, tipo polvorón (receta fácil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario