miércoles, 19 de abril de 2017

El obseso sexual (inspirado en un cuento tradicional)

Ayer una de esas personas que critican todo sin aportar nada,  me recordó este viejo cuento:


Don Pedro de Altarriba, diputado ultra-conservador del parlamento español, llevó a su hijo de catorce años al psiquiatra, muy preocupado por la efervescencia sexual propia de la adolescencia y que al jovencito Pedrito le había pillado fuerte.
—Mire doctor. Hágale algo, búsquele remedio…—comenzó don Pedro.
—Espere usted aquí en la salita, y esté tranquilo, mientras que habló con él…
—Pero, es que le debo de explicar…—intentó nuevamente hablar don Pedro.
—Tranquilo, tranquilo. Quédese usted tranquilamente hojeando esas revistas de National Geográfic, o si lo prefiere esas otras de moda, mientras yo trato a su hijo.  
Entró el psiquiatra con el adolescente a la consulta y no había pasado cinco minutos salió de nuevo el solo. Encontrándose a don Pedro alterado, rojo como cierto duque, empalmado. En sus manos tenía una revista de National Geográfic, en la que había un excelente reportaje sobre las tribus pigmeas africanas: mbuti, aka, baka, binga, efé, gok y twa… Se extrañó el buen doctor, del estado de excitación del reputado diputado don Pedro de Altarriba, prócer miembro de la Asociación de las Buenas Costumbres Españolas—— (ABCE). Quiso pasarlo por alto, porque tenía algo grave que decirle al señor diputado:
—Realmente, sin lugar a dudas, su hijo es un obseso sexual —dijo el doctor mostrándole un folio con dos líneas paralelas verticales.
—Doctor…—fue a decir el reputado diputado de ABCE.
—Mire, mire…—dijo mostrándole ahora otro folio con dos líneas paralelas horizontales.
—¡Dios mío, líbrame de caer en la tentación! —Exclamó claramente sofocado don Pedro.
—¿Qué dirá que ha visto su hijo? —Preguntó dubitativo el psiquiatra, comenzando a dudar ante la excitación creciente del diputado.
—Doctor, yo he traído aquí a mi hijo a que lo cure, no a que lo pervierta con esos pecaminosos dibujos. Es que vamos, dibuja usted unas cosas… ¡Qué poca profesionalidad! Y encima pone revistas pornográficas en la salita que incitan a la lujuria…—dijo alterado don Pedro de Altarriba, mostrando las fotos de los pigmeos africanos y señalando una revista de moda con la nueva colección de bikinis primavera/verano.
—Pero bueno, ¿usted que ve? —Preguntó, a pesar de todo, contrariado, el psiquiatra.
—Lo que usted ha dibujado, una pareja follando de pie, y otra follando en la cama, que además están doblemente pecando, pues no son matrimonio, no llevan el anillo de casados…
—Voy a decirle a su hijo que salga, y a esta sesión invito yo, ya la próxima, porque me temo que hay mucho trabajo por delante…
Cuando salió el psiquiatra con el chiquillo de la consulta, don Pedro salía del cuarto de baño, relajado, con la revista de moda con la nueva colección de bikinis primavera/verano…

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