La sangre de La Mancha, de estas tierras del sur de Castilla
ha tenido los colores del vino, en Pinarejo, durante mucho tiempo solo existió
un tipo de vino, el blanco, un blanco algo pajizo y casi transparente con
cierto toque dulce. Vino que bebíamos todos desde la más tierna infancia, en porrón
aparte se le añadía azúcar para que bebiésemos durante la comida, ya que por
entonces existía la creencia de que el agua quitaba “las ganas”.
El inicio de la vendimia lo fijaba la maduración de la uva,
aunque un trabajo duro, la vendimia siempre tuvo cierto aire festivo, en
Pinarejo no había ni hay grandes extensiones de viñedos, por lo cual se procuraba
hacer la vendimia rápido para ir a vendimiar a La Mancha, Socuellamos,
Villarobledo y el Tomelloso,
principalmente, aunque también se iba a Argamasilla e incluso a Valdepeñas.
La vendimia coincidía en cierto modo con el inicio del curso
escolar por lo tanto así como de la siega y trilla guardo muchos recuerdos, de
la vendimia no tantos. Recuerdo los
carros cargados de uva, no sé si en capachos de esparto o directamente sobre las
tablas del mismo, recuerdo que mi padre tenía un majuelo en el cual había una
caseta medio derrumbada, que también tenía una viña, que decían que era muy
buena y se llamaba “la viña del cura” y sobre todo recuerdo cuando íbamos con
los picatostes a que mi padre y mi tío Ladislao nos los empapasen del mosto
espeso de las uvas recién pisadas. Dulces recuerdos que ya están casi olvidados
en un rincón de la memoria.
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En pie manchegos, en pie |
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Esperando la vendimia |
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Lista para acarrear |
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Vendimia en La Mota del Cuervo |
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Bello racimo de muchachas presumiendo de racimo |
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Preparando el avío |
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Se vendimia con sudor el vino del labrador |
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Ni vino aguarchao ni agua avinata
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Saliendo de la tinaja |
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Un poco de casquera |
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Pisando la uva |
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Y de postre uva |
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A probar los resultados |
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