Palmira |
He leído este libro con especial inquietud, alternando el viaje de Daniel, Beatriz y Cesar a la Siria de antes de la guerra y la actual. Sí, el autor, de
la mano de Daniel, nos adentra en otra Siria diferente a la que vemos
actualmente en los noticiarios. Antonio Andújar Castro nos hace viajar con él
experimentado sus sensaciones en aquellos no tan lejanos tiempos en los cuales
Siria y Líbano eran destinos más que recomendables para viajar y sumergirnos en
otras culturas que conviven con la rica cultura árabe.
El autor nos muestra el lado humano de un destino ahora
imposible y arriesgado, nos hace reflexionar sobre Ahmed, el niño de la portada
¿qué habrá sido de él, de su sonrisa limpia e inocente, de sus risas, de su
hospitalaria familia? ¿Qué será de Aisha, Hasan, Essam, Fátima, Amir…? Pensar sobre aquellas gentes de generosa mano
extendida, ahora sufriendo una guerra de la que ellos no son culpables, sino la
avaricia de unos, el fanatismo de otros y la indiferencia de la mayoría.
Pero también nos adentramos con Daniel y Beatriz en la
bulliciosa Damasco, ahora asolado, en el maltratado Alepo, antes bello e interesante destino cultural, Palmira, en Beirut, pero también en aldeas
donde perderse tranquilamente y tomar un hospitalario té, hablar y disfrutar de la amigable charla de sus gentes. Hacemos un viaje desde nuestro sofá experimentando y viendo a través de sus
recuerdos aquellas tierras, saboreando su gastronomía nos adentramos en su
historia, su cultura y tradiciones de
manera creciente, anhelando que algún día podamos reír al lado de otros Ahmed,
porque si una cosa provoca este libro es el poder viajar a esas tierras y
empaparnos hasta el tuétano de todo lo que vivió Daniel, o Antonio Andújar
Castro, tal vez mirar con los ojos curiosos de Clara toda la esperanza y vida que queda
ahora borrado por el ruido de las bombas.
La maestría de Antonio Andújar nos ha permitido ver más de una Siria,
mucho más que un Líbano.
Niños sirios en un campo de desplazados con Estrellas y cedros sobre fondo blanco |
Muchas gracias Antonio por este viaje virtual a través de Estrellas
y cedros sobre fondo blanco, a Siria y Líbano; pero también por ese
toque a la conciencia y por tu aportación generosa, ya que los beneficios de
este libro van para ayudar a los niños que se encuentran en los campos de
desplazados en Siria.
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