Corriendo sobre los surcos de tu cuerpo,
van mis labios
buscando en la oscuridad la besana
profunda de tu vientre.
Allá donde el arado se convierte en ancla
y se revuelve, se recibe, se expulsa y se atrapa…
Te busco, te encuentro.
Unidos nuestros cuerpos,
brillando en la oscuridad,
quemamos la tierra árida,
antes fértil
Y acariciamos erguidos ribazos como antaño,
Besando sus cumbres,
Como soldados de un ejército victorioso
Tratamos de invadirnos mutuamente
Hasta quedar rendidos,
Desnudos.
Solos.
Poema incluido en el libro :
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