Me pregunto si ahora sería capaz de mandar esta poesía, como entonces la mandé y que por casualidad hace unos días encontré, la poesía, claro está.
¿Para qué soñar lo imposible?
Suenan mis palabras tan hueras
como esta poesía,
si tus oídos no la escuchan.
Tus pechos generosos llenos de
juventud
inflaman mis entrañas
con el licor ardiente del deseo insatisfecho,
del soldado en el cuartel.
¿Has dormido bien?
Anoche soñé contigo,
y no fue una pesadilla.
La pesadilla fue despertar
y ver que no estabas a mi lado.
Cuanto tiempo añorándote,
echándole de menos…
¿A quién preguntó,
si en mi cama no estás?
¿Al legionario onanista?
El licor que me embriaga
no es el de tus besos,
tampoco el de otros ajenos.
Dormir sin ti, morir sin ti.
Todo queda en silencio.
De nada sirve gritar,
cuando estás tan lejos
decirte que regreses,
cuando fui yo quien se marchó.
Mi corazón dejo de latir.
No escucho tu voz en mi oído,
de nada sirve gritar.
Anoche soñé contigo
Y no era una pesadilla…
Melilla 18 de marzo 1979
Novena compañía de la Legión
©Paco Arenas
Poema incluido en el libro:
Pisando barro, soñando palabras, que puedes descargar gratuitamente en esta página: Poemario Pisando barro, soñando palabras(PDF)
La mili: ¡que añoranza la del soldado cuanado se iba lejos! Y más si dejaba alguna novieta. A mi me escribieron también una poesía un medio novio que ni me imaginaba que las escrivía aunque fuera un poco mala y más bien erótica, estando en el servicio militar. ¡ Qué cosas y que emoción! en el siguiente encuentro.
ResponderEliminarMe hubiera gustado encontrármela ahora, si no la hubiera tirado.
ResponderEliminarYo guardaba todo lo que escribía en una maleta. Con esas edades están las neuronas revolucionadas. En la mili y más en Melilla, se echan muchas cosas de menos. Gracias por tu comentario.
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