A ellos.
La luna triste de abril
alumbra la derrota del caballero,
que cabalga con el alma en carne viva,
con la esperanza muerta,
triste de ver Dulcinea prostituida,
en camas de cien mil
rufianes uniformados.
Podría ser, pero no fue,
que la tierra seca se abriese
como las heridas del alma.
En la soledad de la fría noche
llora el escudero lágrimas de sangre.
Con los labios sedientos,
susurra palabras de sumisa culpa:
Patria que a tus hijos matas…
¿Qué patria eres?
¿Quién nos arrebató abril?
Banderas deshilachadas,
nacerán ante otros ojos
sobre los secos rastrojos.
©Paco Arenas
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