jueves, 31 de octubre de 2013

La leyenda de la «aparecía» o la «reina mora» de Pinarejo»


 "La aparecía" o "la reina mora" de Pinarejo

En Pinarejo, antes de que existiese «Jalowien», ya existían tradiciones de máscaras, de contar historias alrededor de la lumbre o la estufa de leña.   Un experto que a mí me dejaba con la boca abierta, era Joaquín «El Tuerto», otros como Julián, «El Rojo de Soplaeras» o Fermín «Arenas», mi padre, también contaban ese tipo de historias; aunque había otros muchos. En este caso, creo que esta leyenda la recuerdo, en parte, haberla escuchado de labios de Joaquín «El Tuerto», tal noche como está, de hace muchos años, en casa de mi hermana Dolores, vecina de Joaquín y Lucía.

Ese día de Las ánimas o de Los Santos, era un día para juntarse la gente joven y hacerse unas buenas sartenes de miguillas dulces o puches, terminando las sobras taponando los orificios de las cerraduras. También era noche de enterrar castañas y bellotas en la lumbre y disfrutar de esas magnificas historias.

Una de esas historias que, a grandes rasgos recuerdo, era la de una mujer que se aparecía en la noche de todos los Santos. Si ha sobrevivido ha sido gracias a las notas que tomé hace unos años cuando la recordé.  El año pasado escribí esto, que más o menos se ajusta un poco a lo que en su momento me contaron:


La leyenda de la «aparecía» o  la «reina mora» de Pinarejo


Dicen de ella, que era muy guapa, de rostro blanco como la luna llena, así como cabellos largos y muy rizados que traspasaban la espalda. A pesar de su gran belleza, provocaba un miedo terrorífico.   Según contaban, lo que más llamaba de ella la atención eran sus hermosos y grandes ojos, tan negros como el azabache, como de mora. Dicen que aquel que la miraba no podía apartar la vista de ellos, en los cuales veía su propia muerte, avisándoles que la próxima vez que la viesen, estarían muertos y que tal calamidad no tardaría más de lo que duraba el año.

También, contaban que esa misma mujer, a las mujeres aparecía de día, a pleno sol, y, que iba a la fuente o a los pozos,  cuando las mozas estaban llenando los cántaros de agua  y les decía que le dejasen pasar delante, sin guardar la cola, si se negaban les arreaba con el cántaro en la cabeza, dejándolas muertas en el acto.  Aunque otros decían que la leyenda no era así, sino que únicamente la leyenda se refería a las mozas que fuesen a llenar agua al pozo de La Veguilla el día de Las ánimas, y no las mataba, sino que se quedaba para vestir santos de por vida o de sobrinas de cura.

Otros, cuentan que se aparecía a los pastores y campesinos jóvenes, junto a los abrevaderos donde iban a dar de beber a sus animales, y que, si eran buenos mozos, aparecía con un camisón de raso y yacía con ellos, quedando atrapados para formar parte de su harén para siempre.  Es por lo que a esta bella mujer le llamaban la «aparecía» o la «reina mora» en contraposición a los «desaparecidos» o los «cristianos cautivos».

Según contaban, aquellos narradores de Pinarejo, a quienes se les aparecía, no eran capaces de olvidar todo lo vivido; no obstante, si intentaban contarlo se quedaban mudos de por vida, siendo avisados por la bella «aparecía».

 Ocurrió que una moza de Pinarejo presenció como su novio era seducido por la «reina mora», muriendo justo dos días antes de la boda.  La desconsolada muchacha, fue a pedir consejo a una anciana que vivía a espaldas del cementerio viejo.  Esta le dijo que, el único modo de vengarse de la «aparecía», era vestirse de mozo. Para lo cual debía tener muy en cuenta tener los ojos tapados, antes de mirarla a los ojos.   Debía pasear cerca del pozo de la Veguilla a media noche y nada más se le apareciese, evitando mirarla a los ojos, le arrojase agua bendita a los labios.

—Lo más importante es que el agua bendita llegue a sus labios, y que tus ojos no vean los suyos, de no ser así, la muerta serías tú —le advirtió la vieja.

Sin decirle nada a nadie, ni saber muy bien cómo hacerlo, se vistió con las ropas de su difunto novio y se colocó dos pañuelos de campesino,  de esos que utilizan en la Mancha para protegerse del polvo y el sol, uno al cuello, y otro anudado en la cabeza, puesto que resultaba difícil caminar con los ojos vendados.  Tenía miedo, y desconfiaba de la vieja, pero decidió arriesgarse.

Fue a la iglesia y llenó una pequeña frasca de cristal de la pila bautismal con agua bendita, y se la guardó bien apretada entre sus pechos y el corpiño.


Con el miedo en el cuerpo, la joven, antes de la media noche estaba sentada en el brocal del pozo la Veguilla, tal y conforme le indicase la anciana,  con una venda puesta en los ojos, con una mano en el pecho, sujetando la frasca y otra en la frente, dispuesta a bajarse la venda nada más verla aparecer. 

A las doce en punto, cuando ella esperaba a la «reina mora», escuchó la voz de su novio, que con palabras dulces le hablaba de amor. Advertida de que eso podía ocurrir y que la mujer de bellos ojos podía llegar a aparecer como si fuese alguien querido,  la muchacha, inclinó la cabeza, como avergonzada. La joven contestó con la misma dulzura, diciéndole a su amado que se acercase, que el secreto mejor escondido de su amor, todavía lo guardaba para él y estaba dispuesta a entregárselo aquella noche junto a los juncos del pozo de la Veguilla:

—Antes quiero abrazarte y besarte, aunque en ello me vaya la vida —dijo, arrepintiéndose de ello, por saber que ella misma podría llegar a morir si la «aparecía» llegaba a tocarla siquiera.

—Amor mío, suelta tus cabellos al viento, que mucho afea ese burdo pañuelo la luz de la luna en tu rostro, y así te podré besar como el esposo que soñé ser… —le dijo la «reina mora», en forma de su amado, acercándose a ella.

La joven negó con la cabeza, bajándose el pañuelo y cubriendo sus ojos con el mismo.  

—Abrázame primero, y quítame tú, mi amado, este pañuelo que a ti te pertenece, así como todo lo que cubre —dijo, sin ser capaz de resistir la atracción que sentía hacia su amado, muy a su pesar, pues sabía que moriría si lo llegaba a besar.

   Cuando la «aparecía» fue a abrazar a la joven, la muchacha dijo que tenía sed y bebió agua bendita de la pequeña frasca. Después, muerta de miedo abrazó a su supuesto novio y juntaron sus labios, sabiendo, como ya había dicho, que le iba en ello la vida.  En el momento que la «reina mora» intentaba quitarle la venda a la joven, depositó parte del agua bendita de su boca en la boca de la «aparecía», comenzando ésta a arder como si fuesen aliagas secas.

Al día siguiente nadie se explicaba cómo era posible que los juncos hubiesen ardido dejando dibujado un espacio que parecía el cuerpo de una mujer. Solo la joven que había besado a la muerte conocía la razón, siendo el agua bendita que tragó la que la vida le salvó. 

Lo cierto es que ya nunca más hubo ni aparecidas ni desaparecidos en Pinarejo.


© Paco Arenas

domingo, 20 de octubre de 2013

Pinarejo siempre con las maletas preparadas(homenaje a nuestros abuelos)


Pinarejo desde que nuestros abuelos tienen memoria siempre ha estado con las maletas o el hato preparado, no ha sido un pueblo de quedarse quieto esperando que el trabajo llegase hasta él, su especial relieve de transición, su limitado termino, embutido, nunca mejor dicho entre santa María del Campo Rus y el Castillo, con mucho monte y pocas tierras de cultivo, en comparación con otros pueblos, ha provocado que desde siempre los pinarejeros hayamos sido en cierto modo nómadas.  Muchos

Fueron muchos los pinarejeros de antaño que nacieron en distintos lugares de la geografía manchega u Andaluza, Morón de la Frontera, Córdoba, Priego de Córdoba,  Rute, Baeza, La Carolina, Argamasilla de Alba, Socuéllamos, El Tomelloso, Villarobledo o Arenas de San Juan.  Eran muchos aquellos que terminaban el año en Andalucía cogiendo aceituna, nuestro pueblo aceitunero, se apresuraba a cogerla antes de final de año para marcharse a las zonas aceituneras de Andalucía, comenzaban por tanto  el año, nuestros abuelos,  en Andalucía, donde se tiraban hasta bien pasado el mes de febrero, de olivar en olivar, de pueblo en pueblo, mujeres, ancianos, niños y viejos*, no importaba la edad o el estado, embarazadas y niños de pecho…, razón por la cual, el 5 de febrero, fiestas patronales de Pinarejo, eran más los pinarejeros que estaban fuera que los que se encontraban en Pinarejo, razón por la cual se hubieron de cambiar las fiestas a septiembre, pero con sentido práctico, duplicándolas el 11 de septiembre.  Eso en el invierno.

En el verano pasaba otro tanto de lo mismo, la temporada de siega era muy corta en Pinarejo y eran muchas las cuadrillas que se juntaban para ir a segar a La Mancha, sí a La Mancha, porque para nuestros abuelos La Mancha comenzaba y terminaba en la provincia de Ciudad Real, que durante muchos años fue el nombre que tuvo, allí se tiraban toda la temporada de siega, hasta finales de agosto.  Hacían  un pequeño descanso en septiembre para después de la fiesta marchar de nuevo a vendimiar de nuevo a La Mancha, especialmente a Socuéllamos y Villarobledo.
Así fue hasta los años sesenta, en que muchos comenzaron a marchar a Valencia, donde fue mi abuelo Felipe López, posiblemente, el primero en marcharse, en los años 30, donde le pilló la guerra, Madrid, pero sobre todo a Ibiza, concretamente a San Antonio, donde posiblemente el número de Pinarejeros y descendientes de los mismos, superen ampliamente o doblen el número de habitantes Pinarejo.



No hacían el viaje en taxi, en autobús y mucho menos en el confortable AVE, lo realizaban a pie, en el tren de san Fernando, un rato a pie y otro andando, los más afortunados, mujeres embarazadas, viejos o niños a ratos iban con el avió y el hato en los carros o galeras.   Fueron personas duras pero alegres y combativas.

No debemos olvidar su sacrificio y su lucha, su amor a la familia y a su pueblo, a pesar de las penurias, porque ellos son la esencia de lo que somos.

miércoles, 16 de octubre de 2013

El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha (PDF)

                


Posiblemente La Mancha, para bien o para mal,  no sería  La Mancha sino se le hubiese ocurrido a Miguel de Cervantes escribir  “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”,  siendo  la obra en lengua castellana más universal y mejor valorada de todos los tiempos. Una de las más admirables creaciones escritas del espíritu humano. Reconozco que aunque la primera parte la he leído varias veces, la segunda parte tan solo en dos ocasiones, una en mi juventud y otra en la edad tardía, sin embargo, ahora de vez en cuando, como ya me sé la historia, leo capítulos sueltos de manera anárquica y desordenada,  con independencia de que sean de la primera o segunda parte, algunos varias veces y otros a medias.  



El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha
 La historia comienza: 

“En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas con sus pantuflos de lo mismo, los días de entre semana se honraba con su vellori de lo más fino. Tenía en su casa un ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años, era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro; gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada o Quesada (que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben), aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llama Quijana; pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad… “


Como todo sabemos Don Quijote, acaba perdiendo el juicio de leer tantos libros de caballerías y decide armarse caballero, al igual que los héroes de sus libros y salir por las tierras de La Mancha en busca de aventuras y grandes hazañas. En su camino Quijote confunde la realidad con la ficción. Lo que le ocurrió al pobre caballero de la triste figura le puede ocurrir a cualquiera, todos llevamos un quijote dentro, un sancho, un carrasco…


Para descargar :

Noche de animas y miguillas dulces en Pinarejo



Entre los recuerdos que conservo en mi memoria de aquella lejana niñez pinarejera, está la del día de todos los Santos, no la de los cementerios o camposantos, ni de flores naturales o artificiales, o el engalbegado con cal viva de nichos o tumbas, no,  esos recuerdos datan en mi memoria de una época posterior, no recuerdo haber ido a un cementerio antes de la muerte de mi padre, cuando aún no tenía ocho años, ni tampoco después, hasta bien pasado los veinte, tal vez fuese en alguna ocasión a acompañar a mi madre, pero no lo recuerdo bien,  continuó sin ir a esos lugares de veneración de nuestros antepasados. 



 En mi opinión allí no hay nada, esto puede sonar a blasfemia, nuestros seres queridos no están en una tumba.  ¡Qué tristeza! Están en el corazón, en el espíritu, en  la mente de aquellos que les quisimos, que les queremos.  

Casi cincuenta años después de la muerte de mi padre, aun le recuerdo con emoción, rememoró los pocos años que permaneció junto a mí disfrutando el momento, recordando sus cuentos, sus refranes, repito mil veces  eso que él repetía en más de una ocasión

 “No hay especie como el ajo, fruta como el madroño o mujer  que no se ría estando delante del novio”.


 Qué decir de mi madre a la cual llevo siempre presente, que me transmitió sus ideas republicanas, su forma de ver el mundo de manera solidaria, o de mis hermanas fallecidas, Magdalena a la cual no conocí, pero de mi hermana Dolores, fueron tantas las vivencias, tanto el dolor que tuvo en sus últimos años, que pensar en ella me hace sentir ese mismo dolor, mi hermana Felipa, tan pequeña de estatura como grande de corazón, una chispa de alegría en la familia, la más alegre de todos los hijos de mis padres, la heredera de la alegría que transmitía mi padre, de sus refranes, de sus chistes, de la facilidad para razonar y poner paz y sensatez en las disputas, o de mis sobrinos, muertos en plena juventud, Fermín con 19 años, le recuerdo siempre alegre, con ganas de vivir, Jeni, con muchas ilusiones, con ganas de viajar a otros mundos, quien le iba a decir a ella que su último viaje, el más largo lo haría antes de cumplir los treinta,  mis cuñados José, tan solo guardo un efímero recuerdo de su última cena en mi casa,  Victorio, le recuerdo alto, siempre jugando con sus hijas con ternura infinita, a las cuales les había puesto unos cariñosos motes que no recuerdo ahora, de Patricio, un auténtico intelectual, que como tantos otros de aquellos tiempos desperdiciaron sus ansias de cultura, levantando paredes de ladrillo, pero sin dejar de intentar saber cada día un poco más del mundo y sus realidades,¿ qué hubiese sido de haber nacido cuarenta años después?, o esos amigos fallecidos, Antonio Madrigal, un gran amigo, también fallecido al igual que mi sobrino Fermín en esa guadaña segadora de vidas que es la carretera. 

 Recordarles me emociona, pensar en ellos, aunque parezca mentira no me entristece, les recuerdo como eran, la memoria es selectiva y recuerdo momentos alegres, que me hacen reír, momentos de dificultades, que me hacen pensar, otras veces rememoró acontecimientos vividos en común, y parece que los estuviese viviendo de nuevo, noto mis mejillas todavía hoy llenas de lágrimas,  ardiendo, sé que ruborizadas de pensar en todos esos seres queridos, les noto junto a mí, dentro de mí y no en los cementerios, forman parte de mí, del mismo modo que yo forme parte de ellos. 

 Tarde de las miguillas dulces, la tarde de la juventud

También recuerdo de ese día dulces recuerdo, las miguillas dulces que nos preparaba mi madre, nada más levantarse, antes de que el sol saliese por el horizonte.
Recuerdo como en ciertas casas, normalmente vacías, sin presencia de adultos, se reunían adolescentes y jóvenes desde después del mediodía hasta bien pasada la media noche o la madrugada, se llevaba a cabo un ritual ancestral que nada tiene que ver con Halloween americano, en un ambiente festivo se cocinaban miguillas dulces manchegas, a base de harina, azúcar y chicharrones, (picatostes),  cada uno de su casa llevaba además otro tipo de viandas que servían para pasar la tarde noche sin agobios y con alegría, se cantaba, se bailaba y sobre todo se contaban historias de muertos o vivos, se disfrazaban, simplemente con sábanas y  al final de la noche o de madrugada, con las miguillas sobrantes se tapaban las cerraduras de las puertas de las casas, afortunadamente  las cerraduras eran antiguas de llaves grandes, siempre protestaban los damnificados pero tampoco llegaba la sangre al rio y como nadie sabía quién había sido, pues con más motivos.  Porque la gente mayor y los niños, en el momento que anochecía quedábamos enclaustrados en nuestras casas.

Receta de las miguillas dulces

INGREDIENTES:
 150 g. de harina
 100 ml. aceite de oliva 
300 g. de azúcar 
 Una pizca de canela si se quiere
Picatostes (pan frito a cuadraditos) 
Agua o leche


PREPARACIÓN 

Ponemos el aceite a freír



Se deja enfriar un poco y echamos la harina  sin dejar de remover, cuando ya empieza a tomar color le añadimos la azúcar  las tostamos al gusto,  si nos pasamos será chocolate pingón, que también está bueno pero no es lo mismo.





Cuando ya está dorada la mezcla de la harina  y el azúcar se va añadiendo leche o agua poco a poco, evitando que se formen grumos, hasta que espese según nuestro gusto.






Cuando ya está a nuestro gusto, un pelin antes le añadimos los picatostes y una pizca de canela, las dejamos enfriar y a disfrutar.






 Con las que sobren, por favor no tapéis las cerraduras que las de ahora se estropean, además están tan buenas que al día siguiente se pueden volver a disfrutar.¿No?.













martes, 15 de octubre de 2013

Pinarejo en la wikipedia

Nota a tener en cuenta:  Aunque en está página se reproduce la entrada de la Wikipedia, no es la wikipedia, en la cual estoy editando, siendo parte de lo editado insertado por mi persona, me he tomado la licencia de modificar algunas cosas que de momento se deben respetar en la enciclopedia Wikipedia, pero que para nada me obligan en este blog, donde iré editandolo en muchos casos de manera separada y distinta a como edite mi aportación a la Wikipedia.
Si a alguno le molesta le pido de antemano disculpas.


Pinarejo es una localidad y municipio situada en la provincia de CuencaCastilla-La Mancha (España).
Pinarejo
Municipio de España

Escudo 
Pinarejo
Pinarejo
Ubicación de Pinarejo en España.
Pinarejo
Pinarejo
Ubicación de Pinarejo en la provincia de Cuenca.
País España
• Com. autónoma  Flag of Castile-La Mancha.svg Castilla-La Mancha
• ProvinciaFlag Cuenca Province.svg Cuenca
• ComarcaLa Mancha conquense
• Partido judicialSan Clemente
• MunicipioCuenca
• MancomunidadEl Záncara
Ubicación39°36′56″N 2°25′24″OCoordenadas: 39°36′56″N 2°25′24″O (mapa)
• Altitud882 msnm
(mín.:798, máx.:959)
• Distancias71,4 km a Cuenca
106 km a Albacete
164 km a Madrid
207 km a Valencia
546 km a Barcelona
Superficie61,82 km²
Población287 hab. (2012)
• Densidad4,64 hab./km²
Gentiliciopinarejero, pinarejera
Código postal16622
Pref. telefónico969
Alcaldesa (2007)María del Carmen Navarro Requena (PSOE)
PatronaSanta Águeda
Sitio web[1]
Pinarejo es una localidad y municipio situada en la provincia de CuencaCastilla-La Mancha (España).

Geografía[editar · editar código]

Ubicación[editar · editar código]




Montesina, encina centenaria
Pinarejo se encuentra situado en la mancomunidad agraria denominada del Záncara, que forma parte de La Mancha Conquense, perteneciendo al Partido Judicial de San Clemente. Situado al sur de la provincia de Cuenca y enclavada en la parte alta de La Mancha, es una villa de carácter netamente manchego. Se encuentra en una zona de transición entre la serranía y La Mancha. Limita al norte con el Castillo de Garcimuñoz, al oeste con Villar de la Encina, al sur con Santa María del Campo Rus y al este con Honrubia. La mayor parte del municipio se encuentra a una altitud superior a los 800 m. Las cotas más altas las marcan el Quinquillero, con 933 m, dentro del término municipal, y el Mojón de la Muchacha, con 959 m, en el límite con el Castillo de Garcimuñoz. El paisaje es llano y árido abundando los montes bajos de maraña y chaparro. Destacan los parajes llamados: La Montesina, el Cubo Pedraza, la Cuesta la Barga, la Paloma, el Quinquillero, Valderrobles, la Centinela, el Cubo Requena, la Nava (que es una aldea dependiente de Pinarejo que cuenta con iglesia propia), la Hoz , el Charcón y el Mojón de la Muchacha.
Se accede por la carretera CM-3110, que parte de la A-3 (salida del Castillo de Garcimuñoz).
Su clima es mediterráneo frío, con grandes oscilaciones térmicas. La temperatura media es de unos 13 °C; las máximas llegan a rozar los 40 °C en verano y las mínimas bajan de cero grados en los meses de invierno. Son notables sus callejuelas empedradas con una arquitectura típica manchega.

Demografía[editar · editar código]

En 1960 Pinarejo tenia 1400 habitantes censados que por falta de trabajo tenían que marchar a la recolección de la aceituna en Andalucía, principalmente a Córdoba y Jaen, saliendo en octubre para volver al pueblo al término de ésta en Marzo. Muchos de los habitantes de Pinarejo hoy nacieron en esas tierras. A partir de esa fecha el destino de los pinarejeros cambia, marchando principalmente a la isla de Ibiza, principalmente a Sant Antony de Portmay, también hay una amplia colonia de descendientes de gentes de Pinarejo en Valencia y su área metropolitana, aunque también en Madrid son bastantes numerosos.
Cuenta con una población de unos 375 habitantes (INE 2011). A partir de la década de 1960 y hasta finales del siglo XX el municipio sufre un despoblamiento progresivo como consecuencia de la emigración, que se instala mayoritariamente en la ciudad de Valencia y en sus alrededores y en la localidad de Sant Antoni de Portmany en Ibiza. En la actualidad, la población está constituida sobre todo por jubilados.

Historia[editar · editar código]

Las primeras noticias son oscuras ya que era en su nacimiento aldea del Castillo de Garcimuñoz, pueblo que a su vez estaba regido por Alarcón. Cuando Alfonso X el sabio concedió el fuero de Cuenca ( Segovia 1256 ) se formó un fuerte concejo con un amplio territorio que había de ser repoblado, abarcaba más de cien kilómetros. El marquesado de Villena fué un amplio territorio, Don Juan Manuel heredó el señorío de Villena. Los reyes de Aragón le concedieron el título de principe de Villena (1332 ), más tarde el de Conde ( 1336 ). Don Juan Manuel erigió en villa al Castillo de Garcimuñoz el 3 de octubre de 1322, quedando bajo su jurisdicción: "El Pinarejo" junto con otros lugares. No es hasta el siglo XIV cuando Pedro I envía una carta a los herederos de Villena ortorgando el nombramiento de Villa a Pinarejo, junto con las pedanias de Nava y Moraleja en su jurisdicción ( Nava: lugar donde fue herido Jorge Manrique, 8 habitantes, su ermita llamada San Martín y Moraleja 6 habitantes) . Por estas fechas ya habia sido construida su iglesia. Contaba entonces Pinarejo con una población de 1880 habitantes. Las primeras asentaciones datan del siglo XV cuando moradores del Castillo de Alarcón poblaron zonas contiguas.
Pinarejo y "El Quijote" Según el profesor D. Miguel Romero Sáiz, Pinarejo aparece ya como aldea importante en "El Quijote", a pesar de ser aldea del Castillo de Garcimuñoz: en su artículo "El Quijote otros caminos de libertad",viene a decirnos los siguiente: " Cuando sale de la Mancha coloquemos por lo que nos atañe, Mota del Cuervo como inicio en este capítulo de viaje hasta Barcelona. Después podría ser por el Provencio y Santiago de la Torre o desde Mota por los Hinojosos, tal vez desde Belmonte a Pinarejo, cualquiera de ellos nos serviría, no hay duda. Si elegimos una ruta más señorial, podemos pasar por San Clemente, con su plaza renacentista y barroca, luego el Cañavate, hacia Honrubia, después vuelta a Pinarejo, Villar de la Encina y siguiendo el río Júcar llegar hasta Valverde". Hay constancia de que Pinarejo era un lugar de paso de diligencias, llegando a convertirse en municipio reinando Carlos III, el 23 de Julio de 1765, segregandose con respecto al Castillo de Garcimuñoz, hay que decir que el proceso se comenzó con Fernando VI.

Monumentos[editar · editar código]

Iglesia[editar · editar código]

Torre de la iglesia de Pinarejo
La iglesia se construyó a finales del siglo XVII y principios del XVIII. Ha sufrido muchas reformas a lo largo de los años, es de estilo renacentista con planta de cruz latina, consta de una sola nave y un crucero, una cúpula y dos capillas laterales. Los arcos y las esquinas son de piedra labrada; es alta y esbelta. El retablo mayor fue destruido durante la guerra civil y reconstruido de nuevo en el año195O. La patrona y titular es Santa Águeda cuya imagen es una bonita talla del siglo XVIII. La torre es cuadrada de tres cuerpos de sillería y cuatro huecos para campanas. En principio todos los enterramientos se hacían dentro de la iglesia, más tarde en el atrio y posteriormente en un cementerio próximo. El cementerio actual ya no se halla ubicado junto a ella. La iglesia sufrió grandes destrozos durante la guerra civil española que afectaron a su parte exterior y al interior, perdiéndose el tejado de madera y también varias imágenes.



El molino de viento[editar · editar código]

Molino nuevo
Tiene unos 100 años de antigüedad, los vecinos lo usaban para moler. Con el tiempo poco a poco dejo de utilizarse y en su abandono se fue deteriorando y quedando en ruinas, aunque todavía hay personas que lo vieron moler. En la actualidad ha sido totalmente reconstruido siendo utilizado como centro cultural, ubicado en un espléndido parque, en el cual se encuentra también una ermita de nueva planta.




Otros lugares de interés[editar · editar código]

Mirador de la Divina Pastora
Junto al mencionado parque del Molino de viento, en Pinarejo hay un segundo parque, junto a las antiguas escuelas. Cabe destacar también el Mirador de la Divina Pastora, en el centro del pueblo desde el cual se divisa la llanura manchega, el molino y el cementerio, por encima de los tejados. Decir que en la casa que había en la Divina Pastora nací yo, y es donde, en la novela de Los manuscritos de Teresa Panza, es la casa de Sancho Panza, y es donde Miguel de Cervantes se aloja y enseña a Teresa Panza a leer y escribir, también donde engendra a su hijo, el único varón de Cervantes.  Cabe destacar  la casa de los Melgarejo y el antiguo camposanto, a espaldas de la iglesia, ha sido rehabilitado en un jardín.

Administración[editar · editar código]

Lista de alcaldes desde las elecciones democráticas de 1979
MandatoNombre del alcaldePartido político
1979–1983Antonio Olmedilla PinedoUCD
1983–1987Manuel Carretero RequenaPCE
1987–1991Manuel Carretero RequenaPCE
1991–1995Francisco Torrijos Aragón(PP)PP
1995–1999María del Carmen Navarro RequenaPSOE
1999–2003María del Carmen Navarro RequenaPSOE
2003–2007María del Carmen Navarro Requena1PSOE
2007–2011María del Carmen Navarro Requena2PSOE
2011–María del Carmen Navarro Requena3PSOE

Fiestas[editar · editar código]

Santa Águeda
Las fiestas patronales se celebraban tradicionalmente del 4 al 7 de febrero, en honor de la patrona Santa Águeda. Comienzan con una gran hoguera de leña de encina “iluminaria” y fuegos artificiales en la noche de del día 4 de febrero, siendo el día 5 la fiesta principal, día de Santa Águeda, celebrando procesión con la imagen de la misma, pasando el día siguiente a celebrase el día en honor a Santaguedilla, imagen menor de Santa Águeda que llevan en andas las mujeres, mientras que a Santa Águeda la llevan las mujeres, todos los días hay espectáculos taurinos, antiguamente vaquillas que eran toreadas por los vecinos en las plazas improvisadas hechas con carros y galeras y después remolques, en la actualidad en la plaza de toros municipal, donde también torean novilleros, el último día se celebra una comida de hermandad, que durante un tiempo se llevaba a cabo en la plaza, donde se repartía la carne de las reses, cocinándola de manera colectiva las gentes de Pinarejo, cada familia en su sartén, rivalizando en su preparación, pues todas pasaban a ser catadas por todo aquel que lo desease. Con el objetivo de facilitar la participación de los jornaleros que en invierno se desplazaban para coger la aceituna a Andalucía, se duplicaron las fiestas patronales, que en la actualidad se celebran también del 10 al 13 de septiembre, siendo el día 11 de septiembre el dedicado a Santa Águeda. Son igualmente de interés las procesiones de Semana Santa, en especial la de las Cruces (el Vía Crucis), que se celebra en la mañana del Viernes Santo por las calles del pueblo, en la cual se recitan las estaciones en castellano antiguo. Otras fiestas importantes, puede ser el Jueves lardero, y antiguamente el día de San Pedro, 29 de junio, que era el día de la fiesta de los segadores, único día de asueto de esa dura labor.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...