Es tanta la mentira, y yo aquí pensando,
mudo, sin saber que decir,
aunque las cabezas se revienten contra el asfalto,
Es todo tan difícil, podría ser tan fácil.
Los hampones se ponen traje de hombre honrado,
Los honrados, ¡ay los honrados!
Están, como yo, sí como yo,
cobardes, indolente, pasivos,
reventándome los oídos,
viendo la sangre ante mis ojos
brotar del negro petróleo.
¿Acaso es negra la sangre?
La gente muere en la calle
y yo solo quiero abrazarte…
Aquí estoy triste y solo,
Me siento desfallecer
defraudado conmigo mismo,
viendo la gente corriendo,
huyendo de la muerte,
o encontrándola al primer tropiezo…
Contengo el aliento,
sin que mi voz salga de mis labios,
no hay peligro,
mi voz no se la llevará el viento.
Yo en silencio,
todo lo veo en el televisor,
triste por mi cobarde pasividad de televidente,
que sabe de los acontecimientos
sin alterar su mente.
Nefasto el tacto del papel moneda
que paga las voluntades
de cualquier payaso
y lo hace presidente,
títere de cabeza hueca
que ladra si su amo se lo pide.
Yo, yo solo quiero besarte…
Paco Arenas 14 de enero 1982
Mis otros libros:
Los manuscritos de Teresa Panza
Caricias rotas
Esperando la lluvia-Cuentos al calor de la lumbre
©Paco Arenas
Mis otros libros:
Los manuscritos de Teresa Panza
Caricias rotas
Esperando la lluvia-Cuentos al calor de la lumbre
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