lunes, 4 de diciembre de 2017

La bicicleta el silencioso ladrón de tu virginidad (Cuento tradicional)


Viendo este anuncio tan retrógrado y machista, posiblemente publicado por una mente enferma, más que la mía, que ya es decir, he recordado este viejo cuento tradicional  sin ánimo de ofender a nadie, que últimamente en España solo falta reinstaurar la Inquisición para rojos, herejes, gays, lesbianas y herejes de diversa calaña infernal...
Pero en fin, espero, que a la mayoría le haga gracia, que no sé que la tiene menos, si el chiste o el panfleto, puesto que todo el mundo tiene derecho a su propia sexualidad siempre que con ello no perjudique a nadie.

Allá por los años cincuenta del pasado siglo, cerca de una ciudad castellana se encontraba un convento en el cual las monjitas elaboraban en su obrador las más ricas y dulces pastas que cristiano alguno ha probado nunca. Dichas sabrosas elaboraciones las vendían a los comercios de la ciudad, siendo ellas mismas quienes se encargaban de llevarlas en el tren de San Fernando, un ratito a pie y otro andando, al menos una vez a la semana. Un devoto feligrés de mucho dinero, les regaló diez bicicletas, lo cual alegró mucho a la comunidad. Así, a   ritmo de pedal, dejando el convento casi vacío, con tan solo con las más ancianas tras sus muros, dos días en semana iban camino de la ciudad pedaleando seis novicias y tres hermanas, yendo a la cabeza de las cuales con gran con alegría la madre superiora, que siendo la de mayor edad, no llegaba a los cincuenta, ponía más entusiasmo que ninguna. Todas llevaban su correspondiente cesta con pastas monásticas para vender en los comercios de la ciudad y al mismo tiempo regresar con ellas llanas de donaciones de los feligreses.

Las monjas iban cantando piadosas canciones de alabanzas al señor cada vez con mayor entusiasmo, tanto que, llegando a la ciudad, la madre superiora frenó su bicicleta en seco, y cuando se le pasó el sofoco, se dirigió a las hermanas y novicias de esta manera:


—Hermanas, moderación, o la próxima vez, colocamos el sillín a las bicicletas.

©Paco Arenas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...