Bodas de Pinarejo
¿Cómo eran las bodas en Pinarejo?
Posiblemente no sea yo la persona más indicada para hablar
de cómo eran las bodas en Pinarejo. Pocos son los recuerdos que tengo de
aquellas bodas de antaño, no me ha quedado más remedio que preguntar, al tiempo
que buscar en los recovecos de la memoria. La cuestión podría empezar así:
Una pareja comenzaba
a tontear, y decidían ser novios, a eso se le llamaba «hablar», «fulanito
habla con fulanita», sin ningún sentido peyorativo. Cuando ya llevaban un tiempo «hablando» en ese caso él debía pretender
a la novia y ella aceptad. Pasado esos
dos pasos previos, ya eran novios.
Todavía quedaba otro paso «hablar con los padres»,
porque en Pinarejo, el novio «pretendía» y los dos «hablaban», antes de ser novios
formales. Si el novio era forastero, además, debía pagar la patente o
arriesgarse a ir al pilón del pozo de la plaza, para al final terminar
pagándola de todos modos. Lo mejor: hacerse amigo de los del pueblo e invitarlos, pagando
la patente antes de ser exigida. Para los casados en segundas nupcias existía las
cencerradas en la noche de bodas, algo lúdico, que no creo que hiciera ni pizca
de gracia a los contrayentes.
Cuando decidían dar el paso, se fijaba la fecha de la boda
así como los detalles y pormenores, como quiénes iban a ser los padrinos y todo
lo referente a la dote, gastos y demás. El siguiente paso eran las amonestaciones, si era por la iglesia,
prácticamente todas; aunque conozco el caso de una pareja que tuvieron que
casarse dos veces, y no les permitieron que los hijos cuatro hijos del
matrimonio tuvieran los mismos apellidos, siendo hijos de padre y madre. Los
dos primeros tenían solo los apellidos de la madre, y los dos segundos del
padre y la madre. Las amonestaciones debían ser leídas los domingos previos por
el sacerdote, como algo de suma importancia. En la actualidad se suelen poner
el nombre de los contrayentes en el tablón de anuncios. Las amonestaciones eran
tres. En ellas, el cura de turno anunciaba el nombre de los contrayentes y la
fecha, leyendo las tres canónicas moniciones, comunicando a la feligresía
quienes querían contraer matrimonio, según establecía la Iglesia, fulanito y
fulanitaa, instando a los presentes a que dijeran si tenían conocimiento de algún
impedimento, por el cual ese matrimonio no pudiera celebrarse, lo comunicara
cuanto antes. Era entonces cuando todo Pinarejo se enteraba, si no lo sabía ya.
En el primer domingo en que se anunciaban las
amonestaciones, lo normal era que el novio invitase a los amigos después de
misa. Si era forastero era entonces cuando debía pagar la patente. No era
normal que el novio se negase a pagar la patente, a nadie le gusta pasar por
tacaño, ni enfrentarse a los mozos del pueblo, además que a buen seguro entre
quienes exigían la patente habría hermanos, primos o amigos de la novia. Los dos o tres casos que recuerdo, en ninguno
el novio se negó, aunque en dos, de todos modos, fue al pilón, así como alguno
de quienes la exigían.
Por su parte la novia debía preparar el ajuar y «vestir
la casa», con
sumo cuidado y dedicación, sin que faltara un detalle, porque de lo contrario,
estaría en boca de todo el mundo. No obstante, por muy bien que estuviera
vestida la casa, siempre habría cotillas (mujeres y hombres) que la pondrían parir
antes de estar embarazada. A vestir la
casa ayudaban las mujeres de la familia y las amigas. Una vez vestida la casa, por ella pasaban
todos los vecinos del pueblo que así lo desearan, fundamentalmente las mujeres.
Un aspecto impórtate eran las invitaciones. No se limitaban
a mandar imprimir unos tarjetones, sino que llevaba un ritual mucho más
elaborado y personal, en el cual era preciso mostrar mucho esmero. Los
encargados de convidad a la boda eran los familiares del novio o de la novia. Iban
casa por casa, procurando no olvidarse de nadie, lo cual hubiese sido un
agravio, del mismo modo que resultaba un agravio ser invitado y no asistir. Que
de todo ocurría, y más de una disputa y ruptura familiar ha habido por tal
motivo.
El banquete de la boda se celebraba en casa del novio o de la novia, según acordasen. Ese día toda la vida de Pinarejo giraba en torno a la boda. Todo el pueblo participaba de alguna manera no sólo en la ceremonia religiosa, sino sobre todo en el jolgorio de después.
Para amenizar la boda no era necesario ni imprescindible
contratar una orquesta, en Pinarejo había dos buenos acordeonistas: «Musiquillas», Félix
Osa (creo que, de la familia de los lagartos, que era marido de Angelina
Navarro (Rojos de Soplaeras), muy amigos de mi familia y consuegros de mis padres,
Victorio, hermano de Angelina, era el marido de mi hermana Dolores. Los
invitados comían, cantaban y bailaban. Y
aunque yo no lo recuerdo, se iba a rodear el viejo molino, bailando alrededor.
La foto elegida, es la boda de mi hermana Felipa y José
Melero, ignoro el motivo por el cual viste de negro, posiblemente por el
fallecimiento de algún familiar. He elegido esta foto, por aparecer mi padre, el
hombre que cantaba mal, pero cantaba mucho para compensar, con su gorra ladeada
y su eterno cigarrillo en los labios.
Si queréis ver más fotos sobre bodas de Pinarejo, en el
primer comentario pondré el enlace para que quien quiera, las pueda ver.
Paco Arenas
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Boda de Patricio e Inocenta |
Boda de Isidro y Salome |
Boda José y Felipa, detrás con gorra y cigarro en la boca mi padre |
Boda Mariana y Antonio, padrinos Lucio y Vicenta |
Antonio y Mariana |
Boda hermana de Casilda, ¿dónde está Luisa? |
Ángel y Flor |
Boda de Isidro y Felipa |
Adelaido y Agustina |
Perdona mi boda es de pinarjo y por favor podrias quitar la foto
ResponderEliminarDime que foto y la quito, si no me dices que foto es no puedo quitarla, si quieres mándame un privado en facebook, o pon tu nombre , quito la foto y si quieres los comentarios.
ResponderEliminarGracias