viernes, 2 de agosto de 2024

Don Quijote y los que queriendo insultar a madre ajena, insultan a la propia

 



—Botarate ¿Por qué gritas tan desaforado mentando a tu madre de esa forma?

—Viejo, no te metas en esto, que no es a mi madre a la que miento.

—De tu boca sale estiércol cada vez que insultas a alguien mentándole a su madre, y aunque no lo pretendas y ella sea una santa, ese insulto va para la madre que te parió, que en lugar de darte de mamar leche, te dio boñigas de vaca con diarrea… 

—Me gusta la fruta, es lo que he dicho.

—No. Has dicho hijo de... No voy a ensuciar mi boca con tan grosera palabra, pues cada uno echa por la boca lo que mamó.

—Soy español, y amo a España y tú eres un viejo chocho.

—Te equivocas. Hasta la palabra español, al salir de tu boca, suena como un escupitajo y apesta a vómito agrio de tiempos de la dictadura…

—Estoy en contra de la dictadura, por eso llamo hijo…

—¡Chis! Piensa que tu madre te puede oír y se avergüenza de ti, por no tener vergüenza ninguna…

 —Quería decir hijo de fruta…

—Nadie es hijo de un membrillo, ni siquiera tú que gritas sin razón que eres español y que esto es una dictadura… ¿Sabes acaso lo que es una dictadura?

—¿Ya estamos con las batallitas del abuelo Cebolleta?

—No. En la dictadura, si tú le decías al dictador hijo de fruta, te pasabas en la cárcel el resto de tus días o peor aún…

—Viejo, no me cuentes cuentos, que ya me los contaba mi abuelo…

—¿Y qué le pasó a tu abuelo?

—¿Qué te importa a ti?

—Veo que te emocionas, mira, si al final vas a tener corazón y todo. Tu abuelo, yo lo sé, fue uno de los 7.291 ancianos que murieron abandonados durante la pandemia, precisamente por orden de quien ayer insultó a la madre que le parió.

—¿Y tú cómo sabes que fue mi abuelo uno de esos siete mil viejos?

—¡Mírame! Soy don Quijote de la Mancha y lo sé todo…Anda, tira a tu casa, que tus padres están avergonzados de verte por televisión gritando como si fueras un energúmeno…

—¿Y España, qué…?

—España es diversa y plural y solo los intolerantes que no aceptan la democracia, a no ser que gobiernen ellos, son quienes prostituyen su sagrado nombre. Esos que roban de las arcas públicas, los que se llevan a los paraísos fiscales, esas empresas que cambian su sede al extranjero para pagar menos impuestos… o esos jueces a sueldo que llevan más años caducados que los yogures de Cañete… Vosotros con vuestros gritos…

—Mira, por ahí viene mi madre…¿qué hace? ¿Se quita la zapatilla? ¿No se da cuenta de que está la calle llena de cristales de botellas rotas? Se ha cortado…

—Pero viene a por ti…

—No, te equivocas. Viene a unirse a la protesta. ¡Ay, ay, ay! ¡Mamá!, no me pegues que me da vergüenza…

—La que no tienes…—respondió la madre, sin  parar de darle con la zapatilla en el trasero.  ¡Anda, cazurro! Para casa, que la cena se enfría y Roig nos volverá a subir la leche, de tan agria que la tienen.

© Paco Arenas, sus libros y relatos... 16 de noviembre de 2023

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