No, no es fácil,
caminar jubiloso e
impasible
pisando la sangre cuajada,
cuando los postreros gritos
retumban en nuestros oídos.
No es fácil,
anhelar la vida pisando surcos
sembrados de cadáveres,
sabiendo que tu sangre riega
esos mismos surcos.
Huyes de enardecidos enemigos,
que te esperan en la Solana.
Caminas, solo caminas
tus miembros no
responden,
la rapidez que precisa la huida.
No es fácil, rezar a Dios,
después de la derrota,
cuando otros levantan los ojos
dando gracias por la victoria.
cuando otros levantan los ojos
dando gracias por la victoria.
que a ti te desangra.
Tal vez,
llegarán nuevas
primaveras
y crezcan verdes trigos,
y ya nadie recuerde,
que cuerpos que soñaron libertad
fueron semilla y abono
de nuevas esperanzas
que están por llegar.
©Paco Arenas
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