Vuelas por mi
lado,
que no caminas,
agitando tus cabellos al viento,
agitando tus cabellos al viento,
ignorando mí grito desesperado,
arrugándose tu
vientre
al mirar para otro
lado.
Te sonrió con la mano
extendida,
con hormigueante
sensación
en mis piernas de
niña.
Tú, tan elegante y repeinada
esquivas mi mirada.
Enmudece tu bello
cuerpo
y aligeran tus
piernas.
Persignándote y
confusa,
Vuelves dos pasos y sacas
un euro
de tu elegante bolso
de quinientos.
¡Qué mal está España!
Exclamas aturdida.
Menos mal que los
españoles
Somos gente buena y
piadosa.
Añades sin
ruborizarte.
La luz de la moneda
sacia mis deseos,
al menos podré desayunar
esta mañana,
y lo mejor, tranquiliza
tu conciencia,
y la prepara para
coger la papeleta equivocada,
para votar por el
tirano que nos robó la casa.
Sales sin mirarme,
como avergonzada.
No porque te remuerda
la conciencia,
que ya has cumplido,
apagando sus llamas, con un euro,
que si lo ves en el
suelo,
ni lo coges.
Bella dama de diseño
y pasarela,
con la conciencia en
el armario,
cual grácil paloma
subes a la torre de
la indiferencia,
y entraras en la
iglesia presurosa
buscando a Dios en los altares,
y lo habrás ignorado
en la acera.
©Paco Arenas
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