sábado, 20 de abril de 2019

Devociones y cartones




La calle está fría, 
llueve
mientras la saeta suena la triste marcha,
al son de trompetas y tambores
con sentimiento herido
y fervores encendidos,
más calientes que la llama de las velas,
más fría que la indiferencia
ante quien duerme  sobre cartones.
La calle está húmeda,
secos los corazones.

Llueve,
la gente se aparta
pletórica de devoción
musitando mil oraciones,
mientras desde los balcones
mujeres cantan saetas
que los devotos escuchan en silencio, 
con cuidado,
para no pisar los cartones.

En la catedral
chirrían los goznes,
 de las puertas,
no habrían de ser de los corazones,
que solo palpitan
ante imágenes
de madera o escayolas
que ignoran las pasiones
de quienes duermen sobre cartones.

Llueve,
hace frío,
suena la saeta.
Chiquillo mira la cara de Cristo,
y ten cuidado con los cartones,
que si rezas mucho,
aunque pises al hambriento,
tendrás tu lugar en el cielo,
Cristo yace en el suelo
sobre empapados cartones.

Paco Arenas 10 de abril de 1982


miércoles, 3 de abril de 2019

Escribir… ¿para qué?



Escribir… ¿para qué?
A los sesenta entran las dudas
ante vacíos surcos de papel.
tinta como sangre derramada,
en un inmaculado lienzo...
¿merece la pena mancharlo,
si no germinará semilla en él?

Escribir… ¿para qué?
si ya todo está dicho,
de mil formas y maneras,
no sirve para nada útil,
ni siquiera para caminar,
si está los renglones hueros,
por muy entretenidos que parezcan,
no sirven para nada,
que no sea distraer mentes ociosas,
comenzando por la tuya…
Escribir… ¿para qué?
¿por dinero?
¿seguro?
hasta Cervantes, el más grande,
murió pobre,
comiendo gracias al coño de su hija.

Escribir… ¿para qué?
Dicen que hay escritores
de brújula y de plano…
¿de plano?
¿planificando cada renglón
como el pilar de una obra?
¿cómo un arquitecto?
¿Con scrivener organizando tu delirio?
¿Alguien se imagina a Hemingway,
en sus geniales borracheras,
manejando plantillas, guiones,
en lugar de dar rienda suelta
a sus fantásticas alucinaciones?
Escribir con brújula,
¿para ir más perdido que el barco del arroz,
que queriendo ir a Cádiz,
desembarco en el mar de Piedra de la ciudad Encantada?
¡Por Dios!
Nunca creí que fuera tan difícil
plasmar cuatro tonterías en un papel…
Por ir sin plano y sin brújula,
me perdí…
y hasta de mi nombre me olvidé…

Escribir… ¿para qué?
¿Qué gana el labrador que labra, siembra y siega,
si antes llueve,
o el granizo no arrasa su esperanza,
si después,
le pagan una sola gota de su sudor?
Dime, ¿qué gana el labrador?
Lo mismo el escritor
o peor,
las letras no se comen,
ni sirven para nada,
y el papel,
ni para limpiarse el culo
con él.
Quiero ser el labrador
que trabaja la tierra,
no para nada,
sí para que germine la semilla
de la justicia y la libertad.

Escribir… ¿para qué?
¿Para cambiar el mundo?
¿Acaso los reyes y tiranos
se derrocan a golpes de versos?
Aunque,
¿de qué sirven las palabras
si no se usan como armas?
¿Un poema a una amada?
si es imaginaria
no vale para nada,
¿la belleza por la belleza?
¡madre mía!
¡Cuántas nueces con la cascara vacía!
¿Cuántos libros que no dicen nada?
¡Paco, para!
¿Quién mierda soy yo para cuestionar nada?
Cada uno que escriba lo que le dé la gana,
y si un día a su vecino le roban la casa,
o a él mismo,
que siga escribiendo bobadas.
Es tan divertido
escribir sin decir nada,
sin mojarse la piel
ni arriesgarse a la crítica cruel
sin tropezar contra las balas.


Escribir… ¿para qué?
No me hagas caso.
Escribe,
sí escribe,
escribe a sueldo,
o sin él,
¿qué más da?
Solo por el onanismo placer,
bien sabes,
que de cada diez renglones
ni uno te pertenece
y siempre habrá un imbécil
que sin rubor de ti se burlará,
escribe también para él,
incluso cuando te pregunte:
¿Y con eso que ganas?
Y tú, si tus renglones no están vacíos,
si están escritos con la sangre de los pobres,
puedas responderle,
haciendo de tripas corazón:
Sí, escribir sirve,
para tocarle los cojones a usted
y a quien de mis renglones
saque beneficios
sin que le suden las ingles .

Escribir… ¿para qué?
¡Copón!
¿para qué va a ser?
Para contar tu historia,
y disfrutar antes que ninguno
de lo que a tu desquiciada cabeza
se le ocurra
sin rendir cuentas a nadie.
Que nadie piense que hay desprecio,
ni resentido desdén,
que tan solo hay admiración
a quien se deja los ojos
al escribir
o al leer…

Dicho esto:
Escribir… ¿para qué?
sino es para joder
y ser la mosca mas cojonera
que se posa sobre la mermelada
antes de ser devorada,
atrapada en la dulce sensación
de estar buscando
cómo acabar este mal poema
que no tiene ni pies ni cabeza.
Escribe maldito desertor de arado, 
escribe hasta desfallecer, 
que no te quede sangre en el tintero,
ni palabra ahogada 
por no herir,
¡Escribe!
¡Copón!
He dicho.


martes, 2 de abril de 2019

lunes, 1 de abril de 2019

¡Llueve!

Arco iris sobre Pinarejo


Llueve sobre Castilla, y amanece con las nubes despeinadas agitando sus largos cabellos sobre las flores marchitas y las ramas secas, por fin llueve limpiando los tejados, después de tanto tiempo esperando la lluvia.
Llueve, puede que solo agua, pero es abril, el mes de la libertad, también el mes en el que fue asesinada ¿quién sabe?

Llega la lluvia, la fuente de la vida por fin mana. Llueve sobre tierras abandonadas, olvidadas, deshabitadas de gente, también de risas, y si las hubiera, son risas melladas o tal vez postizas, rostros de miradas tristes, que solo sonríen unos meses de verano, si la risa fresca llega del asfalto a pisar por unos días el barro. Ojos que lloran con lágrimas secas de ver cómo su pueblo se morirá cuando cierren los ojos.

Llueve sobre tierras que a nadie, y al decir nadie, me refiero a legisladores,
que solo se acuerdan de ella cuando llegan las elecciones, para imponer miserable desvergüenza a politicastros ajenos a estas Tierras secas, abandonadas, ignoradas. 
Legisladores que desprecian a cada uno de sus votantes. Tierras vaciadas
que deben elegir como candidatos a gente que no saben el sabor de su pan, la frescura de su agua o la alegría que da su vino.
Llueve, y puede que sea tan solo agua.
Nos gustaría que fuera la lluvia que llevamos esperando más ochenta años
al calor de la lumbre..., llueve sobre la tierra seca.
Llueve y es abril...

©Paco Arenas




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