lunes, 13 de agosto de 2018

Tengo sed, tienen sed...








Tengo sed.
Y veo al manantial parir su cristal líquido,
pero en mi garganta se hiela
como lengua de acero que no besa,
como promesa que no llega.

La tormenta se anuncia
con tambores de nube y relámpagos mudos,
pero ni una gota se atreve
a rozar mi paladar.

La boca del pobre no conoce el rocío
sin antes cruzar un éxodo,
una trinchera,
o el filo de un espejo que no devuelve rostro
a mitad de la mañana.

Ninguna barca se lanza al mar sin herida,
ni se confunde la lágrima con el salitre
sin que un canto roto
o un grito sin eco
la preceda.

Quisiera ser orilla que abraza,
no espalda que se aleja
como barco sin vela.

Tienen sed.
Y desde la arena
veo cómo las gargantas se llenan
de agua que no calma,
de sal que no cura.

Tienen sed...
y yo,
me alejo de la orilla,
como quien teme
que el reflejo del agua
le devuelva su propia sed.



©Paco Arenas



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...