Educado en un ambiente severo, casi militar, su padre era
coronel del ejército, Luis Cernuda, fue uno de los poetas más sensibles de la
literatura española. Con tan solo nueve
años comienza a leer poesía, a raíz del traslado de los restos de Gustavo
Adolfo Bécquer a Sevilla. Ya joven comenzó a estudiar derecho, con Pedro
salinas como profesor, el cual le ayudó en sus primeras publicaciones. Como otros grandes poetas de época, terminó
en el exilio, muriendo en México el 5 de noviembre de 1963.
Donde habite el olvido (Luis Cernuda)
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
No hay comentarios:
Publicar un comentario