viernes, 19 de agosto de 2016

El padre y el padrastro del Quijote y la madre de Los manuscritos de Teresa Panza


Decía Cervantes sobre el Quijote:

“Aunque parezco el padre, soy el padrastro de Don Quijote”.

Por la misma regla de tres, lo mismo digo yo sobre Los manuscritos de Teresa Panza.  Si bien el gran genio de Cervantes atribuyó a Cide Hamete Benengeli la autoría del Quijote, yo con menos genio e ingenio, afirmo no ser el padre de estos manuscritos encontrados en la cueva del Hermosomío.  Estos manuscritos tienen dos padres, una madre y un padrastro: Los dos padres son Cervantes y don Quijote, si el primero no hubiese tenido el genio para escribir el segundo, estos manuscritos de Teresa Panza jamás los hubiese redactado la desconocida hija del fiel escudero del Caballero de la Triste Figura y madre de los mismos. Me reservo por tanto, sin poder compararme a Cervantes el papel de mero transcriptor de los manuscritos.

Paco Arenas,  como transcriptor y descubridor de los manuscritos tiene la osadía de asignarse la autoría que como se ha podido leer arriba, no debiera. Fue la casualidad, que no la inteligencia ni el ingenio lo que sacó a la luz Los manuscritos de Teresa Panza, contra la voluntad de su autora. Mi único  mérito, por tanto, es  haberlos sacado a la luz.

©Paco Arenas


jueves, 11 de agosto de 2016

Declaración de a Amor a una estatua de Benicassim


Al pasar por su lado
Al verla tan bella
 ceso mi caminar
al ver sus labios  de amapola sonreír
 con la mirada dispersa cual pétalos
mecidos por  el viento de solano.
Con paso lento me acerqué a ella,
y mis labios a su boca fría y húmeda,
(terminaba de llover)
Quise dejarme llevar
por mi alma desierta de amores

y choqué con su boca muda,
quedándome helado.
Le dije palabras hermosas,
de las que dicen los poetas de verdad.
Dulces versos recitados
a metálicas tímpanos de bronce.
¡Oh, dolor!
Que tanta belleza no sea capaz de sentir amor.
©Paco Arenas


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