sábado, 10 de octubre de 2020

El tirachinas (Cuento nº 1)

 



Recomendaciones del padre al hijo al estilo Ayuso y Almeida

El padre sorbía la copa de Bourbon cuando escuchó el ruido de las tejas al romperse.

—Chiquillo, no seas tonto, que estás tirando piedras contra tu propio tejado —riñó a gritos un vecino que pasaba por allí.

 Al ruido de las voces, salió el padre presuroso, algo le pasaba a su hijo.

—¿Qué son esas voces? —Increpó al vecino el padre de manera desaforada, sin dar importancia de que su hijo estaba con el tirachinas en la mano.

—Tu hijo, que está con el gomero en la mano y le puede saltar un ojo a alguien —contestó el vecino, intentando no alterarse —. Yo que tú, se lo quitaría.

—¿Por qué he de coartar la libertad de mi hijo?

—Por lo que te he dicho y porque…—dudó en decir «es tonto...» —, yo se lo quitaría…

—Papá me ha llamado tonto… —se apresuró a intervenir el chiquillo.

—¿Es verdad eso?

—Sí, está tirando piedras contra tu tejado y el mío está al lado y si me rompe una teja, me la tendrás que pagar —contestó con aplomo el vecino.

—¿No pensarás denunciar a una criatura?

—Si rompe tus tejas, no. Si rompe las mías, aunque tú seas el alcalde, sí. Pero, mejor quítale el gomero, evitaremos disgustos.

—Haz lo que quieras, mi hermano es juez del Tribunal Supremo. Todo podría ser que al final fueses tú el inculpado...

El vecino calló, metiéndose en su casa, por si una piedra rebotaba y después de descalabrado, quien pagaba la multa era él.

—Hijo, no debes tirar piedras contra los tejados, y menos contra el nuestro —riñó a su hijo acariciándole el remolino de la cabeza —hay que ser responsable — y no le quito el tirachinas al chiquillo.

—Que tiquismiquis que es la gente. Total, por una teja rota —y se metió en su casa a seguir disfrutando del Bourbon, al fin y al cabo, lo pagaban los vecinos con sus impuestos.

—¿Quién era? —Preguntó la mujer.

—Un gilipollas que pretende coartar la libertad de nuestro hijo.

El gamberro continuó disparando piedras contra su propio tejado, y otros ajenos.

Por la noche se desató una gran tormenta y las goteras caían desde el altillo.

©Paco Arenas 

Moraleja: El problema no es que un tonto tire piedras contra su propio tejado, sino que, si hay goteras, nos mojamos todos, tenemos el tejado plagado de goteras: recortes en sanidad, en educación, y si eso no se remedia pronto, mal vamos.            

         Y además con algunos medios de comunicación y muchos jueces al servicio de quienes tiran piedras contra los tejado, al final los culpables seremos nosotros.


Paco Arenas autor de Magdalenas sin azúcar

 Los manuscritos de Teresa Panza

 Esperando la lluvia-Cuentos al calor de la lumbre 

y  Caricias rotas  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...