Caballeros del Norte
mirífico y fecundo,
también el centro es
parte de la bola del mundo.
Por una loca audacia
de la extensión esférica,
estas pobres Antillas
son un poco de América.
En el principio
cuando el agua florecía,
Dios las alzó del
fondo con un fulgor del día.
Y, después de los
siglos, viniendo del oriente,
los indios habitaron
Islas y Continente.
Y, pasando otros
siglos, triunfantes en las olas,
llegaron a estas
Islas las naos españolas.
Naves maravillosas,
carabelas divinas,
aunque con el defecto
magno de ser latinas.
Pues, cuando
aparecieron las naves puritanas,
resultaron las
tristes carabelas, enanas.
Sobre todo aquel día,
en que la gente ibérica se
hundió con sus
cruceros en los mares de América.
El día en que
llegásteis, con espléndido porte,
Los ultrapoderosos
Caballeros del Norte.
Perdonan, Caballeros,
al cielo y la tierra,
Que hayan hecho a
estas islas, mucho antes de la guerra...
Perdonad que
estuviéramos tantos hombres nacidos,
sin que en ello
mediaran los Estados Unidos.
Nacidos en América,
sin que mediárais vos,
por un atrevimiento
de la bondad de Dios.
No somos los más
fuertes, ni los dominadores,
pero somos los hijos
de los Descubridores.
Vástagos infelices de
aquel tronco sin jugo,
que floreció en las
almas de Séneca y de Hugo.
Sabemos los misterios
de la Filosofía
y del Arte en que
reina la santa Poesía.
Pero nada sabemos, en
el país del Sol,
del Arte del
Gobierno, como en Tamany Hall.
Ni sabemos del salto
mortal de las doctrinas,
que puso a California
al pie de Filipinas.
Perdonad, Caballeros,
si estamos inconscientes
de vuestras
concepciones del Derecho de gentes.
Ignoramos aquellas
sublimes concepciones,
que os dieron la
simbólica Isla de los Ladrones.
Ignoramos, en estos
históricos reveses,
la lengua y el
sentido de los pueblos ingleses.
Hablamos otra lengua,
con otro pensamiento,
en la onda del
espíritu y en la onda del viento.
Y os estamos diciendo
hace tiempo en las dos,
que os vayáis con el
diablo y nos dejéis con Dios.
José de Diego Poeta de Puerto Rico partidario de la libertad de la Isla con respecto al imperialismo yanqui. Este poema pertenece al libro Cantos de Rebeldía, libro en el que también se incluye el muy conocido poema "En la brecha"
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