sábado, 20 de abril de 2013

Carta a mi hermana, 23 años sin ella. -Poesía - Tanto tiempo si ti






Tanto tiempo sin ti… Poesía
(A mi hermana Felipa)



Tanto tiempo sin ti…
Echándote de menos,
sin haberte echado nunca de más.
En el silencio de la noche busco tu risa,
tus palabras de consuelo,
tus consejos siempre sabios.


Dicen que los ríos siempre tienen su final en la mar,
si las vidas son ríos que van a la mar...
¿Qué orillas mojan  tus aguas y así calmar la sed
de todos los sedientos de ti?
Tantos años sin tu risa…

No hay sabor a tristeza en tu recuerdo,
aunque nuestros ojos mojen nuestras mejillas,
recordando tu ausencia, tu ausencia…
Es como si las lágrimas buscasen la vida,
la vida que manaba de los tuyos…

Tanto tiempo sin ti…
Echándote de menos,
sin haberte echado nunca de más.
Todavía al cerrar los ojos,
vemos el brillo de los tuyos,
y escuchamos tus risas.
.




3 comentarios:

  1. Paco, que emotivo el poema para tu hermana. Mientras lo leía pensaba en la mía.
    Ya pueden pasar años y años, que no podremos olvidar nunca a los ausentes, ni llenar el hueco de esa ausencia. Que duro y que difícil se me hace a mí que no me duela el recuerdo de mi hermana. Muchas cosas de las que hago y vivo, las hago y vivo por ella. Todos los días pienso en ella.

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    Respuestas
    1. Y me pasa lo mismo. Lo que escribes en la carta me remueve por dentro. Yo ya no tengo a nadie en el pueblo y cuando mi madre vivía, al menos tenía la obligación de llevarla a ella durante las vacaciones de verano. Y me gustaba tener esa obligación porque ahí estaba vivo el cordón umbilica. Ahora cada vez distancio más las visitas porque los vínculos que me unen al pueblo son los que yo me obligo a mantener, pero ya casi no conozco a nadie. Aún así me niego a perder esos vínculos.

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    2. Perdona Josephine, no haberte contestado antes, voy un poco liado y tengo este blog más abandonado de lo que quisiera. Lo que dices es cierto, siempre echamos de menos a esas personas que tanto quisimos, que tanto nos quisieron, eran lazos invisibles que nos unían a nuestra tierra. Los lazos siguen estando pero ya no tienen tanta fuerza.
      Pensamos en ellos cuando no estamos allí, cuando si lo estamos su presencia es todavía más fuerte e intensa.

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