domingo, 1 de mayo de 2016

El puchero cocinado y el plato boca abajo - Poema




Quisimos atrapar el viento,
abriendo la tapa del puchero,
Creímos ser los cocineros de nuestro destino.
Levantamos la cabeza
para oler el aroma del café,
y al primer sorbo
nos dieron amarga achicoria
con sabor a sangre.
Pobre España mía.

A veces, si lo ignoras,
 la achicoria sabe a café.
Amargo sabor, que perturba tu sueño
más que el revoloteo de la cafeína.
Las manos ahogan tu garganta,
Mientras tú das las gracias con complacencia
sollozando candentes recuerdos,
que ya ni tuyos son.
Pobre España mía.

No hay júbilo para el buey sumiso,
cuando la suavidad de la caricia
la produce el látigo,
ni consuelo en los cuernos limados,
no por la lima traicionera,
sino por la hoguera que provoca el miedo.
Pobre España mía,
sentada a la mesa con el puchero cocinado
y el plato boca abajo.

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