domingo, 2 de agosto de 2020

El hombre más importante de España y fotos de Molinicos.



No os dejéis llevar por sus humildes ropas, su cinturón mal ajustado o zapatos llenos de barro de su humilde bancal. Nunca tuvo, ni tendrá, prostitutas de lujo, ni cuentas en Suiza o las Bahamas. Es tan importante que nunca le regalaron nada, ni tampoco robó nada; porque, al contrario que quienes se consideran importantes, él es un hombre honrado, o como diría el poeta, un hombre bueno en el buen sentido de la palabra. No durmió en hoteles de lujo de muchas estrellas, pero sí, muchas veces al relente de todas las estrellas del firmamento.

Sí, es un campesino, un hombre humilde; a pesar de lo cual, no nos equivoquemos, ni nos sintamos ofendidos por no estar a su nivel, él es el hombre más importante de España, y con él y como él, los campesinos, pastores, jornaleros o pequeños propietarios, que siembran con sus manos las semillas y riegan con su sudor las espigas con el que se cuece el pan nuestro de cada día.

Tiene setenta años, cualquiera le echaría diez más, y que me perdone si lo ofendo. En su mano grande, un pepino, y en el bolsillo de su camisa de franela, otro pepino.

Sus encías desiertas dientes, nos dicen con claridad que no le sobró nunca un real, o, mejor dicho, que siempre sudó hasta la última migaja del pan que se comió y que; a pesar de ello, trabajando de sol a sol toda su vida, no le llegó el jornal, ni su esfuerzo, para una prótesis dental.

Gracias a este gran hombre, campesino y pastor, come el alguacil del ayuntamiento, la joven amable de la oficina de turismo de Molinicos, el cabo de la guardia civil y sus compañeros, los concejales y el alcalde de Molinicos, también; aunque, él ni se lo planteé, le da de comer a la esteticien de Molinicos, al gobernador civil de Albacete, al cura de Molinicos y al obispo de Albacete, al difuso y dudoso Emiliano García Page, que no se sabe si es de izquierdas o de derechas, presidente de esta parte del sur de Castilla. Sí, también al vicepresidente Iglesias, y al primer ministro Sánchez, también a Casado "el holandés errante" que lidera el principal partido de la oposición en España y contra España en Europa, sin olvidar al vocinglero iraní Al-Bascal.

No es preciso de decir que es mucho más importante que todos los mencionados, e infinitamente más que al demérito  o que su hijo Felipe Uve Palito. De no ser por este hombre y otros campesinos como él, , sin tener culpa de nada, ni un pepino se podría comer, ni vivir a cuerpo de rey y de sus riñones, como viven.

Lo conocí en Molinicos, me llamó de inmediato la atención, caminaba alegre, rebosante de humildad, con aspecto bonachón.

—Buen pepino lleva en el bolsillo de la camisa.

—Sí que es bueno, tengo otro, si lo quiere usted, se lo regalo, y verá que bueno.

Le di las gracias, y lo rechace, no por nada, sino porque cuando yo me lo pudiera comer, estaría de aquella manera. Busqué charlar con él, y le pedí una foto, accediendo gustoso, sin saber quién era yo. Hablamos un rato y me dijo que hasta los 65 años estuvo con el espinazo doblado, con dolores de riñones desde diez años antes, de tanto trabajar, todo para que le quedará una miserable pensión, que mal le da para sobrevivir. Siendo que es el hombre más importante e imprescindible de la cadena productiva y alimentaria nunca disfrutó de fastuosos banquetes ni conoció esos manjares que quienes no lo merecen gozan.

Tiene poco capital, su vieja casa y un bancal, con pepinos y tomates, pimientos y cebollas, patatas y judías verdes, que este año, por culpa de la pandemia no le dejaron sembrar cuando correspondía. Le duelen todos los huesos, pero a quienes alimenta, ni les importa.

Me enamoré de él y sus palabras. Alabé el pepino que llevaba en el bolsillo de la camisa y me ofreció el que llevaba en la mano. Hasta en eso es generoso el campesino, que, teniendo poco, da la mitad de lo que tiene a un extraño que pasaba por allí.

Me quedo con parte de la conversación que me regalo:

«Pa cinco años que cobró la pensión, que hasta los 65 no me dejaron jubilarme, y lo hice, porque mis huesos no aguantaban más, que mucho lo sentí por mis ovejas, que, como yo, nadie las querrá».

Generoso, al despedirnos, todavía me volvió a preguntar si de verdad no quería un pepino, con esa sencillez con la que sólo las personas de verdad saben mostrar.

Y ahora, que vengan los parásitos que nunca supieron lo que es trabajar, como González o Aznar, a decir que las personas más importantes, las que trabajan de verdad , tienen que esperar para jubilarse a los 70 años, para que así se mueran sin cobrar la pensión y queden más dineros para los parásitos que se creen importantes, y no llegan ni al barro de las abarcas que calza este hombre.

Este hombre es mucho más importante que aquellos, a los cuales, con sus ajadas manos y quebrados huesos, dio y da de comer. Si no fuese por él, ni el rey comería.

Con todo mis respetos y admiración hacia él, hacia ellos y ellas, a los campesinos y campesinas de todo el mundo, porque los realmente importantes se visten con ropa de faena.


©Paco Arenas, autor de Magdalenas sin azúcar. Novela recomendada por catedráticos de literatura e historia. 






























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