sábado, 24 de agosto de 2019

El viejo republicano, el nieto y el rey (cuento tradicional manchego)






En la puerta de su casa encontró el nieto llorando a su abuelo, un anciano de más de noventa años.

—¿Por qué lloras abuelo? —preguntó conmovido el nieto.

—Acabo de escuchar en la radio que se ha muerto el rey… —contestó afligido el anciano.

El nieto lo miró con cara de sorpresa, más conociendo las ideas democráticas, y por tanto republicanas de su abuelo. Además de tener escuchado al mismo de que el rey era un tirano en toda regla, un ladrón y sinvergüenza.

—Abuelo, no debes llorar por quien no te importa, ni le importabas a él. Podría ser, que, muriendo el rey viejo, y sabiendo de la preparación del joven, el pueblo despierte y llegue la República…

—Nada me gustaría más, pues todos sabemos que el mejor rey el que no existe. Sin embargo, no me fío de los políticos ni de los voceros del Régimen, aunque el príncipe sea tonto o incapaz, lo pondrán como el más preparado y capaz de todos los grupos gobernantes de la tierra, y seguiremos con rey, que siempre será mucho peor que sus antecesores, y lo que es peor, siendo súbditos babeantes y sumisos.

—Abuelo, no tiene por qué ser sí, el pueblo es culto, y este rey, puede que sea mejor que el padre..., dicen que está muy preparado para el cargo…

Fue ahora el viejo quien miro al muchacho con extrañeza y pesar.

—¿Te das cuenta? Ya te han contaminado los voceros del Régimen, hablas de la preparación de alguien a quien no conoces siquiera, solo porque la televisión, los periódicos y las emisoras al sueldo de la mafia, así lo repiten de manera machacona…

—Pero…

—Mira, soy ya muy viejo. Conocí al tatarabuelo, peor ser, creía yo y las gentes de bien, imposible. Lo tiramos por ladrón, seguro de que nos libraríamos de su estirpe para siempre. Un golpe militar lo restauró. A su tatarabuelo le sucedió su bisabuelo, fue peor todavía, hasta el punto que la gente terminó tirándolo también. Entonces babeantes militares dieron un golpe de Estado, y tras domesticar como borricos, los militares se saltaron a su padre, que no era bueno. Su padre, todavía peor, si no más inteligente, mejor aconsejado; pero, tan malo como sus antecesores, con sus mismos vicios y defectos, hizo tanto o más mal que los anteriores. Así, que por eso lloro, por eso. Porque a mis años he visto que a un rey malo le sucede otro que lo hace santo…

—¡Ay abuelo! Cuánta razón tienes…

—Por cierto, ¿dónde están los demás?

—Durmiendo —contesta el viejo.

—En estos tiempos de inopia, yo ya soy muy viejo para despertar a los dormidos...

©Paco Arenas

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