domingo, 2 de octubre de 2016

Sacar un paquete de tabaco con 25 minutos (En el Bar Arenas de Benicalap)


Ahora un paquete de Fortuna cuesta 4,45€ (775 pesetas al cambio). Sin embargo allá por 1989, el paquete de Fortuna costaba 110 pesetas (0,66 €) Subidón, subidón, y casi todo impuestos.  Ese era el precio en los estancos, mientras que en los bares y quioscos el precio se incrementaba en 15 pesetas[1]  (0,09€), total 125 pesetas. 

Las viejas máquinas de tabaco no eran tan sofisticadas como las de ahora, simplemente marcaban la hora y cuando introducías las monedas marcaban el importe que metías. Además resultaba muy fácil engañarlas, resultaba frecuente encontrarte alguna moneda de 500 pesetas enganchada a un hilo, que de tanto estirar se les había roto: a pesar de romperse el hilo, el espabilado se llevaba el tabaco y el cambio, si no se rompía, también las quinientas pesetas;  con lo cual en no pocas ocasiones, la poca  ganancia que daba la venta de tabaco se iba prendida de un hilo. A pesar de todo resultaba más rentable que si vendías el tabaco en barra, que al apuntarlo en cuentas diferentes, muchas veces se te olvidaba o hacía subir la cuenta. Resultaba muy frecuente eso de:

— ¿Quinientas pesetas[2] por almorzar? ¿No te has equivocado?  

Y es que claro,   se podría dar el caso que llevase también un paquete de Malboro, que costaba más de doscientas pesetas.

A pesar de las monedas con hilo de nailon, las monedas de plomo, lo más curioso que me paso con el tabaco fue cuando un vecino de nuestro barrio entro a las 00:25 horas de la noche, las doce y veinticinco de toda la vida. El hombre no llevaba sed, aunque no la había saciado en el Bar Arenas. Estábamos ya cerrando, pero nos pidió permiso para sacar tabaco y tomar una última copa. Le servimos la copa y le dimos el cambio para tabaco.  Como no teníamos otra cosa que hacer esperamos a que sacase el tabaco, la copa se la había bebido de un trago. Veo que echa el dinero aprieta y la maquina lo devuelve, así hasta tres veces, como tenía prisa por pillar la cama. Le pregunté que si qué le pasaba:
—Pues mira, ves, veinticinco pesetas, echo veinte duros[3] y…—dijo el hombre en el preciso instante que el  display pasaba de 25 a 26.  El hombre se quedó sin saber que decir, más cuando le dije:

—El Fortuna se saca con una moneda de veinte duros y una de cinco duros, no con veinte duros y veinticinco minutos.

Salió del bar enfado sin sacar el paquete tabaco siquiera. Dos o tres días después nos reíamos juntos de su intento de sacar un paquete de Fortuna con cien pesetas y veinticinco minutos.

© Paco Arenas




[1] Esta comisión se mantuvo inalterable durante todo el tiempo que tuvimos el bar, si bien al principio representaba algo menos de un 14%, con el tiempo, representaba sobre un 3%, con lo cual gastar dinero en una máquina de tabaco no resultaba rentable para los locales.
[2] Tres euros. Ahora resulta irrisorio, pero entonces era el precio de un menú con primero, segundo, bebida y postre.
[3] Veinte duros equivalía a cien pesetas, cada duro cinco pesetas.

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