Esta noche Presidencia del
Gobierno ha convocado a las cuatro de la mañana a los representantes de los
partidos eufemísticamente llamados “constitucionalistas”.
El presidente está preocupado, lleva varios días con una extraña diarrea de
color paliducho, una mezcla entre natillas descompuestas con canela oxidada y
heces de gato sin cubrir. La vicepresidenta y máxima autoridad efectiva
del Ejecutivo, se siente desorientada, su rostro no dibuja el irónico desdén
hacía el adversario político, no se dibuja en sus labios ese rictus de ironía
destilada por la sombra del desprecio hacía todo lo que huela a critica o discrepancia.
Ambos han mostrado a su católica majestad su inquietud, tienen razones para que
sus heces sean tan malolientes y no tengan la consistencia pertinente. Tienen la clara y lógica preocupación y
sensación (compartida con otras figuras del Régimen instaurado por el general
Franco) de que todo se puede ir al traste. Los últimos sondeos secretos
llevados a cabo el CIS, dan una clara victoria a la coalición formada por
Podemos e Izquierda Unida. Así lo expresaba así ayer al medio día la máxima
autoridad del Gobierno Soraya Sáez de Santamaría:
“Hay un riesgo real de que
Podemos e Izquierda Unida, se conviertan en la primera fuerza política por
detrás del Partido Popular.”
Tras las consultas pertinentes,
realizaron la convocatoria. Una
convocatoria secreta que no admitía dilación. Convocaron al mandamás del PSOE y
a su secretario general, sin poder ocultar su alarma por lo intempestiva de la
hora, fueron quienes primero llegaron, Felipe González y Pedro Sánchez. Salió a
recibirlos Mariano Rajoy, bajando la escalera con gesto compungido y
preocupado. Estrecho primero la mano de Sánchez sin mucho entusiasmo, y sin embargo se fundió en un muy afectuoso
abrazo con Felipe González, con el cual terminó con una palabra emocionada al
unísono de ambos:
“Presidente”
Y un nuevo abrazo todavía más
apretado, como quien abraza a la muchacha o al muchacho más deseado, que es
novia o novio de otro, como los novios del pasado que vuelven a la memoria y
traicionan a sus esposas, como los amantes que se reúnen en la casa del lago
encantado y terminan desnudos fornicando dentro de las aguas pantanosas del
deseo insatisfecho, así fue el abrazo que ambos presidentes, que termino con
los ojos anegados de lágrimas y con dos palabras:
“Por España”
—¡Qué bonito! Hasta me he
emocionado —dijo Pedro Sánchez limpiándose una furtiva lágrima que se le escapó
por la emoción. Quiso unirse al abrazo, pero Mariano le empujó, demostrándole que
no admitía un tercero en discordia ni en el afecto sincero de ambos presidentes.
— Pedrito, no te lo perdonare
jamás, jamás, jamás. Que me dijeses delante de todo el mundo lo que me dijiste.
Que no era decente, no te lo perdonaré jamás de los jamases. Te pasaste tres
pueblos.
—Presidente, era preciso meterse
en el papel. Que pareciese un debate auténtico, no una parodia, me debo a mis
votantes, que ellos no se percaten de la farsa —replicó buscando, Pedro, apoyo
en Felipe González.
— Lleva razón el presidente,
debemos centrarnos en Lo que debemos decir, ajustarnos al guion establecido…,
eso no lo habíamos pactado —regaño Felipe a Pedro, al tiempo que un nuevo
abrazo se producía, si cabe más afectuoso que el anterior.
—Exacto, porque un vaso es un
vaso y un plato es un plato…—filosofó con gran profundidad Mariano, tras ese
segundo abrazo, mirando con desdén a Pedro, como diciéndole: me quiere a mi más
que a ti, jodete.
Entonces apareció ella, con un
vestido de tul, casi transparente, que dejaba adivinar las contundencias de sus
curvas. Llevaba un abanico en la mano, sin saber precisar si lo agitaba por los
nervios o por el calor, pues del interior del palacio salía un aire fresco
semejante al que notas al pasar por el área de refrigerados de los supermercados.
A pesar de su sensual presencia, no parecía estar para muchas palabras de amor,
más bien parecía que terminase de hacer trizas todos los espejos de palacio y
fuesen a caer sobre ella las siete plagas de Egipto, multiplicadas por cada uno
de los espejos rotos. La presencia en la puerta de la Moncloa de la jefa real
del Ejecutivo, acabó con la escena, pues su mirada era tan severa que hizo enmudecer
a Mariano, bajar la mirada a Pedro, que por otra parte era lógico, dada la gran
diferencia de estatura entre él y ella, y sonreír y guiñar un ojo a Felipe,
siempre ensayando sus dotes de seductor de antaño a pesar que su aspecto ya se
parecía más al de un verraco que al de un joven andaluz de gruesos labios
carnosos, él al mirarse al espejo se veía joven y atractivo. La vicepresidenta
no estaba para coqueteos con un viejo verde, si iba con esas transparencias era
por el excesivo calor que sentía, provocados por los nervios, no en vano, era
quien había tomado las decisiones durante los últimos cuatro años, no era ya
quien estaba a la sombra de Mariano, sino al revés.
—¡Maldita la condición de la
mujer, que sus méritos se los lleva otro! –Exclamó en más de una ocasión,
mirando con desdén a su teórico jefe de gabinete.
—Dejaos de ñoñerías Y vamos a lo que
vamos, Que de esta reunión no debe tener noticias ni Dios.
—Falta Primo de Rivera – se atrevió
a protestar Pedro Sánchez. La mirada d la jefa del Ejecutivo le fulminó con los
ojos, Pedro creyó leer en los labios de la vice: “no te pudrieras”, pero no lo
escuchó, no pudo decir nada, solo: Yo también te quiero Soraya.
—Albert Rivera, ya bastante lo
dice la gente, los podemitas e izquierdistas —reprochó la jefa del Ejecutivo,
Soraya a Pedro.
— Exactamente. Porque somos
humanos y tenemos sentimientos… —añadió envalentonado Mariano, que no podía ni
ver a Pedro.
—Pasar para dentro, Rivera
llegará en 15 minutos. El avión de las Fuerzas Armadas está aterrizando en Cuatro
vientos, y tiene que despegar con destino a Venezuela en hora y media, para que
nadie se entere —señaló la vicepresidenta y jefa del Ejecutivo.
—No hay problema, como allí son
ocho horas menos le quedarán seis horas para perderse…, así que si llega a las
cuatro y se va a las seis —y comenzó Mariano a contar con los dedos, llegará a
las diez de la noche, antes de haber salido. Porque claro después de la hora
catorce viene la hora quince, menos ocho… —la mirada de los otros tres
asistentes, le hizo dudar al presidente del Gobierno Y segundo en el escalafón
real del Ejecutivo.
—Perdonar, perdonar, era un
chiste, un vaso es un vaso y un plato es un plato…España es un gran país y
tiene españoles y Venezuela venezolanos... ¿no?
—Para chistes estamos ahora —protestó
Felipe González, tras pedirle permiso con la mirada a Soraya.
Pasaron dentro, donde esperaba
humeante café venezolano y cigarros puros cubanos, ron añejo Cacique llegados
de Venezuela. Varias botellas de vino
Vega Sicilia y de la Ribera del Duero, jamón ibérico recién cortado y un pernil
para si alguno quería cortar por su cuenta. Varios tipos de entrantes, nada
apropiados para un desayuno a las cuatro de la mañana, lomos ibéricos, pates
franceses, caviar iraní del país de los ayatolas, y cajas de habanos Montecristo,
del país de los hermanos Castro. Felipe
González se lanzó de inmediato sobre uno de esos puros.
—Extraordinarios Montecristo
deberías probarlos, Pedrito.
— Su excelencia, soy un
deportista, no fumo…—murmuró Pedrito, dudando si obedecer lo que parecía una
orden de su jefe, al tiempo que le llamaba la atención de la procedencia de
varios de los productos de la mesa: Irán, Venezuela y Cuba.
—Así no llegarás nunca a
presidente de Gobierno —dijo Felipe, ofreciendo de nuevo un Montecristo a
Pedro. Al tiempo que protestaba Mariano.
—Felipe, que ya habíamos quedado
que el presidente de la gran coalición sería yo. Las decisiones se toman en el
momento de tomarse. No es lo mismo que gobierne uno que gobierne otro, no es lo
mismo. Dicho de otra forma: es muy distinto, muy diferente. Que los sentimientos somos humanos y los
humanos tenemos sentimientos…
—No hijo no, ya lo he hablado con
Felipe,[1]
con Pepemari, con Primo de Rivera, el falangito y hemos decidido que en esta
ocasión…
—Sería yo. Que para eso soy la
que manda ahora. Lo siento presi, ya ha sido decidido, por los Felipes, Alberto
y Pedro. ..—puntualizó Soraya, terminando la frase de Felipe.
—No estoy de acuerdo. Yo había
sido designado para serlo, estaba de acuerdo Naranjito, Pablo, Alberto y Mónica —protestó Pedro
agarrando el puro que le encendió Mariano, y que aprovechó la ocasión para tirarle
un puntazo.
—Toma, toma y toma vaselina, Que
tuviste mi puesto en tus manos y lo dejaste perder…jajaja y jajajajaja...
En esas entró el quinto en discordia,
Albert Rivera, presuroso. El olor a humo de los Montecristo fue anulado por un
hedor a cebolla bestial. Todos se taparon la nariz a un tiempo, Rivera se puso
a llorar.
—Te podías haber duchado, hueles
a cebolla que matas —le recriminó la vicepresidenta y jefa del Ejecutivo.
—Ni con agua hirviendo sale este
olor a cebolleta caribeña que me untaron, hace llorar lágrimas de cocodrilo
auténticas. ..
—Claro, tan auténticas y falsas
como tú, que ya te has lanzado en los brazos de Soraya. Me has traicionado. No te lo perdonare jamás, jamás Carmena, ¡uy!
me he equivocado de guion. Las lágrimas de cocodrilo auténticas, son africanas.
Las de Venezuela son de caimán…—le rectifico Pedro a Albert.
— De lo que sean, lo cierto que
hacen llorar y para la cebolleta mejor que la viagra. No sé si era la cebolla,
o las tetas siliconadas de las sudacas, o esos labios de potox inyectado..., la cuestión es que llevaba la cebolleta más
empitonada que un Miura...
—Quieto parado, hay que evitar el
lenguaje sexista y racista, no podemos llamar a los sudacas, sudacas hay que
llamarlos patriotas, ciudadanos venezolanos… —reprochó casi como una orden
Felipe, que para eso era el más viejo de la reunión.
—Intentaré, pero estoy de un
subido…, claro que tampoco me importaría ser tu vicepresidente Soraya…—dijo
mirando descarado las trasparencias de Soraya.
—Lo serás, lo serás, pero disimula,
que no parezca que lo único que te interesan son los sillones.
—Claro, claro que no, me ofendes,
también los millones…
—Moderar el lenguaje —ordenó
Felipe.
—Quería decir opiniones de
ciudadanos venezolanos, que hacen colas del hambre en las calles… mirar esta
foto, de la Valencia, de Venezuela, ya la he subido a Instagram...
—Que torpe, estas colas del
hambre son de Valencia…—le puntualizo Pedro.
—Valencia siempre fue Valencia,
lo serio es ser serio —añadió el gran filósofo Mariano.
—Ya lo he dicho yo, de Valencia…—Insistió
Albert.
—Sí, capullo, de Valencia,
España…—le rectificó Pedro.
—Pues habrá que buscar de
Venezuela, por ejemplo está —dijo Mariano, que se sentía desplazado un tanto
desplazado, pues a su frase nadie había hecho el más mínimo caso.
Todos miraron la foto que
mostraba Mariano con detenimiento. Pedro fue el primero en darse cuenta.
—Esta es la foto de las colas del
hambre de Málaga, me la enseño Alberto...
- Soy Albert, no Alberto. Y yo no
te he enseñado jamás esa foto…
- No, tú no, ombligo del universo.
Me refiero a Alberto Garzón. Me dijo que esto es con lo primero que hay que
acabar en España. Bueno y con los chorizos...—replicó Pedro, que por fin podía
alzar la voz.
—Tanta manía con los chorizos…—protestó
Felipe —si va con el ADN humano.
Dos impresionantes golpes se dieron
sobre la mesa, Soraya con un martillo de juez amenazaba con despertar a los
ratones de la Moncloa, las ratas ya estaban todas en el salón.
—Vamos a lo que vamos, tenemos
que coordinarnos todos, con un objetivo común, salvar a España y a la monarquía,
al menos a nuestros intereses. Hay que hablar de Venezuela, España no existe,
bueno solo Cataluña y ETA. También un pueblo de La Mancha, de Pinarejo, que
quiere la independencia. Nada de hablar de corrupción, Ni paraísos fiscales,
tampoco de los recortes. Único y exclusivo tema de campaña común, de los
partidos constitucionalistas, Venezuela, Venezuela y Venezuela.
—Tengo unas fotografías
impresionantes de los cuerpos represivos en Venezuela, una chica con la cabeza
abierta, un anciano aporreado, a una mujer sin un ojo, a un niño arrestándolo
la policía, a estudiantes que llevan libros en las manos, reprimidos
violentamente por la policía, me los ha dado la mujer de Capriles, que
salvajadas se están cometiendo en Venezuela, salen en todos los periódicos de
la oposición venezolana. —Dijo Rivera mostrando las fotos.
Pedro no pudo menos que romper a
carcajadas.
—Tantas redes sociales de los
nuevos y ¿no te das cuenta que todas esas fotos son de España, el anciano, 27
de septiembre de 2012, la chica de Barcelona durante la huelga del 14 de
noviembre de ese mismo año, el niño arrastrado por la policía, en la ejecución
de un desahucio, los estudiantes con libros en las manos, reprimidos
violentamente por la policía, durante la primavera valenciana…
—¿Y tú cómo sabes todo eso? ¿No
serás un infiltrado? —Preguntó Felipe que estaba muy callado.
—Presidente, me dijiste que
divulgase todas las fotos de la represión del PP, y también que airase los
casos de corrupción…—casi se disculpó Pedro ante Felipe.
—Si hombre, y de los ERES de
Andalucía, yde que tu mujer es socia de una empresa de trabajo esclavista… ¿no?
—replicó con contundencia Soraya, la jefa en la sombra del Ejecutivo.
—Por favor, por favor. A ver,
centrémonos en la campaña, tenemos que volcarnos con Venezuela, como ha dicho
Soraya. Hacer como que nos importa lo que les pasa a los ciudadanos de aquel
país...- Cortó Felipe, viendo que el tema se les escapaba de las manos, al
tiempo que metía mano a un buena locha de ibérico, y vaciaba la copa de Vega Sicilia.
—Está claro que no nos importa un carajo lo que les sucede a los de aquí, a los
españoles, imagina lo que nos importan los sudacas…, perdón, los patriotas
venezolanos..., pero Venezuela es nuestra baza, si hablamos de Venezuela, no se
habla de España y de los problemas de los españoles. Metemos miedo y ya tenemos
cuatro años por delante para seguir mangando y manipulando al personal, si los
tenemos como corderitos…
—Borreguitos, diría yo…—fue a
puntualizar Pedro.
—Felipe —exclamo aireada Soraya,
— seguro que este no es un antisistema infiltrado.
—Tranquila, lo tenemos pillado
por los cataplines con el tema de su mujer, porque además a él le toca hacer de
Cañete, como que es tonto y no se entera de los negocios de su mujer. O sea lo
que se dice “un infanta o un Ana Mato”.
—¡Presi! —Fue a protestar Pedro.
—Tú a callar, en el PSOE, mando
yo.
—Y, y, y, también podemos hablar
de los brasileños, que todos somos humanos y tenemos muchos españoles humanos
en España. .. —de nuevo quiso meter baza Mariano, con intención de ridiculizar
a Pedro, al menos quedar por encima de él, ante una posible candidatura a la
presidencia del gobierno.
—Y un plato es un plato y un
tonto es un tonto, Mariano. Quienes han dado el golpe de estado en Brasil son
los nuestros…—cortó Soraya.
—¿ No jodas, que Franco ha
resucitado y ha dado un golpe de Estado en Brasil? ¡Viva España! Y ¡Arriba
Franco! — Saltó exultante Rajoy y con más disimulo Rivera.
—Madre mía, Madre mía. ¿Te das
cuenta Felipe porque tengo que ser la presidenta? Tonto el uno, tonto el otro,
y el tercero títere tuyo…
—Chisss! que anda por ahí
Fernández Díaz deteniendo títeres y marionetas. ¡Ay Dios mío! que he hecho
apología del terrorismo, he pronunciado una palabra terminada en ETA.
Marioneta…y es que un vaso es un vaso y un plato es un plato…, Dios mío, Dios
mío! Que no esté por ahí Jorgito —dijo intranquilo Mariano, mirando para todos lados,
por si veía aparecer al ministro perseguidor de tuiteros, titiriteros y
protector de nazis y corruptos.
— ¿Tú eres de izquierdas?—Le
preguntó Felipe, con intención de tranquilizarle.
— ¡Dios me libre! – Contestó
Mariano.
—Entonces tranquilo, mi amigacho
Fernández Díaz sólo persigue a izquierdistas y demócratas, — tranquilizó Felipe
a Mariano —y ni tú ni yo somos lo uno ni lo otro.
Pedro se quedó mirando a su jefe,
este se percató y guiñándole el ojo le dijo:
—Tú a seguir mi ejemplo, miras
para otro lado, dices que eres de izquierda y a disimular, que a presidente no
llegarás, pero ya te tengo preparado un puesto en gas natural, con mi amigacho
Pepemari...
—Vamos ver, que las dos horas
pasan y yo tengo que volver a hacer campaña electoral a Venezuela —interrumpió
Naranjito Primo de Rivera.
—Básicamente, debemos centrarnos
en Venezuela. Durante estas semanas la
capital de España es Caracas. De los montajes ya se encargará Inda y Marhuenda.
Que vaya chapuzas están hechos, el último montaje de Inda parecía de niño de
teta…—explicó la jefa del Ejecutivo.
—Soraya, Soraya, no me hables de
tetas que vuelvo para el Caribe y tengo todo el día las tetas pegadas a mis
narices y con la cebolla me crece la…—y a Naranjito se le hacía la boca agua.
—No son necesarios detalles – le
cortó Soraya.
—Pues a mí… —fue a decir Mariano.
—Mejor te callas, no vaya a ser
que comiences diciendo que una cebolla es una cebolla y una zanahoria una polla,
que nos conocemos —le cortó Soraya.
La vicepresidenta, jefe del
Ejecutivo, dio unos informes con los parámetros que debían seguir los tres
partidos durante la campaña electoral. Naranjito fue el primero en marcharse,
pero el hedor a cebolla quedó, el aroma a rancio ya estaba.
Al salir por la puerta se quedó
mirando los manjares que sobre la mesa estaban, regresó sobre sus pasos cogió
un jamón de pata negra, que todavía no había sido empezado y una botella de Vega
Sicilia.
—Para promocionar nuestros
productos en Venezuela.
Y se marchó bebiendo a galillo
una botella de vino que costaba más de 500 euros. El resto de los asistentes a
la reunión secreta, se sentaron alrededor de la mesa para seguir "trabajando".
Es un relato ficticio, los personajes
reales tienen todavía menos gracia y menos ética. Como producto de ficción
nadie debe identificarse con mis personajes, tampoco tienen mi autorización los
personajes reales para parecerse a los que son de mi invención. No sé si me
explico o estoy haciendo un “rajoy”. Estos personajes pertenecen tan sólo a la
calenturienta e indignada cabeza de un parado de larga duración que no cobra
ningún tipo de prestación y que hasta los mismos de aguantar a tanta mafia. Por
tanto lo único que pretendo es provocar alguna risa y darme a conocer entre la gente y vender más libros, aunque algunos al escribir
estas cosas renuncien a hacerlo. Estoy desempleado por culpa de una criminal
ley laboral y no cobro ni un euro de este podrido Régimen, como otros
millones de españoles. Todo por culpa de la mafia.
Texto improvisado en la
habitación de un hospital con el móvil / celular. Los errores que encontréis son
lógicos, ya que no veo bien lo que escribo y el corrector puede dar sorpresas.
©Paco Arenas. Todos los derechos
reservados.
Si queréis saber más de mi
persona visitar la página de Facebook Paco Arenas o el blog : Pisando barro,
soñando palabras
No hay comentarios:
Publicar un comentario