Dicen que
Dios creó a Adán y a Lilith del mismo barro a su imagen semejanza. Adán no podía soportar la libertad de Lilith
y pidió a Dios que la sometiera a su voluntad. Dios, que era un poco machista,
o mucho, expulsó a Lilith, la mujer libre, del Paraíso.
Pero Adán
era un poco inútil para sus menesteres, y necesitaba una hembra para
emparejarse como el resto de los animales cuando a él le diese la real gana.
—No puede
ser que un cabrón se empareje con una cabra, un palomo con una paloma, un
elefante con…
—¡Para,
para! A ti también te proporcioné una hembra y a ella un macho, no lo olvides…
—Pero ya
has visto su comportamiento. No estaba dispuesta cuando yo quería. Yo la quiero
sumisa, cuando el venado quiere montar a la hembra, no permiso, la monta y si
no le apetece, se aguanta. Mira, mi pámpana, siendo el rey de la creación,
tengo que cambiármela yo. He observado al león, duerme cuanto le apetece, monta
a un harén de leonas y son ellas quienes se encargan de alimentarlo… En una
palabra, quiero a una hembra como Dios manda…
Dios le recordó que antes había rechazado a
Lilith:
—La creé
como a ti del mismo barro a mi imagen y semejanza y me dijiste que la apartase
de tu lado y es lo que hice.
—Pero me
emparejaba, eso sí, cuando a ella le apetecía…
—Si no me equivoco, tú lo que quieres es que
te cree una hembra sumisa a tus caprichos.
—Dijiste
que yo sería el rey de la creación y Lilith tiene su propio criterio. Yo quiero
ser el macho dominante...
Dios accedió
y sacó de una costilla de Adán a Eva, tal y conforme la quería Adán...
Luego
vino la historia oficial del cuento de la serpiente y la manzana que todos
conocemos y que muchos se la tragan sin masticar. Estaban retozando debajo del manzano cuando
escucharon un siseo. Era la serpiente, siendo Eva quien primero la vio:
—¡Ay,
Dios! ¡Qué bicha tan grande y larga! —Exclamó Eva.
—¿A qué
te gusta? —Se ufanó Adán —¿A que ningún hombre te lo ha hecho tan bien?
—¡No! —Replicó
Eva, aunque no se refería a lo que le preguntaba Adán, tampoco tenía con quién
comparar.
—¡Lo
sabía! Soy el mejor amante del Edén… —dijo henchido de orgullo Adán, aunque no
llegó a terminar, encogiéndosele el pajarito al instante al escuchar una voz siseante
y mirar hacia el lugar de donde llegaba:
—Este es
el frito del árbol del conocimiento del bien y del mal, quien lo coma será tan
sabio como Dios…
Eva alargó
la mano para coger la manzana, quería ser sabia. La acercó a sus labios,
dudando.
—Dios nos
dijo que no comiésemos de este árbol, que moriríamos.
—Eso es
porque no quiere que seáis tan sabio como él, pero yo soy más sabio y astuto
que él, precisamente porque como de este fruto…
—No sé,
no sé —continuó dudando Eva, levantándose. Se levantó también Adán y de un manotazo
le quitó la manzana a Eva.
—Trae acá.
Las mujeres no necesitáis ser inteligentes, con obedecer al varón, suficiente.
Comieron
los dos de la manzana, pero sus efectos no llegaron, se comieron más manzanas,
porque además estaban muy buenas y pensaron que cuantas más comiesen, más sabios
serían. Tras el empacho, se sentaron y no sintieron ganas de seguir retozando.
—Mujer, tráeme
más pámpanas, ¿no te das cuenta de que estoy desnudo? Y tú, ¿no te da vergüenza?
¿crees que es de una mujer decente estar desnuda a la vista de todos?
Cuando
llegó Dios, no encontraban dónde esconderse, y como Dios era un gran matemático,
al instante se percató de que faltaba muchas manzanas al primer golpe de vista.
Antes de que abriese la boca, Adán le echó la culpa a Eva:
—La culpa
ha sido de Eva. Las mujeres son perversas por naturaleza, Lilith, Eva y todas —
dijo
Adán, todavía no tenían gato para echarle la culpa. Y si no dijo menos mi santa
madre porque no tenía madre conocida, lo cual ya es una aberración en sí misma.
—Me dejé
embaucar por esa mala mujer. La muy bruja... —se disculpó Eva, por supuesto,
echando la culpa a otra mujer. Adán tenía muy mal genio y temía su ira. Además,
Lilith no se podía defender.
Dios y
Adán se apartaron a un lugar del paraíso para deliberar sobre qué hacer.
—Hay que
juzgarlas y condenarlas por sediciosas y golpistas —Propuso Adán.
—Si no
son catalanas…
—¡Ah!
Bueno, no había caído en esa cuestión. Entonces…
—¿Qué
propones? —Le preguntó Dios
—Pues ser
como Dios. También quiero tener hijos a mi imagen y semejanza... Ser rey por la
gracia de Dios.
—Encima de desobedecer mis mandatos, andas un poco subidito. No has respondido a mi pregunta... ¿Quieres que te abra otra vez el costillar?
—¿Acaso
estoy loco? Eso duele mucho hasta que cicatriza, soy el rey de la
creación...Una y no más, (habría dicho Santo Tomás, pero todavía no había
nacido de vientre de mujer, porque da la casualidad de que hasta los marichulos
nacen del vientre de mujer, aunque algunos como Carlos V, fuese cagado, los
marichulos, también) Que sea la mujer la que ponga su cuerpo, de la costilla o
del coño, me da lo mismo, pero que sea la mujer, yo soy el rey…
—¿Y que
para con dolor? —Inquirió Dios a la criatura que con más esmero moldeó.
—Pues
claro, y así que aprenda a obedecer y que sea esa la regla, y pagué su pecado
original...
—Concedido.
Eva parirá con dolor y tendrá una regla dolorosa todos los meses, y cuando no
la tenga será porque estará preñada...
— Y lo de
ser rey de la creación...
—Como
eres un poco corto de entendederas, serás más fuerte que ella, para someterla
mejor. Te inventaras la religión, para que me tenga miedo y te obedezca siempre.
Serás juez y parte, y el encargado de escribir la historia. Cuídate de darles
poder, las mujeres son más inteligentes que tú, mira Lilith. Eso sí, mucho
cuidado con las hijas de Lilith, que son hijas tuyas también. Dirás y mentirás
sobre ellas y les prohibirás que aprendan a leer y a escribir, de lo contrario
no podrás controlarlas. Y tendrás que mandarlas a la hoguera para que sientan
temor ante ti.
Ya
entonces Dios y Adán dejaron de lado la mujer, sin pedirle su opinión. Idearon
la forma de «joder» a las mujeres en todos los sentidos. Sobre todo, a las
hijas de Eva, porque a las Lilith, les temían los dos. Y sí, a lo largo de la historia las capturaron
y las quemaron vivas acusándolas de brujas. A pesar de ello, muchas
sobrevivieron. Pero los adanes se sentían muy atraídos sexualmente por las
libres hijas de Lilith, y de nada sirvió que se inventasen dioses y religiones
para someterlas. Y con la ayuda del primer dios, la regla como una maldición
divina y el parir con dolor, por el pecado de la mujer.
Por
suerte, Lilith, sobrevivió a todas las hogueras y no se resignó a ser solo la
costilla de Adán. Al igual que Eva pare con dolor, si quiere parir. No lo hará
porque le diga alguien con un colgajo, que cual parásito rey, decide lo que
debe hacer la mujer con su cuerpo porque él se haya inventado una religión y
una moral a su medida para someterla.
Ahora,
las hijas de Eva, gracias a las hijas de
Lilith, aprendieron a leer y escribir, porque pensar siempre pensaron más que
el engreído de Adán. Ahora los adanes tienen miedo al despertar femenino.
P.D.
Si Adán
pariese o tuviera reglas dolorosas, la ley sobre el dolor de regla estaría
desde los tiempos de Tutankamón y el mamón que lo inventó. Y claro, las
compresas, tampones y demás, no solo no tendrían el IVA reducido, sino que se
dispensarían gratis en farmacias, estancos, supermercados y hasta en el
Vaticano.
Dedicado
a todas las Lilith y mujeres que luchan contra los neandertales y adanes de las
cavernas. También a las Eva que se rebelan contra los trogloditas y a los
hombres que saben que su camino está al lado de ellas.
Nota: para
quien no lo sepa Lilith, según la Biblia, fue la primera mujer. Los adaptadores
de la Biblia le tenían tanto miedo a aquella primera mujer, más inteligente que
Adán y mucho más interesante y libre que Eva y Adán juntos, omitieron su nombre
y su leyenda.
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