lunes, 15 de julio de 2024

Sobre textos apócrifos y otras zarandajas atribuidas a Cervantes

 



Porque has de saber, amigo Sancho, que habrá más textos apócrifos que estrellas en el cielo. Siempre habrá falsarios con pluma grosera que busquen hacer pasar fingidos párrafos de latín vulgar por el más ilustre y refinado latín, al igual que aquel vendedor de indulgencias del Lazarillo de Tormes.

No fue solo el de Avellaneda quien buscó vender jamelgo viejo como si fuera bello alazán.

No ha de extrañarte que algunos sean incluso ingeniosos, como estos:

«Ladran, señal de que cabalgamos.»

«Lucho contra tres gigantes: el miedo, la injusticia y la ignorancia.»

Otras que huelen a tocino aún más rancio que ese queso que se da para hacer creer que el vino acedo es de buena crianza:

«Querido Sancho: Compruebo con pesar cómo los palacios son ocupados por gañanes y las chozas por sabios. Nunca fui defensor de los reyes, pero peores son los que engañan al pueblo con trucos y mentiras, prometiendo lo que saben que nunca les darán. País este, amado Sancho, que destrona reyes y corona piratas, pensando que el oro del rey será repartido entre el pueblo, sin saber que los piratas solo reparten entre piratas.»

También alguna que halaga con gracia a las mujeres:

«Porque has de saber, Sancho, que las mujeres son la más perfecta de las creaciones divinas. Que aunque son más hermosas que las flores, las estrellas y la luna llena juntas, son fuertes como el acero de mi lanza. Por eso, Sancho, es menester entre los caballeros que debemos estar prestos a sus privaciones, amarlas, cuidarlas como a la niña de tus ojos, porque nuestro mundo sin ellas, no cabe la menor duda, estaría completa e irremediablemente perdido, pues ellas, Sancho, son la fuerza de la vida y el motor que impulsa nuestra existencia

Luego están quienes traducen al castellano actual lo que sobradamente se entiende, alterando el sentido y la palabra o cercenando la obra, curiosamente a cargo de escritores de gran prestigio.

Y siempre, siempre, quienes queriendo honrar la memoria de Miguel de Cervantes, como este que escribe, se atreven a nuevas aventuras quijotescas, pero siempre firmando con su nombre lo escrito, no engañando a nadie que no quiera ser engañado, y que posiblemente, don Miguel de Cervantes apedrearía al intruso por el atrevimiento.

Esperando la indulgencia de quien lea mis relatos, quijotescos o no...

©Paco Arenas a 13 de julio de 2024

miércoles, 10 de julio de 2024

Don quijote y Sancho sobre polémicas estériles el nombre de nuestra lengua y otras cuestiones dignas de contar

 





Con todo esto volvieron caballero y escudero al camino real y siguieron por él a la ventura, sin otro designio alguno. Yendo, pues, así caminando, dijo Sancho a su amo:

 

—Señor, ¿quiere vuestra merced darme licencia que departa un poco? Que desde que me puso aquel áspero mandamiento del silencio, se me han podrido más de cuatro cosas en el estómago, y una sola que ahora tengo en el pico de la lengua no querría que se malograse.

 

—Dila —dijo don Quijote— y sé breve en tus razonamientos, que ninguno hay gustoso si es largo.

 

—Digo, pues, señor —respondió Sancho—, ahora que sé que no debo decir regoldar sino eructar, que al galillo, donde a veces el vino desvía su camino, provocando que el badajo de la campanilla se ponga a repicar y lo deba llamar úvula, sabiendo que lo que tengo entre la mano y el brazo, ya no es gobanilla, sino que como las muñecas de Alamillo las tengo que llamar…

 

—Sancho, te he dicho que seas breve y llevas varias cuestiones a colación como si no hubiera un mañana.

 

—No soy fraile que deba guardar castidad con la lengua, y no teniendo otro con quien dar casquera que a mi borrico, que solo sabe rebuznar, con alguien me tendré que desahogar… Acompañar en aventuras por determinar a un mudo es como vagar en los desiertos o pastar con las ovejas, que al menos dicen beeee, beeee…

 

—Anda calla, y habla ya.

 

—¿Callo o hablo? Aclárese, señor don Quijote.

 

—Escupe, no vaya a ser que te salga la amarga bilis por la boca —dijo don Quijote alzando las manos al cielo, pidiendo al Altísimo paciencia.

 

—No es menester que comience con lo del galillo, la gobanilla y el regüeldo, no vaya a ser que se le agrie a vuestra merced el vino que no ha bebido y le entren ardores —dijo sarcástico Sancho, sabiendo que se había salido con la suya y sin conceder el levantamiento del silencio impuesto, podía ya hablar.

 

—No, la memoria me llega todavía… —exasperado don Quijote—. Sigue por donde lo dejaste.

 

—Si lo dicho ayer era lengua castellana, lo que debo decir hoy: eructar, úvula o muñeca, y a lo que ayer era duz, debo llamarlo dulce, al pernil jamón, a los calzones pantalones, y si Rocinante fuera yegua, y Rucio, el borrico que es, en un día de celo, no tendrían acémilas, sino mulas… asaz hartazgo me produce tanto cambio…

 

—Bastante harto me tienes ya con tus galimatías… ¿A dónde quieres ir a parar?

 

—Que si a esa lengua debemos llamarla castellana como siempre, o tal vez española, si cambian las palabras, ¿por qué no el nombre y hasta los significados?

 

—Sancho, gente hay que la llama española ya, pero estamos en Castilla y en España otras lenguas existen, tan españolas como la castellana…

 

—O sea, que cada uno la nombre como le dé la real gana…

 

—Tampoco es eso, amigo Sancho, allende de los mares la llaman de las dos maneras, aquí es donde hay más disputa y hasta a garrotazos he visto darse garrotazos en el cogote por tan banal pelotera… En Francia llaman francés al provenzal, en Italia al dialecto toscano italiano…

 

—En ese caso, admirado don Quijote, aquí deberíamos…

 

—No, amigo Sancho. No es tan simple, los españoles somos más complejos, y lo mismo que te he dado otros ejemplos, te diré que nadie llama británico al inglés, siendo que el inglés es solo la lengua de uno de los países que conforman la Gran Bretaña, donde está el galés y el escocés, por no mencionar al irlandés… No es tan simple, no… Aquí las mujeres tienen dos apellidos y no pierden el suyo, en los países extraños pasan a llamarse como su esposo, sea santo o demonio…

 

—Sobre eso quería sacar a colación otra cuestión…

 

—Te doy la mano y pasas por todo el brazo, saltando de la clavícula a la escápula de un salto…

 

—¡Jejejeje! —ríe Sancho— Lleva razón vuestra merced, pero si no lo saco, va a ser a mí a quien le va a entrar acidez.

 

—Saca, saca, que comienzo a encontrar sustancia en estas desabridas lentejas, que ni un hueso de espinazo o esternón llevaban. Eran viudas y no muy alegres, apenadas diría yo…

 

—Y tan apenadas, al menos tiernas estaban. Volviendo al tema. Y digo yo, y no son palabras mías, que son de mi Teresa, que la lengua se debería adecuar un poco más a la mujer y su natural género… Si digo por ahí vienen cuatro jóvenes, vengan tres mozas y un mozo, ¿debo decir que vienen cuatro muchachos, aunque solo uno lleve colgajo?

 

—Así lo dicen las reglas de la lengua…

 

—Pero, a ver si me entiendo, si esas tres mozas son rameras, y él es un proxeneta, ¿debo decir tres zorras y un zorro, o a él le llamaremos de otro modo?

 

—Me pillas en renuncio, amigo Sancho, pero te voy a dar mi opinión: El idioma castellano es muy injusto con la condición de las mujeres. En el trono se sienta el rey y la reina, en la trona defecan los dos. En tu casa gobierna Teresa, y es la gobernanta de tu hacienda, pero si tú llegas a gobernador, ¿por qué ella no puede ser la gobernanta? Sobre el suelo pisa la suela, por mucho que algunos no quieran. Un hombre público debería tener el mismo significado que si la mujer es pública, si el zorro es astuto, la zorra debería tener igual significado. Si algo es insoportable, ¿por qué ha de ser un coñazo si cuando algo es fantástico es cojonudo? Sin duda, amigo Sancho, el lenguaje castellano o español, debería adaptarse a los nuevos tiempos y los Académicos de Argamasilla deberían tomar buena nota sobre esas cuestiones…

 

—Claro, claro, si el nombre de las palabras cambia, también los significados, que vos me llamáis villano, y villanos son todos los nacidos en Madrid y también en Pinarejo, no solo los poca ropa y las Justicia…

 

—Eso es otra cuestión, amigo Sancho, ahí ya entraríamos en birretes y togas y a esos siempre se debe ir con los maravedíes por delante, ¿Qué digo? Con escudos de oro y reales de a ocho.

 

 

Un relato de © Paco Arenas, escrito el 10 de julio del año 2024

jueves, 20 de junio de 2024

La ignorancia de los censores, Cervantes y La Codorniz

 



La Codorniz fue una revista de humor gráfico y literario publicada en España desde 1941 a 1978. Se autoproclamaba «la revista más audaz para el lector más inteligente», y posteriormente también «decana de la prensa humorística», y sin duda fue una de las más longevas publicaciones de humor, sirviendo de inspiración a las posteriores El Papus, Hermano Lobo y Por Favor.

La mítica revista satírica "La codorniz" realizó el 25 de abril de 1975 esta portada, y pasó la estricta censura franquista. En su agonía, los países democráticos de Europa exigían apertura, que al menos en apariencia, se pareciera en algo a la democracia.

   En España, en aquel último año de vida del dictador, que no de dictadura, se comenzaba a hablar de "democracia a la española", a la que llamaban también "Democracia orgánica", una especie de trampantojo gatopardo que pretendía continuar con la dictadura.

 

 

**En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Un plato de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados... Espera, ¿no es así como comienza la historia que logró burlar a la Inquisición?

 Antonio de Herrera fue el primer lector de El Quijote y también podría haber sido el último. Por fortuna disfrutó con la obra y adivinó que sería del «gusto del pueblo». Así que, el 11 de septiembre de 1604, autorizó la primera impresión de un manuscrito titulado El ingenioso hidalgo, que había solicitado Francisco de Robles ante el Consejo de Castilla, órgano censor del «Santo Oficio».

 

Después de circular de mano en mano, parece que el Santo Oficio no encontró gracia alguna en las andanzas de nuestro querido Don Quijote . ¿Será que los inquisidores carecían de sentido del humor o que simplemente no entendían una buena parodia cuando la leían? La quema de libros por parte del cura y el barbero, ¿no era acaso una sátira tan ardiente como las hogueras de la Inquisición?

 

Y qué decir de los nudos de don Quijote, esos que transformaron el faldón de su camisa en un rosario improvisado en Sierra Morena. La Inquisición vio indecencia donde solo había ingenio. En la segunda edición, esos nudos se convirtieron en bellotas de alcornoque, tan inofensivas que ni el más devoto podría ofenderse. Pero, ¡ay!, cuando el pañal de don Quijote se convirtió en un contador de avemarías, los inquisidores no pudieron contener su indignación. ¿Acaso no entendieron que la exageración era parte del chiste?

 

Y no olvidemos los nudos judíos, esos que adornaban las vestimentas y que bien podrían haber sido una insinuación judaizante. ¿Sería esa otra broma que los inquisidores no captaron? O la misma presencia del morisco Ricote.       

 

En la segunda parte, la Duquesa le dice a Sancho que las obras de caridad hechas sin entusiasmo no valen nada. ¿Era eso un guiño a Lutero? La Inquisición pensó que sí y, zas, al Índice expurgatorio de 1632 fue a parar.

 

Cervantes, ese genio de la pluma, siempre estuvo bajo la lupa de la Inquisición y de enemigos como Lope de Vega, que no le tenía ningún aprecio.  Ni Lope, ni Calderón ni Quevedo se hubieran atrevido a tal profanación. Don Miguel incluso dijo que habría escrito un libro más divertido si no fuera por el Santo Oficio. Pero ¿no es acaso esa vigilancia la que agudizó su ingenio y lo hizo aún más cauteloso y sutil en su humor?

 

No solo la Inquisición Española recortó en tan gran obra, también, la portuguesa, que mandó tachar en 1624 un párrafo del libro I, capítulo 17:

« Pidió luego alguna redoma para echallo, y como no la hubo en la venta, se resolvió de ponello en una alcuza o aceitera de hoja de lata, de quien el ventero le hizo grata donación, y luego dijo sobre la alcuza más de ochenta paternostres y otras tantas avemarías, salves y credos, y a cada palabra acompañaba una cruz, a modo de bendición; a todo lo cual se hallaron presentes Sancho, el ventero y cuadrillero VII, , que ya el arriero sosegadamente andaba entendiendo en el beneficio de sus machos

 

Así que, aunque la Inquisición no fue ninguna broma para Cervantes, tal vez debamos agradecerle por obligarlo a ser aún más astuto y perspicaz en su sátira. Después de todo, ¿qué sería de «El Quijote» sin un poco de censura para condimentar la historia?

 

 

Del mismo modo, La Codorniz, una revista satírica de humor gráfico y literario publicada en España desde 1941 a 1978. Se autoproclamaba «la revista más audaz para el lector más inteligente», también debía ingeniárselas para burlar la férrea censura franquista.

La mítica revista satírica «La codorniz», como en esta portada publicada  el 25 de abril de 1975, y que pasó la estricta censura franquista.

 En su agonía, los países democráticos de Europa exigían apertura, que al menos en apariencia, se pareciera en algo a la democracia.

   En España, en aquel último año de vida del dictador, que no de dictadura, se comenzaba a hablar de «democracia a la española», a la que llamaban también «Democracia orgánica», una especie de trampantojo gatopardo que pretendía continuar con la dictadura, y que el pueblo apellidaba de otro modo.

En la portada utilizó la figura de don Quijote y Sancho por un camino tricolor con los colores de la bandera de la República, a los lados, huesos y esqueletos de las víctimas de la dictadura, de los que todavía miles, permanecen en paradero desconocido, como el gran poeta granadino Federico García Lorca.

 

©Paco Arenas

martes, 18 de junio de 2024

Cervantes y la invención del Quijote. (Manuel Azaña)

 





«Así nosotros, posteridad del Quijote, no somos acreedores del libro por haberlo puesto en 'el predicamento que lo tenemos, antes le somos deudores de una parte de nuestra vida espiritual, somos criaturas cervantinas, y d poeta podría mirarse en nosotros»

 

Manuel Azaña, nacido en Alcalá de Henares, fue un escritor, periodista y político que llegó a la jefatura de República Española, siendo el último jefe del Estado Español elegido de manera democrática.

 Como Miguel de Cervantes, escribió sobre Cervantes y su obra. Uno de sus textos más destacados es «Cervantes y la invención del Quijote», publicado en 1934, donde Azaña analiza la obra maestra de Cervantes con gran lucidez y anticipándose a críticas modernas. En esta obra, Azaña muestra su profundo respeto y admiración por Cervantes, destacando la conexión entre ambos, no solo por su lugar de nacimiento, sino también por su contribución significativa a la literatura y la cultura español.

Azaña pone a Cervantes en el centro de su novela. Para Azaña y Ortega el escritor «Cervantes» ocupa un sitio central en el estudio del quijotismo:

«El Quijote, reducido a una sátira de los libros de caballería, sería para nosotros poca cosa; pero si Cervantes no hubiese tenido otro horizonte que la sátira misma, y los personajes se le hubiesen escapado de entre las manos, lanzándose por su cuenta a mejor vida de la que podían tomar en el espíritu del poeta, Cervantes, reducido a tal pequeñez, sería un monstruo afortunado, a la vez estéril y fecundísimo, y realizaría este absurdo: un contenido mayor que el continente donde se inscribe.»

 

Para Manuel Azaña:

«Cervantes conoce su mala suerte y la adopta en su intimidad, le da forma universal: he aquí mi cruz. Al expresarse, expresa a España: resume en sí, ordena y estiliza lo que anda disperso en el ánimo de la gente común. Antes, todo podía ser confuso; en hablando él, nada nos queda por saber. Cervantes alarga hasta lo infinito la distancia entre el deseo y su logro: en esta zona patética, su sensibilidad es como nunca la de su pueblo. ¡Ideales nobles, pensamientos elevados, vida colmada de obras: plausibles cosas, y bellas, como los bienes del mundo, ¡deseables y positivos! Sí, pero soltar el freno al deseo y ordenar la vida a colmarlo es locura que prefiere la buena esperanza a la ruin posesión; sí, pero restringirse a un orden pacato es cordura, penosa renuncia a lo codiciable por falta de confianza en el esfuerzo propio. Así, entre desear y privarse, no hay vivir dichoso, cabal, tranquilo.... Como Cervantes cree en el valor de la vida y lleva en sí desleído el sinsabor de su mengua personal y el de la sociedad que lo envuelve, su contemplación risueña no encubre la melancolía.»

 

«Lo risible era la realidad primaria del personaje; lo serio es la fantasía, la corriente maravillosa que Cervantes introduce en lo real para descomponerlo

Opina Azaña que España resuena en la obra cervantina:

«Con ninguna obra de ningún otro poeta sucede lo mismo. La identidad del Quijote y España es única ... ».

Para son Manuel Azaña, el último presidente o jefe de Estado, elegido de manera democrática en España:

 España tiene la capacidad posible de ser España, esa España posible que no ha de convertirse en problema, tiene «la posibilidad ser España.»

Manuel Azaña escribe:

«Así nosotros, posteridad del Quijote, no somos acreedores del libro por haberlo puesto en 'el predicamento que lo tenemos, antes le somos deudores de una parte de nuestra vida espiritual, somos criaturas cervantinas, y d poeta podría mirarse en nosotros»

 

«Nosotros no podemos reírnos con el Quijote como se reían los pajes en las antecámaras cuando d libro se publicó, porque abolida la presencia real de la cosa parodiada, somos inmunes a la fuerza hilarante de la parodia. La grotesquez del caballero resulta de confrontarlo con un andante genuino, con Amadís, u otro ser poéticamente vivo en la imaginación. Quitado el modelo subsiste la monstruosa caricatura, que ya no parece tal, sino trasunto verdadero. Y el adefesio inventado para cubrir de ridículo un prototipo arcaico, todavía vigoroso, cobra, en cuanto el prototipo muere, valor propio, independiente de la intención satírica; cobra la vida lamentable de un monstruo en quien la voluntad y la fantasía, potencias creadoras, fracasan, no por hostilidad del mundo exterior, luchando con ,el cual podría el personaje subir a la noble categoría de los héroes, sino por ingénita debilidad de los medios, que como siempre está a la vista del lector sin que se le consienta no advertirla u olvidarla, no le permite siquiera forjarse la ilusión del heroísmo, por más que el ánimo del personaje sea heroico .

El Quijote, leído y gustado en la actualidad de su aparición por un público que tenía presente la literatura caballeresca, no era triste, aunque fuese ya cruel, sino jocundo,   y eI contenido atroz de su jocundidad en gran parte se les ocultaba por el efecto inmediato de la parodia.»

 

También Manuel Azaña nos habla de que:

«Son, pues, conciliables la opinión de que el Quijote, y Cervantes con él, no fueron bien estimados en su tiempo, y el suceso editorial de la novela, de que el autor se enorgulleoe.

El Quijote no había labrado aún su posteridad. Convenía que el autor fuese desestimado. Convenía que Lope pudiese decir: nadie es tan necio que alabe el Quijote; porque Lope

no era tonto, ni esas palabras son puramente emulación baja. Claro está que si la maledicencia a nadie aniquila ni constituye al mal diciente en jerarquía superior, tampoco la desconsideración de un autor vivo, es garantía y, seguro de inmortalidad.»

 

Y, para terminar, dejo un último extracto del libro de don Manuel Azaña:

«Cervantes, reducido a tal pequeñez, sería un monstruo afortunado, a la vez estéril y fecundísimo, y realizaría ,este absurdo: un contenido mayor que ,el continente donde se inscribe. Unamuno, en quien pienso al decir esto, se encara con Don Quijote como personaje independiente, de muy mayores dimensiones que el, espíritu de quien ya no sería su inventor. Cervantes se 'lo habría tropezado un poco al azar, mirándolo con los ojos burlones y no muy inteligentes del bachiller Sansón Carrasco, y su papel consistiría ,en el desempeño de lo que su artificio literario finge: traducir a Benengeli, servir de truchimán entre una realidad poética superior a su penetración y nuestra sensibilidad de espectadores. Si fuese necesario resolverse en pro o en contra de este punto de vista, pirandeliano avant la leftre, yo lo desecharía. El comentario de Unamuno a ,la vida de Don Quijote y Sancho entraña, como movimiento lírico, una revelación ,del espíritu quijotesco.»

Ya iré haciendo más comentarios sobre este libro conforme lo vaya leyendo.

Paco Arenas

martes, 11 de junio de 2024

Santa María del Campo Rus, ¿el lugar de la Mancha?

 


Santa María del Campo Rus, ¿el lugar de la Mancha?

Santa María del Campo Rus, ¿el lugar de la Mancha?
En la voz de Puerto Llano ha escrito un magnífico artículo José Arias Mora titulado
«Don Quijote por la Mancha. Las Bodas de Camacho y el pueblo del primo del licenciado»
Comienza así:
«Don Quijote en la casa del Caballero Verde Gabán, situada en Santa María del Campo Rus, anuncia su inmediato plan de viaje: había de entrar en la cueva de Montesinos.
El camino más corto para llegar a la cueva de Montesinos desde la casa del Caballero, cruzaba por las poblaciones de La Alberca de Záncara, El Provencio, Villarrobledo y Ossa de Montiel. En uno de estos lugares imaginó Cervantes las Bodas de Camacho.»
Aportando un recorte de lo que sería el trayecto más corto para llegar desde Santa María del Campo Rus a la cueva de Montesinos pasando por La Alberca de Záncara, El Provencio, Villarrobledo y Ossa de Montiel.
Decir, en primer lugar, que veo un artículo bastante sólido salvo en las distancias recorridas, que no tiene en cuenta que no se tarda lo mismo en la actualidad, siglo XXI, que en aquellos tiempos, siglo XVI y XVII con caminos en mal estado pedregosos, con socavones, cuestas y bajadas, por no decir recovecos casi intransitables. El artículo, que merece la pena leerse, lo pondré en el primer comentario.
Me gusta el argumento, me encanta, esa es la verdad. Eso de situar Santa María del Campo Rus como patria del caballero del Verde Gabán me parece fascinante. No obstante, conociendo la zona, aunque no esté a gran distancia, hay que considerar que entonces no eran carreteras llanas, sino caminos pedregosos, y, o embarrados. Caminar 85 km en 17 horas es posible, a una media de 6,8 km/hLos primeros cinco o seis kilómetros, sí (de Pinarejo a Santa María, yo los he recorrido muchas veces por la carretera siendo joven, ahora según Google Maps, tardaría hora y media), pero... a Villar de la Encina, que está a menos del doble, por el camino de entonces, en los años 70, tardaba más de tres horas, con muchas cuestas y bajadas, ahora con mejores caminos tardaría según Google Maps, 2:23. Lo más largo que caminé a mis veinte años fue a Honrubia y a La Alberca del Záncara, a esta última tardaba entonces más que ahora, según Google Maps, por una razón sencilla, paramos en Santa María del Campo Rus, tomábamos algo y seguíamos, ahora con mejor carretera, según Google Maps, los 19 km. tardaríamos 4:24 horas. La Mancha es llana, pero los caminos no. Los primeros kilómetros los haces mucho más rápido que los segundos y así sucesivamente.
Con esto está claro que a más kilómetros, cada vez se caminan más lentos. Hay que descansar.
Y otra cuestión, ¿alguien ha subido en burro? He llegado a tardar casi dos horas en burro desde la Montesina, donde se ubicaba hasta los años 60, en que se derrumbó la entrada de la cueva del mismo nombre, muy cercana al famoso pozo Airón, y de la que emanaban gases. NO VOY A ABRIR ESE DEBATE, NO CREO QUE LA CUEVA DE LA MONTESINA SEA LA DE LOS MONTESINOS (¿o sí?). Al menos no de momento. Dudo que la cueva de la Montesina sea la de Montesinos, por mucho que en mis dos novelas quijotescas, «Los manuscritos de Teresa Panza» y «Águeda y el secreto de su mano zurda», sitúe la famosa cueva de Montesinos en la Montesina (entre Pinarejo, Villar de la Encina y Castillo de Garcimuñoz, a solo una legua de Santa María del Campo Rus, porque quien escribe ficción es el amo de cada una de sus letras. ¡Voto a Rus! Me encanta y me suena a música celestial. El autor no ha tenido en cuenta esa cuestión, la de ir en burro. Doy por hecho que muy rápido no podían ir yendo uno en burro y otro a caballo y, por lo que se ve en la novela, siempre de conversación, cosa lógica. A los manchegos nos gusta mucho la casquera. A caballo una persona sola y al galope sí es posible, pero no con Rocinante, que era un rocín flaco y mal alimentado, y Rucio, que era un burro, buen trabajador y andador, pero más tozudo que una mula. Si lo cansas, hasta que no descansa, no anda ni con zanahorias ni con palos.
Pero, además, tal y conforme señala el autor:
«Poco trecho se había alongado Don Quijote del lugar de don Diego, cuando encontró con dos como clérigos o como estudiantes y con dos labradores […] Saludoles Don Quijote, y después de saber el camino que llevaban, que era el mismo que él hacía, les ofreció su compañía».
«Por el camino, uno de los estudiantes sin saber a dónde iba don Quijote, aunque él sí que sabía a dónde iba el estudiante, le invita a la boda de Camacho:
«vuesa merced se venga con nosotros; verá una de las mejores bodas y más ricas que hasta el día de hoy se habrán celebrado en la Mancha.»
Lo dicho, muchas leguas para un rocín como Rocinante y un burro, se llame Rucio o Sacristán, como se llamaba el mulo que tenía mi padre. Y, por si fuera poco, cascando en grupo con otras personas que iban a pie y por caminos en mal estado. 18 horas actuales son más de 30 de entonces. Era preciso comer, descansar y dormir, ¿o no?
Lo dicho, me ha encantado el artículo, pero estamos en la eterna cuestión de si son churras o merinas, de si fue en la Mancha (lo lógico y creo que irrefutable) o fue en Valencia, Cataluña, Aragón, Sanabria, como defienden algunos. Tiene más lógica Villarrobledo, Socuéllamos, Munera o Ruidera. Solo Cervantes lo sabía y no nos va a despejar el entuerto.
Terminando este escrito, voy a contradecir las palabras de que no voy a abrir ese debate. Me gusta la idea de poner Santa María del Campo Rus en todo lo que atañe a « El Quijote» y ya que en Radio Televisión de Castilla -La Mancha, me atribuyen que yo sostengo que la patria de Sancho Panza es Pinarejo, (cosa que solo defiendo en mis novelas, porque así lo dice la tradición oral) puede que estudie y busque lo que hace ocho años no me veía capaz, demostrar con argumentos igual de válidos, ¿por qué no?, que Santa María del Campo Rus es el «lugar de la Mancha», (eso sí, siempre desde la suposición, la verdad se la llevó Cervantes a la tumba, y todavía no la han encontrado para preguntarle).

Aunque él dejó esto escrito:

«Este fin tuvo el ingenioso hidalgo de la Mancha, cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como contendieron las siete ciudades de Grecia por Homero»

En las tres capturas de pantalla se puede aprecia como se reduce o aumenta la media según el recorrido, si es caminos o carreteras, pero en el siglo XVII no existían carreteras, que cada cual saque su propia conclusión.

lunes, 10 de junio de 2024

Rosario republicano y quijotesco

 



Acto de Contrición

Por Rocinante y Rucio, ¡líbranos de nuestros enemigos! En el nombre de la libertad, la igualdad y la justicia, ¡líbranos de ellos!

 ¡Amén!

Oración a la Diosa de la Justicia

¡Oh, diosa de la Justicia, la que no se tuerce ni por oro ni por argucias! Líbranos de los jueces que cambian sentencias por sacos de monedas. No nos condenes a la tortura de Tribunales caducos que sirven a los poderosos. Ayudados por tu gracia celestial, nos comprometemos a defender la democracia, y a luchar por los tres pilares sagrados: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD. ¡Amén!

Oración a la Diosa de la Igualdad

¡Diosa de la Igualdad, no permitas que los clamores de los pobres se ahoguen en la copa dorada de los ricos! Que la justicia caiga sobre ellos como molino sobre gigante.

 ¡Amén!

¡Oh, Diosa de la Igualdad! No consientas que, por el mero hecho de ser mujeres, se recorten las oportunidades y derechos que son propios y justos. ¡Acaba con el machismo patriarcal que oprime y denigra! Libéranos de las cadenas de la desigualdad y haz que todas las voces sean escuchadas con la misma fuerza y resonancia de todas las personas con independencia de su género o condición sexual. Que la balanza de la justicia no se incline por el peso del género, sino por la equidad y la razón.

¡Amén!

Oración a la Diosa de la Libertad

¡Diosa de la Libertad, haznos libres como el viento manchego! Que nuestras palabras y acciones no se vendan al mejor postor. ¡Oh, Libertad! Que los impresores trabajen para el bien común y no para el vil metal.

¡Amén!

Y así, con espíritu indomable y corazón enardecido, invoquemos a las deidades de la justicia, la igualdad, la fraternidad y la libertad, como buenos caballeros andantes caminemos hacia la República. Pues en esta travesía, donde gigantes se disfrazan de molinos y la injusticia se disfraza de ley, nuestra lanza es la palabra y nuestro escudo la verdad.

 ¡Amén!


Paco Arenas

Sancho Panza y don Quijote reflexionan sobre su voto

 



Sancho se siente agobiado y desengañado; hasta dos semanas antes, no sabía si votar o no. Eso a pesar de que él siempre lo tuvo claro desde aquel viaje en Clavileño. Los ricos solo quieren a los pobres para mofarse de ellos, para sacarles las castañas del fuego sin quemarse y, sobre todo, para vivir a cuerpo de rey sin pegar un palo al agua a costa de los pobres.

Tenía motivo para el desengaño. A quienes siempre votó iban en candidaturas diferentes, y eso lo enfadaba mucho, maldiciendo como si fuera un blasfemo con dolor de muelas.

—Amigo Sancho —le dijo Alonso Quijano—, si los pobres vamos separados, nos matarán como a liebres en la cama. Tienes que votar.

—¿Y qué voto, amigo Alonso?

—Eso no te lo voy a decir yo. Pero piensa un poco. ¿Te acuerdas de cómo a las combativas Ada y Marcela las acusaron los jueces prevaricadores de ladronas sin pruebas y los voceros airearon los bulos hasta convencer a todo el mundo de que la mentira era la verdad?

—¿Cómo no me voy a acordar? Los jueces siempre están al servicio de su amo... y hay gente dispuesta a creerse las mentiras.

—Pues eso. ¿Acaso has olvidado cuando a Mónica, entre los voceros, los ricos y los jueces prevaricadores, crearon injurias que la obligaron a dimitir como vicepresidenta por un delito que no cometió?

—Pobre muchacha, claro que me acuerdo, amigo Alonso...

—¿Te has olvidado de todo el acoso que sufrieron Pablo e Irene, con los perros voceros echando leña al fuego para que acosaran hasta a sus hijos de pecho? ¿No te acuerdas de todas las injurias que sacaron contra ellos con el Caso Neurona, aquellos jueces al servicio de los ladrones?

—Claro que me acuerdo, pero hay que tener pocas neuronas para no darse cuenta...

—¿Has olvidado cómo al pobre Ricote los duques lo acusaron de moro infiel para quedarse con sus tierras? No lo dudes, que como ganen ellos, se quedan con sus tierras...

—Peor lo de mi hija Isabel —se rasca el cogote Sancho Panza—, que la querían quemar en la hoguera porque vive con Marcela...

Alonso Quijano movió la cabeza.

—Con su amor no hacen daño a nadie.

—Pues eso digo yo —asintió Sancho.

—Y por último, ¿acaso no le piden los corruptos cuentas al bachiller porque Manos Sucias ha denunciado ante un juez despeinado?

—Pero si eso ya ha dicho la Guardia Civil que es falso... Un juez decente, despeinado o calvo, no puede tomar nada en cuenta de lo que digan esos delincuentes de Manos Sucias...

—Yo siempre he defendido a la Justicia, pero en España cada día me resulta más difícil. Son los jueces quienes arrastran a la Justicia por la ciénaga.

—Los caducados, si fueran decentes, dimitirían en bloque, pero claro, si entrasen jueces decentes, sus amigos y a lo mejor alguno de ellos, iría a la cárcel...

—Llevas razón, amigo Sancho. Son muchos los jueces que están al dictado de los perversos. Los duques de Mamandurrias le piden explicaciones al bachiller para que explique lo que no hizo su mujer, porque el juez despeinado la ha imputado por recortes de prensa de los voceros al servicio de esos que no quieren llegar a un acuerdo para nombrar un nuevo gobierno de los jueces porque los tienen a sueldo... Lo dicho, al servicio de los perversos...

—Eso ya lo llevo diciendo yo muchos años: pocos jueces hacen justicia; solo son duros con los pobres, con quienes roban una gallina para comer, pero para quienes roban a manos llenas, barra libre... Tampoco me olvido yo de aquel diputado que fue expulsado del parlamento porque un policía mintió y, a pesar de las pruebas en contra, los jueces lo condenaron...

—Los mismos jueces caducados que no ven nada de lo que se hace en Madrid... Para terminar —dijo Alonso Quijano—, ¿tú has visto rezar a Barrabás?

—Blasfemar sí, rezar no. Es más descreído que yo y, además, roba a los pobres y ayuda a los ricos...

—Pues el domingo va a rezar el rosario para que los mamandurrias ganen las elecciones...

—Y volvamos a los tiempos de un famoso bandolero llamado M... Rajoy, que hay que tener bemoles para decir que no saben quién es... Pues, ¿sabes qué te digo? Voy a votar, amigo Alonso...

—¿A quién?

—Amigo Sancho, el voto es secreto, pero cuando voto, desde que tengo edad y algo de conocimiento, nunca he cambiado de idea, aunque me digan que...

—Ya, que ya lo sé...

—Pues eso, que los pobres tenemos que votar, porque estoy harto de voceros a sueldo y jueces que dictan sentencias siempre favoreciendo a los mismos. Pero sobre todo, voy a votar por mi padre, porque fue uno de esos 7291 ancianos que murieron abandonados a su suerte en las residencias madrileñas porque alguien así lo decidió... ¡Ah! Y por los miles de criaturas asesinadas en Palestina.

—¿Entonces, el domingo nos vemos en la urna?

—Nos vemos, amigo Alonso. Y después nos comemos una paella, convido yo...

—Eso suena a música celestial... ¡Ah! Y que no falte la fruta, que a todos nos gusta la fruta, pero no la podrida. ¡Salud, amigo Sancho!

—Más bien terrenal. La fruta no faltará, pero sana y sin gusanos de cloaca judicial. ¡Salud y República, amigo Alonso!


©Paco Arenas a 7 de junio de 2024

CARTA A MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

 

CARTA A MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA


Admirado Miguel,

Disculpa la osadía de este «juntaletras».

Ilustre y nunca suficientemente alabado Miguel de Cervantes, con la pluma en mano y el alma entregada a la inmortalidad de las letras, me dirijo a ti desde un rincón de la Mancha, cuyo nombre guardo en el corazón como un tesoro.

Bien es sabido que aquellos en quienes depositaste tu confianza, te traicionaron, dejándote a las puertas de la eternidad. Mas, aquellos que con envidia buscaron silenciar la resonancia de tu verbo, no alcanzaron su vil propósito. Tú, estimado Miguel, ascendiste a la cima, tal Cid victorioso, conquistando la gloria post mortem.

En la era presente, eres objeto tanto de amor como de desdén. Hay quienes, forzados a leer tus palabras en tiempos de juventud, cuando el entendimiento no había madurado, hoy rehúyen tu mención. Otros, con vanidad infundada, se jactan de conocer tu magna obra y repiten frases que jamás emanaron de tu pluma, tales como:

«ladran, Sancho, señal que cabalgamos»,

o «de grandes cenas están las sepulturas llenas»,

ignorando el sabio consejo que Don Quijote impartió a Sancho antes de su gobernación:

«Come poco y cena menos aún, que la salud de todo el cuerpo se forja en la fragua del estómago. Sé moderado en la bebida, recordando que el vino en exceso ni guarda secreto ni cumple palabra. Vigila, Sancho, no comer a bocados llenos, ni eructar en presencia de nadie.»

Algunos encuentran en tus letras el evangelio de la liberación de los desposeídos, pues siempre te posicionaste al lado de los necesitados. Otros osan comparar tu legado con la Sagrada Escritura, mas nada más lejano a la verdad, siendo ambas ficciones, una inspirada en dudosas ideas por la fe ciega que no admite cuestionamiento. Tu obra, en cambio, no solo busca deleitar y esclarecer con humor el entendimiento, sino que, enfrentando las visiones de Don Quijote y Sancho, nos invita a la reflexión, al pensamiento crítico y a la duda, porque solo a través de la interrogación avanza la humanidad.

Y otros, como yo, intentamos aprender de tus enseñanzas, quizás erróneamente, y combatimos gigantes, aunque sin gran éxito, he de confesar. Los vicios de tu época perduran en el siglo XXI, sigue habiendo alimento en exceso para saciar todas las bocas, y aún hay pobres que no pueden acceder a él. La injusticia, la arrogancia y la codicia continúan dominando el orbe.

Otros, procuramos aprender de tus enseñanzas, tal vez equivocados, y luchamos contra gigantes, sin mucho éxito, esa es la verdad. Los males de tu tiempo siguen siendo los mismos en el siglo XXI, sigue habiendo comida de sobra en el mundo para llenar todas las bocas y pobres que no pueden acceder a ella. La injusticia, la soberbia y la avaricia sigue gobernando el mundo.

Me despido con algo que si escribiste y que también se malinterpreta:

«La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres. Digo esto, Sancho, porque bien has visto el regalo, la abundancia que en este castillo que dejamos hemos tenido; pues en mitad de aquellos banquetes sazonados y de aquellas bebidas de nieve5 me parecía a mí que estaba metido entre las estrecheces del hambre, porque no lo gozaba con la libertad que lo gozara si fueran míos, que las obligaciones de las recompensas de los beneficios y mercedes recibidas son ataduras que no dejan campear al ánimo libre. ¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!»

Me gustaría saber qué pensarías del modo en que unos y otros utilizamos tu imagen, tus palabras y enseñanzas, aunque no espero contestación, te muestro mi cariño y admiración.

Este que es más Sancho que Quijote y más Quijote que Sancho, según el momento, pero loco y osado como los dos no se despide de ti.


© PACO ARENAS

PACO ARENAS, SUS LIBROS Y RELATOS...

PACO ARENAS-ESCRITOR

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