jueves, 28 de febrero de 2013

Pinarejo en el mundo a través de Internet

Geisha bordando un cuadro de Santa Agueda
El poder de internet es mucho mayor de lo que nos creemos, la red, especialmente entre la gente joven, ha sustituido a otros medios de comunicación de masas, como la televisión y la radio, lo fácil que resulta acceder desde la aldea más remota del mundo a cualquier página, sin problemas idiomáticos,  las nuevas versiones de navegadores hacen que podamos leer  cualquier información escrita en cualquier idioma del mundo en nuestro propio idioma.
La red nos conecta con personas cercanas y lejanas, conocemos a paisanos que de otro modo no hubiésemos conocido, a pesar de haber nacido en el mismo pueblo.
Actualmente hay, que yo sepa, tres blogueros de Pinarejo, José Vicente el más veterano, con su magnífico blog, “Pinarejo, el mejor pueblo”, sus poesías y sus crónicas sobre diversos temas, su forma ingeniosa de tratar el lenguaje y la actualidad, sin olvidar la dedicación a la investigación de nuestra historia como pueblo.  También esta  Josephine, con un edificante blog, muy espontaneo y algo que envidio, su fenomenal manera de hacer crítica literaria, que ya quisiera ser capaz de logra yo, su blog “Lo que llenas mis días”, es el más personal, tal vez el más íntimo de los tres, pero como ya digo, sus comentarios literarios, por muy “caótica que sea como lectora”, según ella,  son buenísimos.  Por último estoy yo, el último llegado a este mundo del blog, o no, ya que anteriormente ya colaboraba en otros colectivos, también intento hablar de Pinarejo, siempre que puedo, aunque no venga a cuento digo algo sobre nuestro pueblo, puedo decir que el nombre de Pinarejo ha salido en muchos medios, algunos importantes como Eco Republicano, Unidad Cívica por la República, Mp3, LqSomos. Son medios republicanos todos, pero algunos con muchísimos lectores diarios, en todos ellos ha salido el nombre de pinarejo.
Pero solo con nuestros blogs, en sí mismos, llegamos a todo el mundo,  todos hemos recibido visitas hasta de Madagascar, de la India, de Tailandia y por supuesto de EE.UU. México, Argentina, Francia, Alemania, Australia etc..
Con esta serie de fotomontajes, como todos los míos de libre disposición, he querido rendir homenaje una vez más a Pinarejo, a los dos blogueros pinarejeros y a todo aquel que se anime a llevar el nombre de nuestro pueblo por el mundo, aunque sea a través de la pantalla de un ordenador.

Pinarejo en una valla publicitaria de Argentina

Pinarejo en un centro comercial de Tokio

Mirando al molino

Esperando al autobus, en Berlín

Parada de autobus Pinarejo

Pinarejo en la tele

Gente de Pinarejo en valla publicitaria

Centro comercial New York city

Pinarejo en 7 dimensiones

Ayuntamiento de Pinarejo New York city


Pinarejo en Manhattan

Hasta en África se conoce Pinarejo




miércoles, 27 de febrero de 2013

Sancho Panza/ refranes manchegos del Quijote




En más de una ocasión me he referido a mi padre como aficionado a recitar refranes, los refranes en La Mancha, “siempre han trabajado”, aunque ya han caído bastante en desuso, cualquier persona mayor te sabría recitar un montón,  en el Quijote. 
Sancho Panza va a ser el personaje principal,  de mis nuevos relatos de "Cuando Don quijote paso por Pinarejo", no solo va a pasar por Pinarejo, sino que Sancho va a nacer en Pinarejo. Ya veremos a ver que sale.

 Sancho Panza representa al campesino manchego, es la mitad perfecta de Don Quijote, o su mitad complementaria, se representa, o al menos es un poco la imagen que se nos da, como imprudente en ocasiones, en otras excesivamente lo contrario, rudo, vulgar pero capaz de razonar en términos filosóficos impresionantes, comilón hasta la glotonería, pero muy fiel a don Quijote, el cual le contagia su locura, su habla y su mentalidad, como si poco a poco fuesen intercambiando sus papeles.
Sancho es el personaje realista de la novela, ve y busca el lado práctico de las cosas, su astucia en ocasiones nos recuerda a ese clásico castellano “El Lazarillo de Tormes”, mi clásico favorito, es un bromista, se burla de los poderosos a los cuales miente con maestría, como el viaje de Clavileño, se le presenta como egoísta y ambicioso, pero al mismo tiempo como un ser bondadoso, fiel y sobre todo leal.
Sancho Panza, a pesar de esa primera imagen, no es un personaje vulgar y rudo como se puede creer.   A lo largo de la historia Sancho se va amoldando a su señor y se va pareciendo más a él: la evolución de Sancho es evidente en la novela. Termina comportándose y hablando como Don Quijote, es un hombre del pueblo, simple y rústico.

Refranes manchegos de referidos  por sancho Panza en el Quijote:

A buen salvo está el que repica.
Al buen entendedor pocas palabras.
Ándame yo caliente y ríase la gente.
Buen corazón quebranta mala ventura.
Buen servicio, mal galardón.
Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.
Cortesías engendran cortesías.
Cuando a Roma fueres, haz como vieres.
Cuando a Roma fueres, haz como vieres.
Cuando joven de ilusiones, cuando viejo de recuerdos.
Dar tiempo al tiempo que no se ganó Zamora en una hora.
Del hombre arraigado no te verás vengado.
Donde menos se piensa se levanta la liebre.
El dar y el tener seso ha menester.
El hombre pone y Dios dispone.
El piadoso cielo socorre en las mayores necesidades.
El que ve la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo.
En casa llena presto se guisa la cena.
En febrero, mes cebadero, y cabrito en caldero
En mucho más se ha de estimar un diente que un diamante.
Enfrenta la lengua; considera y rumia las palabras antes de que salgan de la boca.
La culpa del asno no se ha de echar a la albarda.
Las iras de los amantes suelen parar en maldiciones.
Las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo.
Más vale al que Dios ayuda que al que mucho madruga.
Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
Más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.
Por San Juan (24 de junio) quemó la vieja el telar.
Promesas de enamorados son ligeras de prometer y muy pesadas de cumplir.
Querer atar las lenguas de los maldicientes es lo mismo que querer poner puertas al campo.
Quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija.
Quien busca peligro perece en él.
Quien siembra vientos, recoge tempestades.
Quitada la causa se quita el pecado.
Se templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.
Todo mal nace de la ociosidad, cuyo remedio es la ocupación honesta y continua.
Todos los duelos con pan son menos.
Todos los gatos son pardos.
Viejo casado, muerto o corneado.

lunes, 25 de febrero de 2013

FANTASíA MANCHEGA DE UNA SIESTA DE VERANO

Hace mucho calor, estoy tumbado en una hamaca a la sombra de un limonero, cierro los ojos y parece que me duermo, o tal vez me duermo realmente, en mis sueños comienzan a desfilar fantasías y recuerdos infantiles mezclados con realidades y fantasías actuales, ignoro si es por ese culin de ron que me he tomado para celebrar que hoy es primero de agosto y es mi primer día de vacaciones, tenso las cuerdas de la hamaca y me tumbo en ella, no necesito sobrero pero me lo pongo sobre la frente: 

Al acecho espera mi perro, tras un oxidado bidón de aceite para tractores, estamos en la era de don Pepe, en Pinarejo, Nevado mira oculto a una linda perra que anda  por allí; como si fuese un león en espera de saltar sobre una gacela, pone los ojos vidriosos, parece como si estuviese  secretamente enamorado de esa perra que acaba de conocer, avanza sigiloso, de repente le veo saltar sobre  un gato desprevenido que sale volando convirtiéndose en una paloma que se escapa volando.   Me rió por lo absurdo,  le miro con mis ojos semi cerrados, veo su silueta recortada en el azul diáfano del cielo, de nuevo está tras ese bidón oxidado,  ignoro el motivo pero ese viejo y oxidado bidón de aceite se transforma tras mis parpados cerrados en uno de aquello antiguos toneles de vino viejo, que a su vez deriva en una tinaja de barro, como las que mi tío Ladislao tenía en su casa para guardar el vino, los objetos muertos van cobrando vida por si solos, veo con diáfana claridad a mi padre y a mi tío pisando la uva, a mi madre entregándonos a los chiquillos las rebanadas de pan frito, y a todos corriendo hacía mi padre y mi tío, buscando el lugar por donde sale el mosto recién pisado para merendar pan frito con el sagrado jugo de las uvas, escucho la voz de mi a mi tío regañando, fingiendo mal genio , veo su altura de gigante, enjuta, recortada sobre la blanca pared.

- Chiquillos que os vais a chispar.

 al mismo tiempo que alargaba la mano para mojarnos otra rebanada de pan frito, ¿picatostes? Creo que se llamaban, o tal vez tenían otro nombre, a su lado mi padre casi con un palmo menos de estatura y algo más recio, noto mi sonrisa al imaginarme sus figuras pisando la uva, como don Quijote y Sancho Panza, pronto reniego de la idea, mi tío si era muy alto, pero mi padre no estaba gordo y nunca tuvo barriga, aunque le recuerdo muy fuerte. Mis ojos ven el ritual que se repetía año tras año, sin darme cuenta veo aquellas tinajas llenas de clarísimo vino blanco de Pinarejo, casi tan transparente como el agua, que hasta los críos bebíamos, eso sí en un porrón aparte y con azúcar, porque si se bebía agua comiendo se quitaba la gana”, aprendíamos la cultura manchega a través del porrón de vino endulzado... 



Todo esto termina difuminándose en mi mente surgiendo de manera espontánea una nueva fantasía, me veo caminando por San Antonio de Portmany, por la playa Caló des Moro, voy metiéndome en el agua, a mi lado mi amigo Paco Navarro, mi tocayo y paisano,  llevamos gafas de buceo,  miro hacia el fondo y veo un camino con girasoles a un lado y trigo al otro, los girasoles son todavía pequeños y el trigo, o tal vez la cebada, ya amarillentos, noto que intento rascarme los ojos, no puedo porque estoy bajo el agua , además llevo las gafas de buceo puestas, vuelvo a mirar incrédulo, no me creo lo que veo, si estoy nadando como puedo ver esos cultivos, intento preguntarle a Paco, pero no está.   Miro el camino, a lo lejos, al final , en el horizonte  veo Pinarejo, sobresaliendo su torre cual hermoso pezón por encima del resto del pueblo, pienso en las muchas veces que he dicho que mi pueblo se asemejaba a dos hermosos pechos de mujer, coronado uno por la iglesia y el otro, antaño, por las ruinas del viejo molino y ahora por la fantástica reproducción en ese logrado jardín del nuevo molino, cierro los ojos y me veo junto a mi primo José Antonio y otros críos jugando entre aquellas ruinas, comiendo pipas con cascara incluida y jugando a vaqueros e indios o indios y vaqueros, o tal vez don Quijote, no sé el motivo pero escucho o creo escuchar a alguien leyendo o recitando el Quijote.  Después mientras descansamos a la sombra del molino, comenzamos a cavilar,  preguntándonos cómo era posible que todavía existiesen indios en América si en todas la películas del Oeste no paraban de masacrarlos, la cuestión es que muchas veces queríamos ser indios pues sentíamos una extraña solidaridad con ellos, rastro quedo en mí del tema, pues continuo mirando con más simpatía a Toro Sentado que los cowboys.

Continuo nadando, me veo ya viejo, con una garrota, paseando por el parque del Molino de Pinarejo desde este maravilloso jardín y veo un montón de tractores y cosechadoras en venta, en primer plano veo un rulo abandonado en la era, olvidado tras los servicios prestados antaño, un rulo de los que se utilizaban antiguamente en la era para allanarla antes de que comenzase la trilla. Veo a un  hombre con las palas lanzando la mies al aire para separar el trigo de la paja, es mi padre, mis hermanos, los críos subidos al trillo en una auténtica fiesta infantil, para así mejor separar el trigo de la paja,  siempre buscábamos la forma de quitarle algún pedernal para provocar chispas e incluso encender algún papel, los críos cantando y riendo sobre la trilla veo los chorros de sudor de hombres y mujeres mezclados con el polvo de la paja, esos chorros van aumentando de tamaño transformandose   en auténticas cascadas que discurren con furia inusitada, arrastrando todo hasta la playa de mi niñez ibicenca, la playa de Caló des Moro,  estoy de nuevo en la orilla, noto la tela de la hamaca pegada a mi espalda, la humedad del agua salada, noto su sabor en mis labios, estoy realmente empapado, sopla la brisa suavemente, lo cual me produce placenteros escalofríos.
 De repente desaparecen esas imágenes, más bien se transforman, ante mis ojos de nuevo aparece el parque del Molino de Pinarejo, estoy comiendo unas sabrosas chuletas de cordero manchego junto a mis amigos de la infancia, ya cincuentones y con cintura ancha como la mia, estamos ante un lebrillo de cuerva del que vamos llenando nuestros vasos una y otra vez, puede que estemos borrachos o al menos alegres, miro hacía Pinarejo, ante mis ojos veo el pueblo y a mitad de camino un caballo blanco de costillas marcadas, pienso en Rocinante, libre por fin de la locura del caballero de la triste figura al cual veo en el suelo caído tras enfrentarse con el viejo molino de Pinarejo, mientras que Sancho Panza empina la bota de vino que le ofrecemos, "dejen a su merced a mi señor, vaya a ser que de un coscozón entre en razón",  empina otra vez la bota.  Rucio continua su camino en dirección a unos verdes trigos, donde se encuentra una hermosa borrica en celo, trabadas sus patas delanteras, nada puede ni quiere hacer por librarse de los envites amorosos de Rucio que deja su simiente en Pinarejo y el recuerdo de su amo, Sancho Panza.
Despierto alterado sin saber muy bien donde me encuentro, un limón más maduro de la cuenta cae sobre mi cabeza, al tiempo que percibo como una suave llovizna que humedece todo, del susto pego un salto y me pincho con una espina del limonero, miro a mi alrededor con la esperanza de que mi accidente haya pasado desapercibido pero allí está mi perro mirándome con ojos burlones, como si se diese cuenta de que mi máxima preocupación no era el pinchazo sino que alguien lo pudiese haber contemplado, al instante  miro hacia lo alto del limonero, de donde continua cayendo una finisima llovizna, entre las ramas veo el sol resplandeciente y la total ausencia de nubes, sin embargo la llovizna es persistente, termino de despertar y veo a mi hijo disparando con el difusor de la manguera contra la parte alta del limonero, sin poder aguartar las risas por mi desafortunado  despertar de tan fantasioso sueño.  
 
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