domingo, 13 de noviembre de 2022

Lilith y la regla de las mujeres


Dicen que Dios creó a Adán y a Lilith del mismo barro a su imagen semejanza.  Adán no podía soportar la libertad de Lilith y pidió a Dios que la sometiera a su voluntad. Dios, que era un poco machista, o mucho, expulsó a Lilith, la mujer libre, del Paraíso.

Pero Adán era un poco inútil para sus menesteres, y necesitaba una hembra para emparejarse como el resto de los animales cuando a él le diese la real gana.

—No puede ser que un cabrón se empareje con una cabra, un palomo con una paloma, un elefante con…

—¡Para, para! A ti también te proporcioné una hembra y a ella un macho, no lo olvides…

—Pero ya has visto su comportamiento. No estaba dispuesta cuando yo quería. Yo la quiero sumisa, cuando el venado quiere montar a la hembra, no permiso, la monta y si no le apetece, se aguanta. Mira, mi pámpana, siendo el rey de la creación, tengo que cambiármela yo. He observado al león, duerme cuanto le apetece, monta a un harén de leonas y son ellas quienes se encargan de alimentarlo… En una palabra, quiero a una hembra como Dios manda…

Dios le recordó que antes había rechazado a Lilith:

—La creé como a ti del mismo barro a mi imagen y semejanza y me dijiste que la apartase de tu lado y es lo que hice. 

—Pero me emparejaba, eso sí, cuando a ella le apetecía…

 —Si no me equivoco, tú lo que quieres es que te cree una hembra sumisa a tus caprichos.

—Dijiste que yo sería el rey de la creación y Lilith tiene su propio criterio. Yo quiero ser el macho dominante...

 

Dios accedió y sacó de una costilla de Adán a Eva, tal y conforme la quería Adán...

Luego vino la historia oficial del cuento de la serpiente y la manzana que todos conocemos y que muchos se la tragan sin masticar.  Estaban retozando debajo del manzano cuando escucharon un siseo. Era la serpiente, siendo Eva quien primero la vio:

—¡Ay, Dios! ¡Qué bicha tan grande y larga! —Exclamó Eva.

—¿A qué te gusta? —Se ufanó Adán —¿A que ningún hombre te lo ha hecho tan bien?

—¡No! —Replicó Eva, aunque no se refería a lo que le preguntaba Adán, tampoco tenía con quién comparar.

—¡Lo sabía! Soy el mejor amante del Edén… —dijo henchido de orgullo Adán, aunque no llegó a terminar, encogiéndosele el pajarito al instante al escuchar una voz siseante y mirar hacia el lugar de donde llegaba:

—Este es el frito del árbol del conocimiento del bien y del mal, quien lo coma será tan sabio como Dios…

Eva alargó la mano para coger la manzana, quería ser sabia. La acercó a sus labios, dudando.

—Dios nos dijo que no comiésemos de este árbol, que moriríamos.

—Eso es porque no quiere que seáis tan sabio como él, pero yo soy más sabio y astuto que él, precisamente porque como de este fruto…

—No sé, no sé —continuó dudando Eva, levantándose. Se levantó también Adán y de un manotazo le quitó la manzana a Eva.

—Trae acá. Las mujeres no necesitáis ser inteligentes, con obedecer al varón, suficiente.  

Comieron los dos de la manzana, pero sus efectos no llegaron, se comieron más manzanas, porque además estaban muy buenas y pensaron que cuantas más comiesen, más sabios serían. Tras el empacho, se sentaron y no sintieron ganas de seguir retozando.

—Mujer, tráeme más pámpanas, ¿no te das cuenta de que estoy desnudo? Y tú, ¿no te da vergüenza? ¿crees que es de una mujer decente estar desnuda a la vista de todos?

Cuando llegó Dios, no encontraban dónde esconderse, y como Dios era un gran matemático, al instante se percató de que faltaba muchas manzanas al primer golpe de vista. Antes de que abriese la boca, Adán le echó la culpa a Eva:

—La culpa ha sido de Eva. Las mujeres son perversas por naturaleza, Lilith, Eva y todas — dijo Adán, todavía no tenían gato para echarle la culpa. Y si no dijo menos mi santa madre porque no tenía madre conocida, lo cual ya es una aberración en sí misma.

—Me dejé embaucar por esa mala mujer. La muy bruja... —se disculpó Eva, por supuesto, echando la culpa a otra mujer. Adán tenía muy mal genio y temía su ira. Además, Lilith no se podía defender.

Dios y Adán se apartaron a un lugar del paraíso para deliberar sobre qué hacer.

—Hay que juzgarlas y condenarlas por sediciosas y golpistas —Propuso Adán.

—Si no son catalanas…

—¡Ah! Bueno, no había caído en esa cuestión. Entonces…

—¿Qué propones? —Le preguntó Dios

—Pues ser como Dios. También quiero tener hijos a mi imagen y semejanza... Ser rey por la gracia de Dios.

 —Encima de desobedecer mis mandatos, andas un poco subidito. No has respondido a mi pregunta... ¿Quieres que te abra otra vez el costillar?

—¿Acaso estoy loco? Eso duele mucho hasta que cicatriza, soy el rey de la creación...Una y no más, (habría dicho Santo Tomás, pero todavía no había nacido de vientre de mujer, porque da la casualidad de que hasta los marichulos nacen del vientre de mujer, aunque algunos como Carlos V, fuese cagado, los marichulos, también) Que sea la mujer la que ponga su cuerpo, de la costilla o del coño, me da lo mismo, pero que sea la mujer, yo soy el rey…

—¿Y que para con dolor? —Inquirió Dios a la criatura que con más esmero moldeó.

—Pues claro, y así que aprenda a obedecer y que sea esa la regla, y pagué su pecado original...

—Concedido. Eva parirá con dolor y tendrá una regla dolorosa todos los meses, y cuando no la tenga será porque estará preñada...

— Y lo de ser rey de la creación...

—Como eres un poco corto de entendederas, serás más fuerte que ella, para someterla mejor. Te inventaras la religión, para que me tenga miedo y te obedezca siempre. Serás juez y parte, y el encargado de escribir la historia. Cuídate de darles poder, las mujeres son más inteligentes que tú, mira Lilith. Eso sí, mucho cuidado con las hijas de Lilith, que son hijas tuyas también. Dirás y mentirás sobre ellas y les prohibirás que aprendan a leer y a escribir, de lo contrario no podrás controlarlas. Y tendrás que mandarlas a la hoguera para que sientan temor ante ti.

Ya entonces Dios y Adán dejaron de lado la mujer, sin pedirle su opinión. Idearon la forma de «joder» a las mujeres en todos los sentidos. Sobre todo, a las hijas de Eva, porque a las Lilith, les temían los dos.  Y sí, a lo largo de la historia las capturaron y las quemaron vivas acusándolas de brujas. A pesar de ello, muchas sobrevivieron. Pero los adanes se sentían muy atraídos sexualmente por las libres hijas de Lilith, y de nada sirvió que se inventasen dioses y religiones para someterlas. Y con la ayuda del primer dios, la regla como una maldición divina y el parir con dolor, por el pecado de la mujer.

Por suerte, Lilith, sobrevivió a todas las hogueras y no se resignó a ser solo la costilla de Adán. Al igual que Eva pare con dolor, si quiere parir. No lo hará porque le diga alguien con un colgajo, que cual parásito rey, decide lo que debe hacer la mujer con su cuerpo porque él se haya inventado una religión y una moral a su medida para someterla.

Ahora, las hijas de Eva, gracias a las hijas de Lilith, aprendieron a leer y escribir, porque pensar siempre pensaron más que el engreído de Adán. Ahora los adanes tienen miedo al despertar femenino.

 

P.D.

Si Adán pariese o tuviera reglas dolorosas, la ley sobre el dolor de regla estaría desde los tiempos de Tutankamón y el mamón que lo inventó. Y claro, las compresas, tampones y demás, no solo no tendrían el IVA reducido, sino que se dispensarían gratis en farmacias, estancos, supermercados y hasta en el Vaticano.

 

Dedicado a todas las Lilith y mujeres que luchan contra los neandertales y adanes de las cavernas. También a las Eva que se rebelan contra los trogloditas y a los hombres que saben que su camino está al lado de ellas.

 

Nota: para quien no lo sepa Lilith, según la Biblia, fue la primera mujer. Los adaptadores de la Biblia le tenían tanto miedo a aquella primera mujer, más inteligente que Adán y mucho más interesante y libre que Eva y Adán juntos, omitieron su nombre y su leyenda.

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