Mal asunto perder el tiempo en vanas casqueras sin cafés por
delante, que con el vino ya se sabe lo que pasa, y no digamos con el güisqui o
los gin-tonics… Los tienen tan baratos sus señorías, que terminan olvidándose de
que tienen la borrica en la puerta, siendo que es un animal de culo dispuesto y
dentadura sin igual, que necesita paja y sal, y un poco de grano, tampoco
vendría mal.
No, no es buen lugar aparcar la borrica a la puerta de un
local, y menos del Parlamento Inglés. Mal si la dejas en la puerta de la Cámara
de los Comunes, (no merece mención la Cámara de los Lores, que, por ser de
sangre azul, pasa lo mismo que en España con los senadores, que sin tener
desgaste no sirven para nada, bueno sí, para cobrar dietas y prebendas sin
llegar a sudar la camiseta).
Mas, dejémonos de entremeses, sin nada para picar, que el
virus coronado acecha en cualquier lugar, y la pobre borrica está en la puerta
a la expectativa, dispuesta para entrar, y como sabe que no será bien recibida,
rebuzna sin cesar.
La profesión de borrico tiene mucha competencia en la «British
Union», no solo entre los comunes, sino entre las altas jerarquías de la
Iglesia Anglicana, y hasta «universities», y es que quienes viven de la
sopa boba, a falta de las puertas abiertas del Corte Inglés, se aburren una barbaridad, por eso mejor protestar con ahínco y tesón, que por callar no les van a dar nada, y la borrica lo mismo, con la calorina que cae y ni agua le dan al pobre animal.
Estar
aburrido es muy mal asunto, ya lo dijo Sócrates, Aristóteles, Pitágoras, tal vez Platón o Cicerón, que se yo, si cuando fui a Grecia, la tierra que los sepultó era tan leve que el viento se la llevó.
Aburrido, ¡vaya por Dios!, debe estar el Arzobispo de Canterbury, o quizás de otro lugar que no recuerdo. Mas decir que fue en una archidiócesis, que tiene río y mar, ¿Támesis tal vez, o era el Guadalaviar? y es que yo de memoria ando mal y de geografía fatal. Pero vamos a la cuestión que los cerros de Úbeda están más llanos que mi cerebro. El pobre hombre, se olvido el sombrero arzobispal, la mitra, creo que le llaman, y siendo Canterbury un paraje de mucha niebla, aquel día salio el sol, lo cual afectó su entendimiento. Vamos, que se ve que se equivocó y en lugar de alzar a su «God» y entonar una oración, se bebió media botella de «Scotch Whisky», del mejor y báculo en mano, repartió bastonazos a diestro y siniestro cantando con fina voz, propia de un «castrato» veneciano el «God save the Queen» con su letra particular, previniendo a los «British» contra las satánicas vacunas. Dictadas por el «Scotch Whisky», dijo tales barbaridades sin perdón de su «God» como:
«Las vacunas son invención de Satanás y las fabrican con los fetos abortados de las amantes de los pastores», al no entender inglés no se si se refiere a las ovejas o las cabras, y es que ya me dijo mi madre que aprender idiomas nunca estaba de más en lugar de utilizar el «Google traslator», que pones una cosa y te escribe otra.
Aburrido, ¡vaya por Dios!, debe estar el Arzobispo de Canterbury, o quizás de otro lugar que no recuerdo. Mas decir que fue en una archidiócesis, que tiene río y mar, ¿Támesis tal vez, o era el Guadalaviar? y es que yo de memoria ando mal y de geografía fatal. Pero vamos a la cuestión que los cerros de Úbeda están más llanos que mi cerebro. El pobre hombre, se olvido el sombrero arzobispal, la mitra, creo que le llaman, y siendo Canterbury un paraje de mucha niebla, aquel día salio el sol, lo cual afectó su entendimiento. Vamos, que se ve que se equivocó y en lugar de alzar a su «God» y entonar una oración, se bebió media botella de «Scotch Whisky», del mejor y báculo en mano, repartió bastonazos a diestro y siniestro cantando con fina voz, propia de un «castrato» veneciano el «God save the Queen» con su letra particular, previniendo a los «British» contra las satánicas vacunas. Dictadas por el «Scotch Whisky», dijo tales barbaridades sin perdón de su «God» como:
«Las vacunas son invención de Satanás y las fabrican con los fetos abortados de las amantes de los pastores», al no entender inglés no se si se refiere a las ovejas o las cabras, y es que ya me dijo mi madre que aprender idiomas nunca estaba de más en lugar de utilizar el «Google traslator», que pones una cosa y te escribe otra.
Atrás no se quedó el director de una «university», una
gran autoridad del mundo científico de allá, que niega la evolución de las
especies y de la ciencia, he hecho, en lugar de mascarilla quirúrgica, utiliza
las copas de los sostenes que requisa en las duchas de las estudiantes vírgenes.
El tal director, llegó a decir algo así como:
las vacunas son un camelo, y que las quiere utilizar Satanás,
a través de Bill Gates y George Soros para poner un chip en cada uno de
nosotros para controlar nuestra libertad, cocinadas en las calderas de Pedro
Botero en el mismo infierno, y que ya lo anunciaron allí en la «City»
Olimpiadas de Londres de 2012, superando con creces a la «conspiración judeo-masónica-comunista
del gran santo de los infiernos español de triste recuerdo.
En España, estas cosas no pasan, fue abrir El
Corte Inglés y las tiendas de la milla de oro de Madrid, y ya no se chafó ninguna cacerola.
Pero volvamos a la puerta del Parlamento Inglés, con la borrica como único ser inteligente en las puertas:
Los comunes, que son de muchas casqueras, hablan de todo,
menos de lo que debieran hablar, no se paran a pensar, y cuando alguien habla
del matrimonio entre iguales, la borrica, que no distingue entre tanto crispado
griterío, porque a la pobre ni una cerveza le dan, y claro, se pone a rebuznar.
Que la Home Secretary, habla de cambios en la cúpula de
Scotland Yard, porque unos «bobbies» se dedicaban a escribir
novelas de ficción, pretendiendo pasarlos por un informe policial, en lugar de
investigar, a la borrica le da por
rebuznar, es lo que tiene el pobre
animal, y a algunos contertulios que con los gin-tonics tan baratos, se los
toman en lugar de agua mineral, y
en lugar de argumentar, le preguntan a Priti, por su orientación sexual. No
beben agua estos comunes, no vaya a ser que críen ranas, porque sapos y culebras,
ya les salen por la boca, hasta el punto, que algunos necesitarían más que la
borrica el bozal, eso sí, con la «Union Flag» bordado en un lateral.
Y siendo de escuela de pago, y con títulos de las mejores «universities»
de la «Pérfida Albión», (humildemente pido perdón), muchos de ellos regalados en
la «Elizabeth II University», eso de la educación no lo llevan muy a
rajatabla, y no es culpa de Boris, que el pobre de lo único que admite tener
culpa es de no encontrar un peine por las mañanas.
Mal, muy mal lleva la oposición en el Parlamento Inglés, si
se habla de los negocios turbios de la «British Royal House», a pesar
que el «Prince of Wales» a sus 71 años, todavía no ha dado un palo al
agua, no es que otros miembros de la «British Royal House», lo hayan
hecho, pero al menos no pasa como «Spain», donde el «campechano» que
tiene más capítulos de «Sin tetas no hay paraíso» que Amaia
Salamanca y Miguel Ángel Silvestre juntos, porque de tetas y paraísos fiscales,
ya se sabe que casi todos los reyes, tienen bastante más experiencia, no solo
en Inglaterra, también en Holanda, o Bélgica, Inglaterra o España, si las alfombras
de los palacios reales hablaran, no habría tampones suficientes para el «Prince
of Wales», alforjas y aguaderas suficiente para llevar las estatuas de los
reyes y príncipes promiscuos, siendo muchos quienes rebuznarían al comprobar
que se les cae la estatua del pedestal, como ahora parece que pasa en la patria
de Trump.
A todo esto, hemos dejado la borrica olvidada en la Puerta
del Parlamento Británico, perdón, inglés.
Aquí esas cosas no pasan, porque «Spain is different»,
y aunque aquí no hay lores, hay senadores, que sirven para lo mismo, para jugar
como Celia Villalobos al «Candy Crush» y llevarse un pastizal por hacer
lo mismo que los miembros de la «Royal House».
Aquí, sus señorías, no descargan su responsabilidad echando
la culpa a los demás, como hacen en el Parlamento inglés, que cuando no tienen
ni viejo ni chiquillos para echarles la culpa, se la echan a las mujeres, que
siempre es tema recurrente el 8-M.
Porque aquí, señores míos, no hay ira ni estupidez maligna,
que ponga trabas a la recuperación económica y sanitaria provocada por la
pandemia.
Aquí, no hay sus todos nuestros representantes son muy patriotas,
no hay un «orejones» con la nariz colorada como un pimiento morrón, por los gin-tonics
o el güisqui de malta escoces.
Es cierto que, en el Congreso de los Diputados, hubo un
tiempo en el cual hubo más imputados que diputados. También es cierto que los gin-tonics
son más baratos que el agua de Beteta, y el «Bourbon» está en los labios
de la mayoría, unos para echar pestes de él, por hacer competencia al europeo «Scotch
Whisky», o lo que es peor al güisqui segoviano.
Aquí no pasa como en el Parlamento Inglés, que son muchos dispuestos
a pagar con su vida por un buen trago de «Bourbon», lo cual es lógico,
los escoceses son unos malditos separatistas. Y beben «Bourbon», no solo
por patriotismo, ni porque sean borrachos, sino porque el alcohol es un eficaz desinfectante
para las heridas, y aunque sea extranjero, mejor que lejía en vena será. Además,
allí el Parlamento Inglés, sino se toman todas las mañanas tres lingotazos de «Bourbon»,
serían incapaces de hablar de los pelos del sobaco en el parlamento, por ser
tema peliagudo; aunque claro, algunos se pasan en la dosis de «Bourbon» o
«Scotch Whisky» y confunden la hombría con mantener a las mujeres a raya,
o a la patria con un trozo de tela con la «Union Flag» en el balcón, «made
in China».
Bien es cierto, que
eso no quita para que no sea de recibo que tengan la borrica, aparcada en la
puerta del Parlamento Inglés, puesto que es un animal infinitamente más
inteligente que muchos de los que dentro están.
¡Copón! Lo que hace tomar un
chupito de Habana Club a deshoras. Porque a todo esto, yo solo quería leer unos poemas de Pablo Neruda y hablar de la borrica.
Salud para todos
©Paco Arenas
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