En todas las presentaciones de Los manuscritos de Teresa
Panza, se termina invariablemente hablado del Quijote, no podría ser de otra
manera a pesar de ser una novela independiente de la obra de un gran genio,
como fue Miguel de Cervantes.
Los manuscritos de Teresa Panza, están
supuestamente escritos por una mujer, desde un punto de vista reivindicativo y
en cierto modo feminista, nos termina llevando a esa cualidad que representa la
pastora Marcela, a hablar de ella como prototipo de mujer independiente que
prefiere la libertad y la vida en el monte con sus cabras y ovejas, a pesar de
ser rica, a estar sometida a varón.
Marcela tiene todas
las virtudes que se le exigen a una mujer de la época con creces: Es muy bella,
tanto de rostro como de cuerpo, sus hermosos ojos siempre risueños están
cargados de vitalidad y hablan más que sus hermosos labios. Es hacendosa y capaz, no se amilana ante
ningún desafío, desborda simpatía y siendo alegre es recatada y prudente, y por
si fuese poco muy rica. Grisóstomo se enamora perdidamente de ella y ella no le corresponde, como tampoco a ninguna
de sus pretendientes, pasados ni futuros, por lo cual el joven enamorado
termina suicidándose y todos miran hacía ella como la responsable.
De ella
piensan que es desdeñada, insensible y cruel. Pero Cervantes nos muestra una
persona honesta con todos y fiel a sí misma, que ante todo quiere mantener su
libertad por encima de todo, en un mundo que se le niega esa posibilidad por el
simple hecho de ser mujer. Los hombres solo se fijan en su belleza, que ansían poseer
como un trofeo de caza. Pero ella prefiere la libertad a estar sometida a
alguien que solo desea la belleza de su cuerpo en lugar de su belleza interior.
Con Marcela, Cervantes nos muestra que tiene una manera muy
diferente a la de sus cohetáneos, que como dice el personaje de mi novela:
"
Ocho lustros sin coger la pluma, leyendo y aprendiendo y
recordando todos los días de mi vida, lo que representó Miguel en ella y cuanto
me está enseñando después de muerto, era hombre y gracias a él aprendí a pensar
como mujer, o mejor tal y conforme decía él: como persona, que en el mundo no
debe primar las voluntades ni del varón ni de la hembra, sino de las
personas."
Os dejo un pequeño extracto del Quijote, del discurso de la
pastora Marcela, posiblemente la primera feminista de la literatura española, y
durante siglos la única. Acercarnos al Quijote, a Cervantes es acercarnos a
otra dimensión de la literatura:
"El que me llama fiera y basilisco déjeme como cosa
perjudicial y mala; el que me llama ingrata no me sirva; el que desconocida, no
me conozca; quien cruel, no me siga; que esta fiera, este basilisco, esta
ingrata, esta cruel y esta desconocida ni los buscará, servirá, conocerá ni
seguirá en ninguna manera. Que si a Grisóstomo mató su impaciencia y arrojado
deseo, ¿por qué se ha de culpar mi honesto proceder y recato? Si yo conservo mi
limpieza con la compañía de los árboles, ¿por qué ha de querer que la pierda el
que quiere que la tenga con los hombres? Yo, como sabéis, tengo riquezas
propias, y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de
sujetarme; ni quiero ni aborrezco a nadie; no engaño a este ni solicito aquel;
ni burlo con uno ni me entretengo con el otro. La conversación honesta de las
zagalas destas aldeas y el cuidado de mis cabras me entretiene. Tienen mis
deseos por término estas montañas, y si de aquí salen es a contemplar la
hermosura del cielo, pasos con que camina el alma a su morada primera..."
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